Dragon Ball Super: Broly
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La espera casi ha terminado. "Dragon Ball Super: Broly" está a punto de llegar a España. Tras arrasar en Japón, Sudamérica y Estados Unidos donde se ha convertido en el tercer mejor estreno animado de la historia del país, la película llega a nuestras fronteras creando la máxima expectación posible. Pero tranquilos esta película no le tiene miedo a las alturas y sabe cómo responder todos esos deseos y esperanzas.
Desde que Broly apareció por primera vez en 1993 en la cinta, "Dragon Ball Z: Estalla el duelo", el Super Saiyan Legendario se convirtió en uno de los personajes favoritos de los fans. La falta de más apariciones después de su trilogía provocó que cayese un poco en el olvido y que ni siquiera formase parte de la historia oficial de la franquicia.
"Dragon Ball Super: Broly" acaba con el culebrón. Toei Animation pone el canon sobre la mesa y lo hace de la mejor forma posible; con la participación de Akira Toriyama -más implicado que nunca-, y el sello de algunos de los mejores animadores de la industria. Tatsuya Nagamine conocido por algunos de los mejores episodios de la propia "Dragon Ball", hace de timonel para la locura técnica de Naohiro Shintani, y la primavera artística de Ogura Kazuo.
La impronta de One Piece en el metraje es más que evidente, y aunque el resultado final no termina siendo una traslación literal de la estética de esa franquicia al universo de Toriyama, la mezcla resulta en un festival de animación nunca antes visto en la saga. Y es que sí, aunque tras todos los adelantos de Toei ya no quedaba ninguna duda, "Dragon Ball Super: Broly" es la entrega más espectacular a nivel visual de la marca.
La película comienza a fuego lento, haciendo valer el sentimiento de nostalgia latente en una historia emblemática dentro del canon de la saga. La primera media hora no cuenta casi nada nuevo que no se conozca ya. Viajamos al Planeta Vegeta donde revivimos todo lo acontecido; desde el día que Freezer tomó el relevo de su padre y se convirtió en emperador, hasta su destrucción del planeta.
Regresar a la misma trama era una decisión arriesgada, sí pero Nagamine lo resuelve con habilidad . Esta vez podemos apreciar más detalles de la vida de los Saiyans en el planeta. El guión es el de siempre; el Rey Vegeta decide exiliar a Broly ya que su poder puede hacer sombra al de su hijo. Su padre Paragus decide ir en su búsqueda y acaba criando a su hijo en un planeta lleno de peligros con solo una idea: alcanzar la venganza y eliminar al príncipe Vegeta.
La forma en la que el director vuelve a narrar esta conocida historia es sencillamente mágica. Toei sabe que los Saiyans tienen conquistado el corazón de los fans y han sabido cómo tocar la tecla para devolver al espectador a una época pasada. Destacan los pequeños guiños que se realiza la trama sobre a las infancias de algunos de los personajes. Algo que apela a ese componente emocional tan presente en los primeros compases de la cinta.
Tras ese fanservice melancólico, pero bien medido, la película entra en su segundo acto; Una transición que conecta a Broly con Goku y Vegeta. Por medio de Freezer y de Cheelai la historia nos lleva rápidamente a la acción, uno de los puntos más fuertes de la película. El hilo argumental no se recrea en pausas innecesarias, sabe en todo momento de dónde parte y hacia dónde quiere llegar. En esta parte conocemos un poco más a Broly, de lo que luego hablaremos, y se nos lleva directo a la gran batalla entre los Saiyans.
El enfrentamiento entre Goku, Vegeta y Broly es simplemente espectacular. La animación y el acompañamiento musical están recreadas con una delicadeza asombrosa. Cuando ambos elementos entran en contacto se produce la magia. Nace una batalla que se quedará en las retinas de los espectadores. Vegeta y Goku lucen sus transformaciones de forma exquisita y el poder del Super Saiyan Legendario se plasma en pantalla con una coherencia reseñable teniendo en cuenta el historial de la franquicia.
Pero sin duda, el gran clímax es la aparición de Gogeta. Una entrada triunfal que pasará a la historia de la saga. Tanto por la ejecución de la fusión -trufada de referencias a la serie- como por el aura que desprende la transformación. El carisma del personaje cumple con las expectativas de los fans, y aporta una nueva forma de entender al personaje. Gogeta sigue siendo el mismo de siempre, pero su fragancia ha cambiado por completo.
El resultado final es una pelea larga, intensa y que nos recuerda por qué nos gusta tanto "Dragon Ball", ese sentimiento inexplicable que nos producen sus grandes escenas de acción. Todo esto sin una gota de sangre -habitual en las producciones de la saga-, algo que quizás no guste a algunos seguidores pero que la película no echa en falta en ningún momento. Y es que "Dragon Ball Super: Broly" es mucho más que su acción.
"Dragon Ball Super: Broly" también son sus personajes. Por fin se hace una presentación lógica y sentida de la relación entre Broly y Paragus. Nos olvidamos de ese guerrero sin sentimientos, continuamente fuera de control y carente de profundidad que apelaba al maniqueísmo de la franquicia, y abrazamos a un guerrero con profundidad. También hay que olvidar a ese padre villano que quiere ser el más fuerte del universo y que para ello utiliza a su hijo.
Por suerte tanto Broly como Paragus tienen mucha más entidad que en anteriores ocasiones. El hijo sigue teniendo que ser controlado por un collar, pero también se muestra su parte más humana. Tiene sentimientos, ha vivido fuera de la sociedad toda su vida, no sabe cómo adaptarse, y nunca ha decidido nada sin la ayuda de su padre.
Paragus por su parte es cierto que continúa usando a su hijo, pero por una razón mucho más entendible. Ya no desea ser el más fuerte del mundo sino que anhela conseguir la venganza matando a Vegeta. Ese sentimiento comprensible logra generar empatía. Todos los minutos de la infancia de Broly en pantalla son una auténtica delicia, enseñándonos que a este personaje se le puede sacar mucho más partido que simplemente sea un monstruo que enloquece con los llantos de Goku.
Nos cuesta mucho encontrar puntos flacos a la película. Si bien es cierto que algunos pueden pensar que hay toques de humor que sobran, no son más que los que la franquicia de Toriyama nos tiene acostumbrados. Uno de nuestros miedos previos era la forma en la que iban a conectar los diferentes personajes, pero la presencia en pantalla de los tres saiyans y Freezer no chirría en ningún momento y los cuatro se aportan mutuamente para el deleite de los espectadores.
Broly ha venido para quedarse y quién sabe si en un futuro el personaje tendrá importancia en el universo de "Dragon Ball Super". La película ha sembrado la semilla para que esto se produzca y la sensación que tuvimos al ver el final de la película fue de "Bienvenido al mundo Dragon Ball, Broly".
"Dragon Ball Super: Broly" es la película que el personaje pedía desde hace muchos años. Y no solo eso, es lo que los fans esperaban tras dos cintas que básicamente eran resúmenes de los primeros capítulos de "Dragon Ball Super". Goku, Vegeta, Freezer y por supuesto Broly. No necesitamos nada más. Simplemente a partir del 1 de febrero vayan al cine más cercano, siéntense y disfruten de la que puede ser la mejor película de la franquicia.