Hace ya casi 15 años que el wéstern de la franquicia Desperados desaparecía por completo de nuestras consolas dejando a la marca en una pausa eterna que muchos fans creían que no acabaría nunca. Y así fue hasta que hace unos años THQ Nordic adquirió la marca y dio la oportunidad a Mimimi Studios de comenzar de nuevo a explotar la IP a través de Desperados III, una nueva entrega que recoge el testigo del clásico juego de táctica en tiempo real.
Ahora, en pleno 2020, Desperados regresa con una tercera entrega que se aleja de las innovaciones y cambios de Desperados II para continuar construyendo sobre la base del Desperados original. Pero, ¿consigue adaptarse la franquicia al paso del tiempo manteniendo su esencia y resultando, sobre todo, un buen videojuego? Si queréis descubrir la respuesta, acompañadnos en nuestro análisis de Desperados III.
Siguiendo la estela de un clásico
Lo primero que debemos tener claro cuando entramos en Desperados III es que no es un juego de acción ni de tiros. Mimimi Studios se aleja de la representación clásica del wéstern lleno de tiroteos y acción para situarnos en un escenario que, en sus propuestas jugables, es muy similar al Desperados original. Un sistema de combate táctico, vista isométrica y un enfoque que premia jugar con cabeza y sigilo en lugar de con el gatillo suelto son los pilares del apartado jugable de Desperados III.
Sin embargo, si tenemos que buscar un videojuego con el que compararlo, ese es sin duda Shadow Tactics: Blades of the Shogun. Esta es la anterior obra de Mimimi Studios y las mecánicas se han adaptado de una forma prácticamente exacta, de manera que si habéis jugado a este videojuego, Desperados III os resultará tremendamente familiar.
Desperados III es un juego táctico con enfoque en el sigilo. Esto significa que el videojuego nos obliga en todo momento a pensar bien en nuestras acciones y en sus repercusiones en los enemigos y aliados. Sacando provecho del entorno y de las habilidades de nuestros personajes y teniendo la posibilidad de detener el tiempo para encadenar movimientos, nuestro objetivo es elaborar un plan maestro que nos permita completar los objetivos de las misiones (que suelen ser acabar con un objetivo concreto) de la manera más eficiente posible.
Algo que destaca en lo jugable es que Desperados III consigue ofrecer bastante libertad al jugador para que busque su propio camino en esta carrera por el asesinato dentro del wéstern. Si bien los objetivos son fijos y normalmente hay una sola manera de completarlos (sea matando a un personaje o volando algo por los aires), las posibilidades para llegar a dichas situaciones es enorme. Las habilidades de los diferentes personajes que manejamos, combinaciones de las mismas y las maneras de aprovecharse del entorno dan lugar a situaciones únicas en donde nosotros, como jugadores, damos con una solución de entre muchas a cada problema.
Esto hace de Desperados III un videojuego que, jugablemente, resulta increíblemente divertido y satisfactorio. Hace que realmente nos lleguemos a sentir como genios detrás de un plan maestro que ha salido tal y como queremos. Además, el guardado rápido (que desde el principio se nos presenta como un elemento clave) permite que el fracaso sea prácticamente insignificante. Podemos planear cualquier locura que se nos ocurra y llevarla a cabo sin temer por repetir niveles enteros ni perder tiempo.
La exploración también juega un papel más importante en Desperados III con la introducción de las llamadas zonas civiles. En estas podemos movernos con libertad total como si fuéramos ciudadanos cualquiera (siempre y cuando no ataquemos a nadie ni actuemos de forma sospechosa) para tratar de explorar las posibilidades que ofrece el mapa. Son muchos los secretos que de esta forma se ocultan en Desperados III y que, como ya ocurría en Shadow Tactics, favorecen la rejugabilidad para explorar estrategias alternativas.
Tal vez uno de los pocos peros que se puedan poner a Desperados III sea que el manejo de la cámara, que ya resultaba algo molesto en Shadow Tactics, no se ha mejorado. Pese a que con el paso del tiempo vamos acostumbrándonos, la cámara completamente libre resulta, cuando jugamos en tiempo real, a veces un inconveniente que hace que perdamos más información de la que encontramos.
De camino al comienzo
Desde el punto de vista narrativo, Desperados III es una precuela del juego original que nos presenta la relación entre algunos de los personajes más icónicos de Desperados. Pese a ello, el juego incluye también varios personajes nuevos (tanto en forma de enemigos como de personajes jugables) y nos permite encariñarnos con todos ellos.
Desperados III crea un Salvaje Oeste que mezcla los tópicos del género con algunos elementos más modernos para crear personajes carismáticos y una historia que, si bien no reinventa la rueda, resulta más que interesante. Una excusa que funciona sobradamente bien para enfocarnos en lo que Desperados III quiere enfocarnos: el sigilo y el combate táctico.
