Seguro que alguna vez, en vuestra experiencia como jugadores, habéis intentado explicar a alguien ajeno al medio cómo jugar a algún videojuego para así poder compartir unas horas disfrutando de esta afición que tanto os gusta. La experiencia del multijugador local es de las más entretenidas y satisfactorias que existe, pero si tu acompañante no ha tenido ninguna experiencia previa con los videojuegos, es inevitable que se tope con una barrera de entrada ardua, densa, frustrante e incluso imposible de derribar a veces. No somos conscientes de la complejidad de la inmensa mayoría de juegos que para nosotros son fáciles de entender, pero que en realidad, requieren de mucha habilidad y rapidez para ejecutar muchos comandos y botones en nuestro mando. Por ello, es de agradecer que existan experiencias que pueden servir como introductorias para muchas personas, cuya accesibilidad y entendimiento estén al alcance de todo el mundo pero que no renuncien a un diseño elaborado y a unas mecánicas trabajadas. Esta definición no le sienta nada mal a Bleep Bloop, el nuevo juego de puzles desarrollado por el estudio español independiente Ludipe & Friends y distribuido por Zerouno Games.
Bleep Bloop nace desde la humildad y sin grandes pretensiones, pero también con un objetivo bien claro: simplemente quiere que disfrutes de resolver unos puzles con la compañía de un ser querido. Recalco la importancia de jugar Bleep Bloop en modo cooperativo porque, sin duda, es una experiencia que mejora sustancialmente cooperando con un segundo jugador, en donde cada uno maneja a uno de los personajes y la interacción y la comunicación son parte fundamental de la experiencia para superar los diferentes niveles que ofrece.
No le pidas más. No le exijas más. Bleep Bloop no quiere contar una historia, ni quiere que empatices con sus dos personajes ni quiere trascender de ninguna forma, solo quiere que, en vez de que vuelvas a ver un capítulo de esa serie manida o que le quites el polvo a un juego de mesa, decidas ocupar la tarde de domingo en ponerte a prueba a ti y a tu acompañante para solucionar unos puzles curiosos, entretenidos y accesibles, pero a su vez simples, irregulares y faltos de inspiración.
Con el único objetivo de desplazar dos cubos –cada cubo manejado por un jugador- hacia las posiciones indicadas, Bleep Bloop añade la peculiaridad de que dichos cubos se desplazan sin parar en la dirección que has indicado hasta que chocan con una pared. Con esta premisa, después se nos presenta una nueva mecánica con la que lidiar en cada uno de los cinco mundos del juego, dando lugar a un total de cinco mecánicas diferenciadas que solo aparecen en los niveles de su mundo por separado, perdiendo la oportunidad de unirlas para hacer que la jugabilidad de Bleep Bloop fuera ganando en riqueza y complejidad según se avanzaba y que los jugadores, a su vez, aprendieran y mejoraran con cada nivel que superaran. Esta es la gran bala desaprovechada en Bleep Bloop y lo que lo convierten en una experiencia agradable pero anecdótica, cuando podía haber aspirado a ser un juego de puzles de diseño profundo, mecánicas conectadas con inteligencia y gratificante en su resolución.
La falta de ambición en su diseño jugable también es extrapolable a su apartado visual y sonoro. Todo el juego se desarrolla en un plano 2D cuyo estilo artístico se limita a ser cumplidor y a no desagradar, pero que perfectamente podría confundirse con un juego de móviles por los colores, las animaciones y los efectos. En cuanto a la música, se compone de una banda sonora muy suave que induce a la relajación y a la reflexión para resolver los puzles, pero con poca inspiración.
Quizás la música es tan tranquila para que afrontes el juego con mucha calma y sin prisas, ya que si decides superarlo a un ritmo normal –los puzles no son especialmente difíciles- se puede completar en apenas dos o tres horas, pues los cinco mundos de Bleep Bloop están compuestos de unos cinco o seis niveles cada uno. Esta simplicidad también se encuentra en el control pero en este caso no es criticable sino favorable, porque al solo necesitar desplazarnos en cuatro direcciones, está compuesta únicamente de cuatro botones, facilitando su accesibilidad.
Si lo que estás buscando es un juego de puzles simple, accesible y fácil de entender para cualquier persona, Bleep Bloop te puede hacer esa función y además ofrece un cooperativo entretenido, pero tenía potencial para ser mejor y más largo si hubiera optado por la valentía de juntar las mecánicas que plantea por separado en cada mundo. Aunque se puede jugar en solitario, no es recomendable, ya que el pilar sobre el que se cimienta toda la experiencia es la interacción con tu compañero para resolver juntos los desafíos.