Análisis Deponia Doomsday
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Análisis Deponia Doomsday

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Las locas aventuras de Rufus en Deponia continúan con Deponia Doomsday, el último lanzamiento del estudio germano Daedalic Entertainment. Realmente, más que continuar, vuelven a empezar, pues Doomsday es un "reboot" de la historia de la franquicia Deponia, que se cerró con Goodbye Deponia.

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Esta "aventura alternativa" comienza con el protagonista despertándose de un sueño en el que él mismo, en un futuro lejano, salva Deponia haciendo estallar el planeta. Tras levantarse y salir de su casa-globo conoce a McChronicle, un científico del campo del espacio-tiempo, que se vio atraído hasta donde Rufus tenía parado su globo, investigando una serie de anomalías temporales. Cuando el científico se dispone a aparcar su "coche del tiempo", rompe ciertos objetos importantes para la novia del protagonista, Toni, que había dejado allí. El objetivo de Rufus y Toni era abandonar Deponia para ir al Elíseo, una ciudadela situada en los cielos de Deponia, pero el incidente con los enseres de Toni obliga a Rufus y McChronicle a ir hacia atrás en el tiempo y viajar al pasado, justo antes de que los objetos se rompiesen, para evitarlo. Sin embargo, todo se tuerce, y estos dos personajes tendrán que volver en el tiempo en repetidas ocasiones, porque en cada intento surgen nuevos problemas. Viene siendo como si en un videojuego se cargase un punto de control anterior en repetidas ocasiones, pero estos personajes recuerdan qué hicieron en anteriores intentos. Con todo, al bueno de Rufus no le sale nada bien, y por intentarlo que no sea.

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Esta aventura empieza con un sueño de Rufus, en un futuro lejano.

La tónica de viajar en el tiempo es clave en Doomsday, pero se hace algo repetitivo al principio, con demasiados viajes hacia atrás al mismo tiempo y lugar. En este punto, los objetivos son distintos (al encontrarnos con diferentes problemas), pero pese a ello, recorrer los mismos puntos y hablar con los mismos personajes de nuevo, si bien entra en contexto con la historia propuesta, puede cansar un poco y resultar algo monótono. No obstante, este problema se contrarresta con todas las tareas que se nos proponen en cada "vuelta" al pasado, que nos harán estrujarnos la cabeza un poco y pensar cómo seguir avanzando, pues como en otras aventuras gráficas point & click (de la serie Deponia y otros títulos que no tienen nada que ver con Doomsday salvo compartir el mismo género), la dificultad que se nos presenta es resolver los continuos puzzles y problemas que nos encontramos en nuestro camino.

Analizar bien el mapa es esencial para seguir avanzando en la trama de Deponia Doomsday.
Analizar bien el mapa es esencial para seguir avanzando en la trama de Deponia Doomsday.

El juego no tiene diario ni ayuda de cara a saber qué objetos debemos coger, para qué o cómo. El funcionamiento, como en otros títulos similares y los de la propia saga, se basa en mover un cursor por la pantalla, con dos acciones diferentes: clic izquierdo para mover a nuestro personaje por el lugar, interactuar con objetos y personajes y coger objetos para guardarlos en nuestro inventario; y clic derecho para "contemplar" objetos y personajes (Rufus dirá algo sobre ellos, que en algunas ocasiones nos será de ayuda sirviendo como una pista más). En el inventario, se pueden coger objetos y "combinarlos" con otros objetos del inventario, o hacer que interactúen con otros objetos y personajes presentes en el lugar. Con esta base es como se avanza por el juego, resolviendo todos los acertijos de este tipo. La única pista gráfica que tenemos, obviando el contexto de la historia y lo que puedan decirnos los personajes, la lógica y nuestro instinto, es pulsar la rueda del ratón para revelar en pantalla todos los objetos y personajes del lugar con quienes podemos interactuar, para no tener que andar pasando el ratón por toda la pantalla.

Un ejemplo de estos "acertijos": en uno de los regresos temporales del principio, Rufus necesita un arma que tiene un personaje, que no se la da hasta que el protagonista le enseñe una licencia de caza. Casualmente, hay una especie de competición donde el premio es una licencia de caza, pero a Rufus le falta alguien contra quien jugar. En el lugar hay un niño, pero no puede jugar contra él porque la competición es sólo para mayores, así que Rufus decide ponerle una barba. Para pegársela, consigue por ahí un grifo que le acopla a un panal de abejas, impregna la barba de miel y se la pega en la cara. El niño se hace pasar por mayor y ya puede jugar contra Rufus, quien consigue la licencia de caza al ganarle (este minijuego es uno de los varios que tiene Doomsday como jugables) y, posteriormente, el arma… a la cual le falta munición. La pólvora se obtiene de un cohete que debemos coger y posteriormente cortar con un trozo de cristal que conseguimos anteriormente; se usa chatarra como munición y, por último, hace falta una escobilla para cargarla. Hay una orquesta que tiene una escobilla para limpiar una botella que utiliza uno de los músicos, pero cada vez que Rufus se acerca a la orquesta, dejan de tocar (la escobilla no se usa cuando tocan, pero cuando dejan de tocar, la usan y Rufus se queda sin poder cogerla). Hay un señor cerca al que le molesta la música, razón por la cual (según nos cuentan) dejan de tocar. Para ello, nuestro protagonista improvisa unos auriculares protectores que se fabrican con un aro de sujección y dos rodajas de patata. La patata está en un asador, muy caliente, y Rufus debe enfriarla. Hay una máquina de hielo, que realmente es un robot, pero necesitamos dos módulos para que funcione, los cuales son premios en una competición de tiro a la diana en un bar.

