Hace poco más de un año The Last Guardian estaba en paradero desconocido y más cerca del precipicio y su cancelación, que de la salvación y su llegada a las tiendas; ahora lo hemos jugado por muy increíble que nos siga pareciendo. Hemos estado al mando con una demo de unos 30 minutos que, suponemos, corresponden a los instantes iniciales de la nueva obra de Fumito Ueda, y estas son nuestras impresiones.
Desde el primer momento se pone un énfasis total en la relación de los que están llamados a ser los dos personajes principales de la obra, Trico y el niño al que controlamos, del que aún desconocemos el nombre. Tras una artística presentación del animal mediante imágenes similares a grabados, entramos en escena despertando de un sueño junto a Trico. Lo hacemos, además, cubierto de unos tatuajes que prometen ser una de los grandes misterios de la aventura; Trico está herido y, aunque no es amistoso con nosotros, tendremos que hacer lo necesario por ayudarle y ganarnos su confianza, es en estos primeros instantes cuando comienza a construirse la relación capital entre estos dos personajes.
No nos ha dado tiempo a jugar demasiado, la demo ha acabado mucho antes de lo que nos hubiese gustado, pero las impresiones en la media hora que hemos estado al mando son sensacionales en cuanto a esta relación. Impone mucho manejar al niño, dar media vuelta y ver como una gigante bestia te está siguiendo, sus actos os sacarán alguna sonrisa desde el primer momento, la conexión sentimental desde el minuto uno es rotundamente eficaz.
Uno de los puntos más acertados, y muy recurrentes en los juegos de Ueda, es la construcción de la relación entre personajes y el argumento mediante la jugabilidad. Eso está presente en todo momento, nos interesa tanto Trico porque le necesitamos para avanzar y desde el primer momento somos nosotros, como jugadores, los que le ayudamos con sus heridas, no es una cinemática la que nos enseña cómo le curamos, que haberlas haylas, pero su conexión con las escenas gameplay es tan buena que apenas se diferencia el corte entre cinemática y gameplay. Volviendo a la construcción de la relación entre personajes es algo que sencillamente nos ha enamorado, no podemos esperar a ver cómo avanza esta historia y estos personajes, que por lo que hemos podido jugar no están para nada exentos de incógnitas interesantes que no podemos esperar a resolver.
Hemos tomado el mando incrédulos, pulsado el botón de inicio y nada más nos han dejado manejar al personaje han venido a nuestra mente dos juegos que marcaron el inicio y el final de PlayStation 2: ICO y Shadow of the Colossus. Es cierto, viendo el juego desde fuera ya da la sensación de que es muy similar a ambos: vamos acompañados, como en ICO, y hay grandes bestias, como en Shadow of the Colossus. Sin embargo, no ha sido hasta que no lo hemos jugado cuando hemos comprendido hasta donde llega la relación con ambos juegos.
El personaje se mueve de forma muy similar al de los anteriores títulos, y los controles son prácticamente idénticos a los de Shadow of the Colossus, y eso incluye el intricado sistema de escalada que resultaba en ocasiones tan desafiante en el último juego del Team ICO, eso sí sin el medidor de estamina que determinaba cuanto tiempo podíamos estar agarrados, la pantalla en The Last Guardian es totalmente limpia y no hay HUD alguno.
El inicio, cuando quitamos las estacas a Trico os recordará inevitablemente a cuando trepabais por un coloso hasta encontrar su punto débil, donde clavar la espada. Aquí en vez de clavar, sacamos esa estaca en una especie de justicia poética que nos hace redimirnos por aquellos 16 colosos que cayeron ante nosotros.
En ese sentido el control, y específicamente la escalada con aquel sistema en el que había que dejar mantenido un botón para que nuestro personaje se agarrase mientras que saltábamos y trepábamos con otros se mantiene, haciendo del plataformeo algo esencial pero no extremadamente fácil como en el de gran cantidad de juegos que incorporan mecánicas de parkour con las que presionas un botón para superar cualquier obstáculo, The Last Guardian es más que eso, pero al no necesitar ser desafiante como los colosos, el control se facilita respecto a Shadow of the Colossus.
