El éxito de una sola idea puede sustentar todo un episodio. Dan Harmon y Justin Roiland se vieron condicionados la semana pasada por justamente el caso opuesto; una trama demasiado burda y torpe condicionaba el cuarto capítulo, sepultando los destellos de brillantez creativa. "Rick y Morty", sin embargo, logra remontar el vuelo antes de su despedida, y lo hace con una de las aventuras más divertidas e ingeniosas, no solo de la cuarta temporada, sino de toda la serie. ¿El secreto? Un terreno fértil para infinidad de gags, que tiene como protagonistas no a las habituales caras con las que juegan los guionistas.
Una de cal y otra de arena
La trama, como ya viene siendo habitual en la serie, se vuelve a dividir en dos frentes, y como también es costumbre, deja sensaciones algo agridulces. Jerry se dispone a colocar los adornos de Navidad, y Rick cree que es oportuno regalarle la posibilidad de flotar para que termine antes la tarea. Este, claro, reacciona de forma agresiva, apelando una vez más a su mar de complejos, y acaba perdido en un viaje aéreo de destino incierto; liderando una propuesta que sigue apelando al siempre efectivo schadenfreude, a la mofa sobre la desgracia ajena. No hay apenas momentos hilarantes en esta subtrama, pues sirve de punto de fuga para el verdadero núcleo narrativo de la semana: la distopía serpentina.
Roiland y Harmon ya comprobaron el buen funcionamiento de esta propuesta al inicio de la temporada, y lo recuperan en su máxima expresión tendiendo un relato tan bizarro como ingenioso. Durante un viaje espacial, la nave de Rick sufre una avería, y los pasajeros se ven obligados a salir para arreglarla. Morty entonces sufre la mordedura de una serpiente astronauta, e inicia una cadena de acontecimientos imprevisible. Dicho reptil proviene de un planeta serpiente, con una sociedad espejo a la humana, que no dudará en investigar lo que podría ser un punto de inflexión para todo su mundo.
Aquella sacrificada en misión era la esperanza de toda la raza serpientil, y Morty lo sabe. Sobreponiéndose al escepticismo de su abuelo, intenta arreglar la situación sustituyendo a la fallecida por una serpiente de la propia Tierra. Pero claro, si a un sistema ordenado se le introduce un elemento externo, la coherencia se va al traste; esa sociedad investiga al reptil alienígena, cambiando para siempre el curso de la historia. Es el cóctel ideal para terminar de dinamitar la situación con viajes temporales -entendidos desde su concepto más lineal, desde el hogar fértil para todo tipo de paradojas-. Y sí, el arriesgado experimento funciona increíblemente bien, demostrando que la serie destila más elegancia cuando juega con la narrativa que con los temas.
Distopías, utopías y mucho ingenio
Sin los límites propios de una historia sólida y cohesionada, los showrunners pueden aprovecharse de las incoherencias que generan los saltos por la cuarta dimensión, para hacer alusiones a todo tipo de referencias culturales. No, no hablamos de Regreso al futuro -sorprendentemente-, sino de Terminator. De un momento a otro Morty se convierte en el Connor de este planeta, y abre las puertas a una invasión serpientil en casa. Es entonces cuando "Rick y Morty" implosiona discurriendo por un ritmo frenético, una acción incansable, y chascarrillos más y más fugaces. Lo hace además sin tropezar, poniendo comas en momentos oportunos gracias al "dramita" sin apenas novedad del Jerry Flotante.
¿Es redondo? No del todo. Algunas secuencias protagonizadas por el padre se alargan más de lo necesario, y en ciertas escenas da la sensación de que Roiland y Harmon están metiendo todas las ideas de la temporada en una coctelera; nazis, racismo, sexo, guerras futuristas. Es, sin embargo, el aderezo reptiliano lo que le da el picante necesario para convertir el plato en una verdadera genialidad de sabores. La incapacidad para verbalizar palabra de estas criaturas refuerza todavía más el componente situacional de los gags, aumentando la efectividad todos aquellos elementos que quedaban en un segundo plano con la deriva pornográfica del cuarto episodio. Es, de hecho, en las secuencias más largas, las que transcurren sin intervención de los protagonistas, en las que se concentran los momentos más hilarantes y memorables.
Conclusión
"Rick y Morty" consigue así cerrar la primera mitad de la cuarta temporada con una nota aguda. Por detrás, sin embargo, queda un corte irregular, con más episodios planos que ruidosos. El largo y tortuoso desarrollo de la producción, sumado a la necesidad de contentar tras una espera injustificada para los fans, hacían imperiosa una configuración complaciente. Unos guiones que buscaran el efectismo por encima del riesgo. Ahora bien, esta despedida serpentina arroja un halo de esperanza para el trabajo de unos guionistas que comienzan una vez más a soltarse apelando a las señas de identidad de la serie.
Tras una temporada con todo tipo de claroscuros, Justin Roiland y Dan Harmon consiguen remontar el vuelo de manera brillante. La serie se despide hasta el año que viene con una trama serpientil que recupera la elegancia y el anhelado ingenio propio de los episodios más famosos de antaño.
La trama de la sociedad serpientil
Ritmo frenético y manejo de los tempos soberbio
Las referencias bien medidas a Terminator y las cintas de viajes en el tiempo
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