Cabe destacar que, pese a utilizar los tópicos del wéstern, Desperados III consigue tener una importante personalidad propia utilizando elementos sobrenaturales como vudú. Estos elementos sirven para dar un toque de misticismo a la narrativa, para hacer que gane en personalidad y para sentar las bases de algunas oportunidades jugables únicas. Todo un acierto por parte de Mimimi Studios.
Algo que resulta importante remarcar en Desperados III es que el videojuego, por su condición de precuela, es capaz de resultar igualmente interesante para veteranos de la franquicia y para recién llegados. El conocimiento previo de las anteriores entregas sirve únicamente para conocer cuál ha de ser el final de la obra y para entender ciertas referencias que se hacen, especialmente en algunos diálogos, a eventos posteriores. Más allá de esto, el juego es completamente apto para cualquier tipo de jugador.
Un Salvaje Oeste llamativo en lo visual
En cuanto a lo visual, Desperados III vuelve a adaptar la estética cliché del wéstern para hacerla suya. Pese a que no es un videojuego puntero en lo gráfico y se queda lejos de, por ejemplo, Red Dead Redemption III, lo cierto es que resulta muy agradable a la vista gracias al salto técnico respecto a las primeras entregas de la saga. Estos casi 15 años se notan y Desperados III ofrece un apartado técnico que cumple y que permite que el Salvaje Oeste que nos presenta resulte bastante llamativo.
La variedad de escenarios es uno de los platos fuertes del juego. Desde las diferentes ciudades hasta otros escenarios naturales típicos del wéstern, todos ellos se explotan a nivel visual para que nunca tengamos la sensación de estar jugando en el mismo lugar. El desierto monótono que es el Oeste americano se evita y se representa con toda la variedad posible.
Por otro lado, pese a ser un videojuego mecánicamente complejo con mucha información que mostrar, la interfaz está realmente cuidada y el videojuego se preocupa en todo momento de mostrarnos toda la información necesaria de forma clara y directa en la pantalla. Esto se agradece, y más teniendo en cuenta que el Desperados original resultaba, en ocasiones, un producto tremendamente oscuro y poco accesible en este sentido.
Algo que, sin embargo, sí se echa en falta, es el ir más allá en cuanto a wéstern. El videojuego adapta los tópicos del wéstern en lo visual y en la construcción de algunos personajes, pero se queda ahí. La problemática del género, el colonialismo inherente al mismo y los elementos narrativos más sutiles (como la construcción de estructuras de convivencia de acuerdo al mito fundacional estadounidense en esta nueva frontera) se quedan por el camino y no se hace ni un solo amago de tocarlos. La narrativa se queda en una simple historia y no busca explorar más este entorno, esta epopeya americana que el cine nos ha demostrado que es enormemente rica en mitología y simbolismo.
Conclusiones
Desperados III es un videojuego que, para todos los que hemos jugado y disfrutado de Shadow Tactics: Blades of the Shogun, no resulta una sorpresa. Mimimi Studios ha adaptado a la perfección la fórmula de táctica y sigilo de esta obra y la ha llevado al Salvaje Oeste convirtiendo a Desperados III en un juego sobresaliente y único a la vez que consigue mantener la esencia de la saga y ser un digno sucesor de la misma. Desperados III, pese al tiempo que ha pasado, no es una reinterpretación o reinicio de la saga, sino una continuación fiel y de calidad que enamorará a los fans.
Una jugabilidad sobresaliente que favorece volver una y otra vez sobre las misiones para explorar la libertad que ofrecen, una historia interesante y un apartado visual que cumple con creces son los pilares sobre los que se asienta un videojuego que, sin grandes aspavientos ni elementos llamativos, consigue resultar, en conjunto, una obra redonda. Son muy pocos (y bastante ligeros) los peros que podemos ponerle a Desperados III, un título que cumple sobradamente con lo que promete y que, sin duda alguna, consolida a Mimimi Studios como unos de los mejores equipos actuales en lo que respecta a juegos de sigilo.
Desperados III consigue resultar una continuación fie y de calidad para el clásico wéstern de tácticas en tiempo real. Una obra redonda que, sin grandes aspavientos, se sitúa como uno de los mejores juegos actuales de sigilo.
Jugabilidad
Historia
Apartado gráfico
Rejugabilidad
Resulta una obra original a la par que continuista respecto al Desperados original
Las mecánicas funcionan a la perfección y logran un juego divertido y satisfactorio
La libertad que ofrece consigue favorecer la diversión y rejugabilidad
Misiones variadas que nunca permiten acomodarse con una estrategia
Historia y personajes interesantes
Visualmente resulta muy agradable a la vista
La representación que hace del wéstern resulta demasiado superficial
El manejo de la cámara resulta bastante incómodo de principio
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.