Han pasado ya un buen puñado de años desde que Children of Morta se mostraba al mundo por primera vez como un ambicioso proyecto nacido en el seno del estudio Dead Mage gracias a una exitosa campaña de crowdfunding. Como suele ocurrir con los desarrollos de videojuegos, las cosas no salieron como estaba previsto y la obra creció hasta límites insospechados, obligando a retrasar una y otra vez la fecha de lanzamiento que muchos creíamos que no llegaríamos a ver nunca.
Sin embargo, con el apoyo de la editora 11 bit studios, Children of Morta ha conseguido finalmente su objetivo y llega al mercado poniendo sobre la mesa esa apuesta que tantos ansiábamos y que promete mezclar roguelike con una experiencia narrativa. Nosotros ya hemos podido disfrutar de lo que el título propone de principio a fin y, si queréis descubrir qué esperar de una de las obras más sorprendentes del año (y tal vez de la década), acompañadnos en nuestro análisis del juego de Dead Mage.
Sin reinventar la rueda
Si entramos a juzgar Children of Morta de forma meramente mecánica, nos encontramos con que es un producto que no innova en absoluto en su jugabilidad. Se trata de un roguelite en el que la penalización por morir no es demasiado alta, ya que permite conservar experiencia y dinero, y que propone mazmorras plagadas de enemigos por las que avanzar hasta toparnos con un jefe. Una vez acabamos con el jefe de la mazmorra, abrimos el camino hasta la siguiente, y así es como avanzamos en Children of Morta hasta la cumbre de la montaña, que es el objetivo inicial del videojuego.
El sistema de combate es sencillo, contando con mecánicas muy claras y diferentes para cada uno de los distintos personajes jugables que componen la creación. Comenzaremos con el padre de familia, que es el personaje más típico, y utiliza una espada para atacar y un escudo para cubrirse, además de un movimiento para esquivar y algunas habilidades que se irán desbloqueando a medida que jugamos. Más adelante, iremos descubriendo personajes como la hija de la familia, que utiliza un arco y puede esquivar dos veces, o el hermano pequeño, que usa dagas de corto alcance y es especialista en sigilo. Cada uno de estos personajes es jugablemente muy diferente del resto y, en general, manejarlos a todos ellos resulta divertido. Los controles son buenos, los enemigos resultan un desafío y la habilidad que vamos adquiriendo al jugar es clave.
Pero Children of Morta se va haciendo más complejo a medida que avanzamos, y nos permite desbloquear elementos que realmente cambian la manera de jugar. Las habilidades que conseguimos con cada personaje, las mejoras en los atributos que podemos desbloquear para todos ellos y, sobre todo, las interacciones con elementos de las mazmorras que vamos descubriendo, abren todo un mundo de puertas. Con una propuesta inicial muy simple, Children of Morta es capaz de ir evolucionando y presentándonos poco a poco, con el paso de las horas, un mundo de mecánicas que, si bien no reinventan la rueda, son suficientes para que la entrega resulte divertida de principio a fin.
En lo que respecta a la narrativa, el juego propone una experiencia que no depende de nuestro progreso y que, en lugar de avanzar a nuestro ritmo como un remolque, es más bien un coche completamente diferente que se limita a ir en paralelo a nosotros. Con cada una de las muertes del juego (en realidad nunca morimos, somos transportados a casa de la familia justo antes de que ocurra, pero ya me entendéis), la historia se va desenvolviendo poco a poco.
Cada uno de los miembros de la familia tiene su forma de ser, sus inquietudes y su manera de llevar el día a día en un mundo que se desmorona y del cual son la última esperanza. Las mecánicas no son lo único que cambia entre los diferentes personajes y, a nivel narrativo, son entes completamente diferentes; son personas de verdad. Pese a la fantasía que envuelve toda la obra, la narrativa es capaz de darle un toque realista a la historia y a las relaciones entre los personajes; es capaz de dotarles de alma y sentimientos.
Mucho más que la suma de sus partes
Aun así, la magia del proyecto de Dead Mage no reside en sus mecánicas ni en su historia, sino en la forma en la que todo el videojuego se conecta. Children of Morta no es una obra con una historia y una jugabilidad, sino un todo en el que lo uno y lo otro es inseparable. En este sentido, nos encontramos con un roguelike que no es roguelike, ya que Children of Morta es capaz de adoptar un género de moda y tirar por la borda las concepciones del mismo; se acabó el repetir los niveles por la simple diversión, ahora hay algo más.
Un gran ejemplo de cómo interaccionan la historia y la jugabilidad para fusionarse nos lo encontramos ya en el primer nivel (que es el que voy a usar para no entrar en posibles spoilers). A medida que jugamos y avanzamos por una cueva con generación semialeatoria, tenemos la posibilidad de encontrar ciertas salas únicamente llegados a un punto de la historia. En este caso, podemos encontrarnos una sala en la que un pequeño lobo es acosado por un grupo de enemigos y, tras salvarlo, lo adoptamos como mascota. Sin embargo, tras el ataque que ha sufrido el animal, tendremos que volver a la cueva para buscar otra sala en la que se encuentre el ingrediente necesario para curar al lobo.
Todo ello llega acompañado de una serie de diálogos y monólogos en los que se tratan temas relacionados con la familia y el amor, los cuales son capaces de huir de los clichés y resultar realmente emotivos. Con todo ello, Children of Morta configura una experiencia basada en la jugabilidad y la narrativa por igual, no tanto porque se vayan alternando y tengan la misma importancia sino, más bien, porque son prácticamente el mismo producto.
Y, para rematar este tremendo conjunto y ponerle el broche de oro, Children of Morta cuenta con un apartado artístico, tanto en lo visual como en lo sonoro, espectacular. Cada escenario es diferente, cargado de un pixel-art cuidado y con mucho detalle que realmente consigue transmitir la sensación necesaria en cada momento. A ello ayuda también una cuidada banda sonora que nos acompaña desde el principio y sienta el tono de cada una de las escenas.
La espera merece la pena
La larga espera por Children of Morta ha merecido la pena sin lugar a dudas, y es que se trata de una de las más gratas sorpresas del año dentro del panorama independiente. Nos hallamos ante un roguelite que no se centra en frustrar al jugador y tenernos repitiendo una y otra vez los niveles, sino que se enfoca en crear una sensación de progreso incluso cuando morimos repetidamente en el mismo lugar. Las mecánicas jugables no inventan la rueda, pero son suficientemente buenas para que sea divertido por sí solo.
No obstante, es en el momento en el que estas se mezclan con la narrativa cuando Children of Morta es capaz de brillar más. Es cierto que tal vez no tenga la duración y rejugabilidad de otras producciones del género, pero es que no lo necesita. La historia que se funde con la jugabilidad ofrece una experiencia redonda y completa, capaz de resultar emotiva y que, al acabar, deja con un gran sabor de boca. Una obra completa a la que es difícil exigirle más.
Children of Morta es capaz de darle una vuelta de tuerca al roguelite y poner sobre la mesa una experiencia sobresaliente en donde la divertida jugabilidad se funde con una narrativa emotiva y cargada de alma y sentimientos. Una de las mejores sorpresas del año dentro del panorama independiente.
Jugabilidad
Historia
Gráficos y banda sonora
Rejugabilidad
Mecánicas divertidas y pulidas
Un juego profundo que no abruma de principio
Historia emotiva cargada de alma y sentimiento
Apartado artístico espectacular
En conjunto, el juego es capaz de resultar una experiencia sobresaliente
No cuenta con la duración y rejugabilidad de otras obras del género
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.