En cuanto a su relación con ICO, es obvio que esta se encuentra en lo similar que pueden llegar a resultar Yorda y Trico, aunque sean evidentemente muy distintos. Ambos son nuestros compañeros de aventuras, ambos nos ayudan a avanzar en algunas ocasiones y a ambos debemos facilitarles el paso cuando no pueden continuar. Por lo tanto, nos acompañan siempre y aunque, en ciertos momentos, hemos estado solos durante la demo de The Last Guardian, no ha sido más que para asegurarnos de encontrar la manera de continuar, como un equipo. Por ejemplo, llegados a un punto nos hacemos paso hasta una pequeña charca, a Trico le da miedo el agua, pero necesitamos subirnos en él para continuar avanzando, queda en nosotros encontrar la forma de facilitar el paso al animal, estos pequeños puzles prometen ser constantes a lo largo de la aventura.
Si por algo se reconoce a Fumito Ueda es por ser el padre de lo que denominó como diseño por sustracción, una forma de hacer videojuegos que consiste en pulir la obra a lo más esencial eliminando todo aquello superfluo y que, por tanto, no es necesario, sino prescindible. The Last Guardian es un abanderado más de esta forma de hacer videojuegos.
Este tipo de diseño acerca muchísimo el videojuego al arte, si bien cualquier juego al igual que cualquier pintura puede ser representativo, son los títulos como este muy sustentados en una jugabilidad muy pura, los que más hacen por conseguir ese adjetivo que muchos títulos buscan: “artístico”. Esto se apoya en el apartado gráfico que, aunque no espectacular, es muy efectivo en términos precisamente artísticos.
Una de las críticas que ha recibido el juego es que, por su aspecto visual, está más cercano de ser un juego de PlayStation 3 que de PlayStation 4, tal vez sí pudiese verse en la consola del antiguo ciclo de Sony, sin embargo, también cuenta con algunos detalles a tener en cuenta a nivel técnico que pudieran no haber funcionado del todo bien en PlayStation 3, elementos como el plumaje de Trico están muy conseguidos, así como el agua y sus salpicaduras. Hemos notado que el juego se resiente en cuanto al número de frames por segundo, pero hay que recordar que el juego sigue en desarrollo por lo que hay tiempo para terminar de pulir esos detalles aún irregulares. Lo importante es que el diseño del juego es genial y funciona, y su poderío artístico a nivel visual salta a la vista hasta en la cueva en la que se ha desarrollado la demo, a pesar de no ser tan potente gráficamente como otros juegos.
Por lo pronto hemos quedado muy satisfechos con el trabajo que está haciendo Team ICO, The Last Guardian es un juego único que recuerda irremediablemente a los anteriores títulos del estudio, y eso, sabiendo que esos juegos son ICO y Shadow of the Colossus, esta es una magnífica noticia. Lo mejor que podemos decir es que a pesar de que han sido muchos años, la espera habrá valido la pena cuando The Last Guardian se ponga a la venta el próximo 25 de octubre en PlayStation 4.
CONTENIDO RELACIONADO
Investigamos el precio de venta de los productos del 30 aniversario de PlayStation en el mercado de segunda mano para aquellos que estén dispuestos a adquirirlo de cualquier forma
En un año repleto de joyas, la obra maestra de Game Science se ha coronado como mejor juego del año
Un popular usuario que aparenta tener información sobre los proyectos de PlayStation ha hablado de ello en redes sociales
Prince of Persia: The Lost Crown es uno de los videojuegos más infravalorados del año
Los desarrolladores se centran plenamente en la última entrega
Se trata de uno de los juegos más exitosos y vendidos del presente 2024