Hacía tiempo que no salía tan contento de un evento preview. Y ya no hablo de utilizar la palabra ''contento'' como una herramienta para describir mi primera opinión sobre la calidad que pienso que tiene el juego, sino para referirme al aspecto más puro e inalterable de la palabra; para materializar un estado de animo a través del propio lenguaje. Normalmente, cuando salgo de un evento siempre voy con el corazón saliéndoseme por la boca en busca de la ruta más óptima a mi casa para perder el mínimo tiempo posible y poder continuar con mis quehaceres, pero lo cierto es que con Super Mario Party Jamboree la cosa fue diferente.
Quizás es porque no esperaba prácticamente nada del juego o, más bien, no sabía qué esperar: he jugado a varios Mario Party anteriores, pero siempre ha sido en el contexto de disfrutarlo con más gente entre porciones de pizza y bebidas espirituosas. Siempre que he tenido una experiencia con la saga que ha surgido y se ha esfumado en el corto lapso de tiempo que duran esos mismos momentos y, sin embargo, con este he tenido una vivencia diferente; en Jamboree hay algo que tiene mucho potencial.
Teniendo en cuenta que tan solo estuve con el juego algo más de una hora y que en un corto periodo de tiempo es casi imposible formarse una opinión que se sustente sobre una vivencia que se prolongue más allá de una primera impresión, lo mejor que puedo hacer aquí es contaros qué es lo que pude probar del juego exactamente y daros una pequeña opinión primigenia de cada modo al que tuve la oportunidad de acceder.
Para empezar, probé el modo más tradicional de Super Mario Party; aquel en el que hay que competir contra otros jugadores sobre un tablero en el que vamos avanzando casillas con tal de obtener una estrella. Si habéis jugado a otros juegos de la saga, ya sabéis cómo funciona: tendrás que ir tirando dados para avanzar con paneles que cuentan con recompensas o castigos y de vez en cuando irá saltando algún que otro minijuego (la mayoría son totalmente nuevos) para darle vidilla a la competición y los piques que se generan de forma orgánica durante la partida.
Adenñas de lo anterior, en la primera parte del evento también tuve la oportunidad de probar dos desafíos diarios, los cuales se conforman como un conjunto de tres minijuegos que van cambiando cada día y que suelen estar relacionados con una misma temática. En este sentido, parece que se trata de esa opción ideal para quienes quieren echar una partidita corta y no tienen tanto tiempo como para liarse con una de la vertiente tradicional.
Por no hablar de que otro de los alicientes de estos desafíos será el de contactar con tus amigos para comparar las puntuaciones que hayáis hecho en ellos; demostrando que a Nintendo sigue importándole muchísimo no solo lo que ocurre dentro de la pantalla, sino las interacciones externas que surgen a raíz de ella.
El tercer modo que probé se corresponde con aquella parte de la preview donde empecé a ser consciente de todo el potencial que posee Super Mario Party Jamboree de cara al futuro. Esta vertiente se conformaba como una especie de battle royale parecido a lo que se puede ver en otros títulos como Tetris 99 donde cada jugador participa en en varios minijuegos a su bola, pero que al mismo tiempo están conectados con las partidas independientes de otros jugadores.
El mecanismo principal que explica esto último es sencillo: elegimos un personaje, se nos coloca en un circuito de carreras y tendremos que ir consiguiendo puntos en los minijuegos para poder avanzar por él. Además, puedes ir enviando castigos a los rivales para ponerles las cosas más difíciles, por lo que todo esto se me antojaba como una especie de Mario Kart donde avanzas intentando ser el mejor en cada prueba que se te presenta por delante.
El cuarto y último modo es quizás el más interesante de todos porque consistía en una vertiente cooperativa donde todos los jugadores tenían que luchar contra un Bowser gigante. En el escenario que pudimos probar, nuestra misión era ir cogiendo bombas y metiéndolas en un cañón para hacerle daño mientras este nos perseguía por todo el mapa intentando impedirlo.
La gracia está en que por el mapa habrá otros elementos que intentarán hacer de estorbo y tendremos que cooperar con otros jugadores para conseguir acabar con Bowser antes de que el contador de tiempo llegue a cero. Además, cada poco rato saldrá un minijuego aleatorio de corte puramente cooperativo con el que tendríamos la oportunidad de conseguir un objeto que nos facilitase las cosas contra el antagonista de Mario. Entre estos ítems pude ver los siguientes:
Hacía mucho tiempo que no tenía ganas de que llegase la fecha de lanzamiento de un nuevo Super Mario Party con tal de atravesar ese agridulce proceso de resistir/caer ante la tentación de invertir mi dinero en una copia del juego. Quizás estemos ante uno de los juegos más grandes de toda la franquicia y, por lo que pude probar, probablemente lo sea. Las sensaciones con las que salí del evento después de probarlo no podían ser mejores.
Y... ¿quién sabe? Quizás sea la primera vez en mucho tiempo que decida comprar una copia de un nuevo Super Mario Party, solo que para mi mismo y no como regalo para otra persona. Quizás como un acto de amor propio en el que, impulsado por el apego que siento por Nintendo, lo haga para verme más a menudo con esa misma sonrisa con la que me sorprendí a mi mismo saliendo de aquel evento. Qué bonito es cuando los videojuegos son capaces de tocarte justo donde lo necesitas.
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