One Punch Man
Analizado en Capítulo 2x08
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A pesar de un sorprendente retraso derivado de la emisión del Roland Garros, el octavo episodio de "One Punch Man 2" ya ha visto la luz y, una vez más, nos ha dejado con una clara realidad: los monstruos tienen -por ahora- todo mucho mejor planeado que no los humanos. Asimismo, queda patente la diferencia de poder entre ambas razas, aunque es necesario mencionar que el ritmo del episodio ha llegado a verse un tanto entorpecido por el reiterado uso de los extraños sonidos de los golpes.
Para quitarnos rápidamente de encima la principal piedra del camino, entraremos de pleno tratando un punto que, por momentos, ha llegado incluso a ser molesto: el sonido empleado para representar los golpes. Si bien es cierto que en anteriores ocasiones ya habíamos podido comprobar que el audio utilizado contaba con ciertas 'peculiaridades', esta vez el elevado ritmo del capítulo nos deja con la mayor muestra de ello hasta el momento. Tal es el punto, que en ciertos tramos parece que nos encontramos ante un constante despliegue armamentístico y no de puras artes marciales. Este fenómeno, sobre todo, se destaca en las secuencias más rápidas de golpes, y aunque parece improbable que ocurra, sería de agraceder que en futuros enfrentamientos no se dependiera tanto de unos sonidos tan 'únicos'.
Pasando a otros puntos de mayor luz, resultan interesantes los diversos enfoques de la figura del héroe que transcurren durante el presente capítulo. Tal y como podía intuirse vista su contudente derrota ante Saitama, Suiryu no se encuentra ni mucho menos cerca del nivel de poder necesario que supone batir a un monstruo de categoría 'Dragón'. Esto queda plenamente claro durante su 'combate' con Goketsu, el cual no tiene la más mínima dificultad no solo para batirle, sino para dejar a este como una criatura indefensa ante la obvia diferencia de nivel de ambos. Aquí es, precisamente, donde sale a relucir la icónica figura del héroe, con Snek y Lightning Max uniendo fuerzas junto a Suiryu y posteriormente enfrentando a Goketsu por tal de que el joven luchador pueda huir -sin éxito-.
El propio Suiryu, asimismo, nos deja con una reflexión a modo metáfora sobre la luz que representan los héroes en plena oscuridad. Y es que, a pesar de la banal clasificación llevada a cabo por la Asociación de Héroes, lo que verdaderamente representa a tal figura no es la cantidad de monstruos que uno pueda derrotar, sino el ser capaz de sacrificarse en pos de los necesitados -como bien hacen Snek y Lightning Max-. Por si esta característica no fuera ya una de las facetas más positivas que hemos visto del rostro del héroe en al segunda temporada, Saitama logra ofrecer todavía una más: extender la mano siempre que alguien pida ayuda. Si por algo se ha glorificado tanto la figura de nuestro protagonista no es solo por la curiosa cotidianeidad que acompaña a su persona en prácticamente todo momento, sino porque, pese a eso, sabe cargar a la perfección con el peso de ser la esperanza de la sociedad.
Hay que destacar, similarmente, que de igual forma que este capítulo ocho de "One Punch Man 2" logra ensalzar la figura del héroe tras varios puntapiés a la misma, es esta vez la humanidad aquella que más mal parada acaba saliendo. La presencia de Goketsu y sus células de monstruo acentúan un punto que ya se venía viendo: los monstruos son generalmente superiores a los humanos. No obstante, la fragilidad de la especie no se manifiesta de la forma más clara posible a través de su inferioridad física, sino debido a la flaqueza de sus convicciones. A raíz de la imposibilidad de derrotar a los monstruos que surgían ante ellos, pocos son los competidores que dudan a la hora de ingestar los compuestos que cambiarán para siempre su ser. Este caso se da de especial forma en Bakuzan, el cual pasa de buscar convertirse en la criatura más poderosa del planeta a base de diversas células de monstruo, a tirar definitivamente la toalla una vez que comprueba la superioridad de Goketsu -todo ello, cabe destacar, en apenas unas cuantas escenas-.
A modo general este octavo episodio pasa bien por el paladar del espectador, aunque dejando la constante sensación de que podría llevarse prácticamente todo un paso más allá. Al fin y al cabo, los 20 minutos de esta semana se encuentran realmente plagados de acción, y solo en momentos puntuales -como la confirmación de la transformación de Bakuzan- nos dejan con secuencias de alto nivel. El resto, en su mayor parte, se desarrolla de una forma salvable, aunque sufre por momentos debido a la expuesta razón del audio en los golpes. En última instancia, nos quedamos con un buen sabor de boca, pero esperando a que en algún momento desde J.C. Staff consigan sacar partido de la alta carga de animación que parece va a seguir para facilitarnos alguna que otra muestra que logre despuntar.
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