Hace unos cuantos meses que Fatshark hacía pública la existencia de Warhammer: Vermintide II, la secuela del popular videojuego cooperativo que llegaba al mercado hace ya unos años. A pesar de que por el momento la información que los responsables del juego han dado acerca del mismo no es demasiado extensa, el título tiene prevista su llegada a lo largo del presente año 2018, y es por ello que el estado del desarrollo ya permite contar con una versión beta.
Y precisamente nosotros hemos tenido la ocasión de echarle el guante a una de estas versiones, correspondiente a un estado aún temprano del desarrollo pero que nos permite disfrutar de Warhammer: Vermintide II en acción por fin. Como ya os comentamos, la versión que hemos disfrutado es una beta en la que apenas hemos podido disfrutar un pequeño fragmento de lo que el juego ofrece. Sin embargo, este pequeño bocado ha sido suficiente para dejarnos entrever algunas de las claves de este esperado título multijugador. ¿Queréis saber qué nos espera con Warhammer: Vermintide II? Pues acompañadnos en nuestras primeras impresiones de la obra de Fatshark.
Warhammer: End Times - Vermintide ya fue todo un éxito en su momento. A pesar de que la obra de Fatshark llegaba al mercado sin hacer demasiado ruido, la comunidad de PC no tardó en hacerle un hueco entre los más jugados y, de esta forma, logró encandilar a miles de fans que, aún a día de hoy, hacen una tarea sencilla encontrar partida. Tras este éxito inicial el juego desembarcó también en consolas y así llegaba a miles de usuarios alrededor de todo el mundo. Para esta secuela, Fatshark no ha querido arriesgar y vuelve a ofrecer una experiencia similar a la que vivimos hace unos años.
Warhammer: Vermintide II, por lo que hemos podido probar, es un título que no reinventa la rueda, no llega para revolucionar esta franquicia sino para hacer evolucionar la fórmula del éxito con la que Fatshark daba en la primera entrega. Volvemos a encontrarnos ante un juego enfocado al cooperativo en el que cada jugador escoge a un personaje con habilidades y atributos marcadamente diferentes a los del resto, de forma que en las peleas los usuarios juegan diferentes papeles o roles.
En cuanto al combate como tal, al igual que en la primera entrega, nos encontramos con una vista en primera persona que permite ver con claridad tanto el terreno de combate como el enemigo (incluso la parte del enemigo) a la que estamos atacando con las diferentes armas que portan los protagonistas. A través de esta versión que hemos jugado, hemos podido probar a varios personajes diferentes que, por una parte, han podido mostrarnos que el juego no ha perdido ni un ápice de la acción que caracterizaba a su precuela. Sin embargo, hemos echado en falta novedades importantes a nivel de mecánicas o armas, ya que todo parece más un Warhammer: Vermintide 1.5 que una secuela real.
Pero no absolutamente todo es conservador, y es que Warhammer: Vermintide II también incorpora algunas novedades. Lo más destacado que hemos visto es que los personajes ahora cuentan con una habilidad especial que se recarga por cooldown. Por poner un ejemplo, uno de los personajes disponibles en las versiones que hemos probado es capaz de hacerse invisible y moverse por el entorno sin ser detectado para sorprender a los enemigos por la espalda. Este detalle es algo a tener en cuenta puesto que, aunque solo ofrece una pequeña novedad jugable, es capaz de añadir un nuevo factor a tener en cuenta. Lanzar estas habilidades en el momento clave puede ser decisivo a la hora de tener éxito sobreviviendo a una horda de enemigos.
Junto a esto, cabe destacar que el combate se siente más fluido. A pesar de que no me atrevo a descartar que sea simplemente un efecto visual derivado de las mejoras técnicas, creo que ha habido un cambio en la forma en la que los enemigos responden a los ataques que propinamos, lo cual ha hecho mejorar el combate en general, haciéndolo más fluido y consiguiendo una experiencia más satisfactoria.
Y hablando precisamente de los aspectos más técnicos, nos encontramos con que es en este campo donde Warhammer: Vermintide II más ha evolucionado respecto a su precuela. Como es obvio, los años pasan, la tecnología mejora y, por ello, todo el apartado gráfico del juego se siente mejor. La iluminación vuelve a ser excelente, la distancia de dibujado no es nada baja y, en general, visualmente nos encontramos con una obra muy agradable.
Pero más allá de esto, Fatshark ha mejorado notablemente las animaciones de nuestros ataques y el sistema de colisiones para que todos los golpes no solo se vean más realistas, sino que se sientan mucho más contundentes. Cada vez que conseguimos impactar con nuestras armas en el enemigo, podemos sentir el golpe, y esa es una sensación que está muy lograda en esta secuela. Además, como comentaba más arriba, los enemigos responden mucho mejor a nuestros ataques, diferenciando de dónde viene el golpe y haciendo que, visualmente, todo sea mucho más agradable.
En cuanto a los modos de juego, la beta dispone del modo historia y la partida rápida. A través del modo historia vivimos una aventura de la cual, por ahora, no hemos completado demasiado por lo que no podemos hablar. La partida rápida nos permite jugar misiones aleatorias con la ventaja de que, en esta modalidad, la probabilidad de encontrar partida de forma rápida es elevada, evitando los tiempos de espera que sí suceden en el modo historia.
Por su lado, la progresión del personaje no ha variado demasiado y volvemos a poder seleccionar algunos elementos como las armas para cada uno de los personajes. Los objetos se desbloquean como parte del botín que se nos da al completar las misiones y que, dependiendo de algunos factores como los coleccionables encontrados o la dificultad seleccionada, puede ser mejor o peor. En general, tendremos que jugar con una cierta estrategia sacrificando los elementos que no deseemos en pos de obtener mejor equipamiento. Es decir, muy similar a lo visto en Warhammer: End Times - Vermintide.
La beta que hemos podido disfrutar deja muy buen sabor de boca. A nivel de jugabilidad podemos decir que Warhammer: Vermintide II es la evolución esperada y no arriesgada de su precuela, añadiendo algunos elementos nuevos y, sobre todo, puliendo las bases sobre las que se cimentó el éxito de la obra original. Es en el apartado técnico en el que mayor mejora hemos notado y el que más aporta a una mejora de la experiencia final. El trabajo realizado en las animaciones y sistema de colisiones da sus frutos para que Fatshark consiga ofrecer una obra que agrade mucho más a la vista desde el primer momento.
Quedan aún muchas incógnitas acerca del funcionamiento de las diferentes misiones, de los modos de juego que tendremos y de la historia que se esconderá tras todos estos detalles. Pero, por desgracia, lo poco que hemos jugado no es suficiente para desvelar estos secretos. Habrá que esperar a más adelante para descubrir qué nos depara Warhammer: Vermintide II pero, por el momento, presenta una fuerte candidatura para ser el juego cooperativo por excelencia de 2018. Os recordamos que esta obra aterrizará a lo largo del año en PC, PlayStation 4 y Xbox One.
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