Todo se tuerce en Deponia cuando Rufus anda cerca.
Todo se tuerce en Deponia cuando Rufus anda cerca.

En un viaje anterior, Rufus también necesitó el hielo y la patata, aunque para algo diferente. Pero en esta ocasión, la suerte no le acompaña, y siempre que intenta darle a la diana falla. Es ahora cuando probamos a usar una cerbatana de la cual nos hablaron previamente. Para que nos la fabriquen necesitamos una pajita, un dardo (el de la diana), y veneno de abejas. El niño con la barba sigue teniéndola, y llena de miel, por lo que si liberamos a las abejas se le pegarán a la barba. Ahora debemos “afeitar” al niño, para lo cual le pedimos una cuchilla a un tipo que necesita afeitarse las piernas (una historia larga e hilarante la de este señor -o señora-). Cuando las abejas salieron, por un cajón que abrimos, nos dejan acceso a coger su cera, que le damos a este buen hombre para que se afeite las piernas, y posteriormente conseguimos su máquina depiladora, con la que afeitamos al niño, le quitamos la barba y nos hacemos con una abeja. Ahora ya podemos conseguir la cerbatana, con la que disparamos a la diana, pero nuevamente la suerte no acompaña a Rufus (o sí) y rebota, pero le da al dueño del bar, que se desmaya por culpa del dardo impregnado de veneno. El protagonista aprovecha para coger los módulos que se le darían al ganador de la competición de dardos, y los coloca en la máquina de hielo, que se vuelve loca (aquí tenemos un puzzle). Al conseguir establecerla en el modo correcto, como dispensadora de hielo, ponemos un vaso y hacemos que nos dé hielo. Ponemos el hielo en una barbacoa (debemos alejarnos de ella, pues las barbacoas y luces se apagan cuando Rufus se acerca a ellas), y el hielo se vuelve agua, con la que conseguimos enfriar la patata. Le quitamos el aluminio que la envuelve, la partimos en dos con una máquina contigua a donde estaba cocinándose, juntamos las dos partes con el aro de sujección, y le damos los auriculares aislantes al señor molesto con la música de la orquesta para que puedan volver a tocar y podamos conseguir la escobilla con la que cargar la pólvora y munición en el arma, para así poder seguir con los acontecimientos pertinentes.

Todo esto es un ejemplo de uno de los problemas que se nos presentan, y el juego es así: acertijo tras acertijo, problema tras problema, hay que hacer una serie de cosas y conseguir una serie de objetos con los que poder seguir avanzando.

El juego cuenta con algunos minijuegos y puzzles, que se pueden saltar si queremos.
El juego cuenta con algunos minijuegos y puzzles, que se pueden saltar si queremos.

Tenemos que pensar qué puede encajar con qué o quién, examinar todas las posibilidades e investigar minuciosamente todos los lugares. Lugares de los que se puede destacar el buen trabajo artístico del estudio en la creación de todos los escenarios. Están bien cuidados, hasta el detalle más profundo, con muchos elementos representados en pantalla. Un detalle que quizás podría haber sido mejor cuidado son los movimientos faciales de los personajes. En un juego de este tipo no son como en otros títulos, pero se podrían haber añadido otros gestos que guardasen mayor contexto con cada situación.

Los escenarios de Deponia Doomsday están muy bien hechos.
Los escenarios de Deponia Doomsday están muy bien hechos.

Conclusiones

La apuesta de Daedalic con Deponia Doomsday ha sido la de crear una historia alternativa a la desarrollada en lanzamientos anteriores. En esta ocasión, el Rufus de toda la vida llega al Elíseo jugando con un nuevo concepto, el de los saltos y viajes en el tiempo, que el protagonista usará a su favor para conseguir su objetivo y solucionar varios problemas que se le presentan por el camino.

Esta fórmula ha hecho posible lanzar un nuevo Deponia (con Goodbye Deponia, el título anterior, la historia había quedado cerrada), pero no ha alcanzado en todos los aspectos el nivel que cabría esperar, como el de anteriores lanzamientos. En algunos momentos (principalmente al principio), los viajes a momentos pasados se hacen algo cansinos. Además, aunque Rufus sigue teniendo su "chispa", sus "bromas" no son tan originales como en los anteriores títulos que protagonizó.

En definitiva, Doomsday es un juego más de la serie Deponia, recomendable para toda aquella gente seguidora de esta saga y de las aventuras gráficas en general. Pese a esos pequeños problemas que guarda, sigue teniendo lo que necesita para hacernos disfrutar de una nueva aventura en el universo Deponia.

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Redactado por:

Redactor en Areajugones, jugador en PC y estudiante de telecomunicaciones. Tampoco le hago ascos a programar scripts para GTA V o pensar en proyectos que hacer con Arduino o cualquier otro soporte interesante.