El Cordyceps es un hongo parásito que se dio a conocer hace tiempo sobre todo a raíz de cuanto plantea The Last of Us: una infección en humanos que los acaba convirtiendo en una especie de zombis. Obviamente, incluso con el Cordyceps existiendo en la vida real eso es algo que no ha ocurrido y que no tiene pinta de que vaya a ocurrir jamás (esperemos). Habitualmente, esta clase de infecciones se encuentra limitada a insectos, como la del hongo Gibellula en arañas.
Dejando a un lado al Cordyceps, resulta que ahora podemos hablar del hongo Gibellula, que debe su nombre al profesor Giuseppe Gibelli (1831-1898). Lo cierto es que ambos hongos son tremendamente parecidos en cuanto a su función y efecto, pero por el motivo que sea el Gibellula es un hongo que afecta de manera muy notable a arañas. A continuación os dejo con un par de imágenes muy desagradable para que podáis apreciar cómo deja el Gibellula a una araña después de una infección completa:
Como podéis comprobar, en tomar control de la araña, el hongo Gibellula acaba transformando por completo el aspecto de la misma. Para algunos es una modificación que acaba dejando una criatura que incluso puede considerarse bella desde un punto de vista puramente estético. Para otros, como un servidor, el resultado final de la infección deja un monstruo horrible que no querría enfrentar ni en un videojuego del calibre de Bloodborne.
Por otro lado, lo más curioso de lo que ocurre cuando una araña se ve infectada por el Gibellula su comportamiento se ve alterado en la etapa final de su vida. Mientras que con el Cordyceps lo que ocurre es que el hongo fuerza al insecto parasitado a postrarse sobre una planta mediante lo que facilitar la liberación de esporas, el Gibellula lleva a la araña a situarse en la parte posterior de una hoja, supuestamente para protegerse de posible lluvia, ocultarse y liberar esporas sobre otro potencial huesped que pueda no esperar este 'ataque sorpresa'.
Lo que queda claro también con estas observaciones es que, en cualquier caso, la toma de control del cuerpo del huesped no es algo que ocurre como plantea The Last of Us. Mientras que en el videojuego el humano controlado se convierte en un zombi a largo plazo que acaba reaccionando de forma violenta contra otros no infectados, la realidad de la posesión del hongo es que simplemente se aprovecha del cuerpo del insecto para seguir expandiéndose, en particular durante la etapa final de la vida del infectado.
Por otro lado, también vale mencionar que pese a la información y observación que se posee respecto al hongo Gibellula, este es uno extremadamente raro de encontrar. De hecho, acorde a cuanto recoge el medio The Times, recientemente se ha podido dar con la presencia del hongo Gibellula en Escocia. Esta no es la primera vez que se localiza al hongo parásito en dicha región, no obstante, a su vez ha sido hallado tan solo en 10 ocasiones durante los últimos 70 años. Es decir, es un hongo que pese a sus efectos, no parece liberarse con un grado de asiduidad demasiado elevado.
Y esto es todo cuanto debéis saber acerca del hongo Gibellula, otro más que invita a pensar en que la catástrofe que ocurre en The Last of Us no es tanta fantasía como creemos. La duda que tengo ahora es si el hecho de que actualmente se esté hablando del hongo Gibellula invitará a alguien a crear una variante de The Last of Us en la que la humanidad deba enfrentarse a una serie de arañas gigantescas mutadas con toda clase de variaciones estéticas derivadas también de un hongo. Honestamente, puedo vivir sin un videojuego así.
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