"Esto es una Xbox". Seguro que recuerdas la categórica frase con la que Xbox presentó esta consola portátil desarrollada en colaboración con ASUS... y tras unas semanas junto a ROG Xbox Ally me ha hecho preguntarme: ¿qué es en realidad una Xbox, entonces? Si se trata de cualquier dispositivo con el que podemos acceder a los juegos de Xbox y a la interfaz de la marca de Microsoft, entonces sí, pero por todo lo demás esta es una consola que tiene mucho más de ASUS que de Xbox... y eso no es algo malo en absoluto.
Sostener la ROG Xbox Ally por primera vez es la mayor prueba de ello: no tiene nada que ver con una Xbox en términos de materiales o sensaciones en la mano, si tomamos como referencia, por ejemplo, a los mandos de Xbox (uno de los mejores del mercado). El plástico preside y no da la sensación de que tengas un aparato premium en las manos. Los botones frontales se sienten bien, los joysticks también, con la cruceta todavía tengo mis reservas y los gatillos son fantásticos... pero se parecen mucho más a una ROG Ally que a un mando de Xbox, como es normal. Esperaba algo un poco más sofisticado, si te soy sincero.
De hecho, salvo algunos pequeños cambios en su diseño, ROG Xbox Ally no difiere demasiado con esa ROG Ally original. Lo más diferente termina siendo uno de sus puntos fuertes: los agarres laterales, que sobresalen lo justo para que la colocación de las manos sea más cómoda. Es una de las mejores decisiones de diseño que podían tomar, ya que no sólo facilitan su sujeción y comodidad, sino que consiguen que el calor que se concentra en la consola cuando jugamos no se sienta en las manos.
Sin embargo, estas primeras impresiones tras sacar la consola de la caja que, a título personal, me decepcionaron un poco, se disipan rápidamente cuando pulsas el botón de encendido y te pones a jugar. Porque ROG Xbox Ally deja en evidencia que donde quiere mostrarse fuerte es en su interior y no tanto en su exterior: los videojuegos son los máximos protagonistas de la propuesta y lo notas a las primeras de cambio.
ROG Xbox Ally cuenta con una pantalla IPS de 7 pulgadas con resolución Full HD, con frecuencia de refresco de hasta 120Hz y una resolución que puedes variar entre las 1080p y las 720p para mejorar la tasa de imágenes y el consumo de la batería. Más allá de las cifras, se ve de escándalo: el brillo (que puede llegar hasta los 500 nits) es más que suficiente para jugar en casi cualquier lugar y la calidad sorprende. Aunque pueda parecer que se queda corta en resolución, cuando la tienes en las manos y te pones a jugar a cualquier videojuego, lo olvidas.
Incluso navegando por sus menús, gracias a su tecnología táctil, sientes que estás ante una buena pantalla, especialmente pensada y elegida para la ocasión. Es uno de los puntos fuertes de la ROG Xbox Ally, cuando te olvidas de lo demás y simplemente la utilizas para ponerte a jugar, es una bestia con la que sólo puedes estar feliz. Pero hay otro punto donde me gustaría hacer hincapié, y es en su sistema operativo y funcionamiento cuando no estás jugando.
Porque la ROG Xbox Ally funciona con una versión modificada de Windows 11, lo que hace que sea, a efectos prácticos, un PC portátil. Y lo notamos desde el inicio: tenemos que iniciar sesión en nuestra cuenta de Microsoft, hacer los ajustes y actualizaciones necesarias y disponemos de todo lo bueno (y lo malo) que supone que un dispositivo funcione con este Sistema Operativo. Se ha incluido una capa de personalización que da protagonismo a Xbox... pero no por ello se percibe que esto sea una Xbox.
Sí, cuando se trata de jugar, el gran protagonismo lo tiene la interfaz de Xbox y Xbox Game Pass, sin ninguna duda. De hecho, cuando instalas juegos de otras plataformas como Steam, puedes verlos directamente desde tu biblioteca de juegos de Xbox, haciendo que se convierta en el centro neurálgico de la consola... pero también tienes un rápido acceso a otros programas y menús de Windows cuando quieras, no restringe.
Es decir, que aunque la capa de personalización priorice Xbox por encima del resto (incluso la consola tiene un botón dedicado para abrir en cualquier momento su aplicación), no deja de ser un PC portátil para jugar, como encontramos otros tantos en el mercado. Y esto no me parece algo malo porque, como digo, una de las primeras cosas que hice fue iniciar sesión en mi cuenta de Steam para tener acceso a mi biblioteca de juegos e instalar Epic Games. Tienes total y absoluta libertad para hacer lo que quieras a este respecto, sin ninguna limitación, y este protagonismo de Xbox ni molesta ni desvirtúa las intenciones del dispositivo.
Eso sí, ROG Xbox Ally no funciona todo lo fluido que me gustaría en estos menús. De nuevo, cuando no estás jugando salen a relucir algunas de sus flaquezas, y aunque durante estos días la consola ha recibido varias actualizaciones que han mejorado su estabilidad, continúa siendo habitual encontrarse con pequeños errores que limitan un poco su funcionalidad. Hablo de esperar demasiado a que ciertas aplicaciones se abran, a cierres inesperados de programas, a que aparezca y desaparezca el teclado unas cuantas veces sin parar... creo que se está trabajando en que la estabilidad general de Windows dentro de la consola sea óptima, pero ahora mismo no puedo decir que esté feliz del todo.
Donde sí se deja notar más esta conexión con Xbox es en el juego en la nube, puesto que puedes acceder a esta tecnología sin ningún problema en ROG Xbox Ally, jugando a títulos a través de la nube o recuperando una partida a medias que estuvieses disfrutando en otro dispositivo. A este respecto, no he tenido ningún problema con ninguna de las dos características: aunque depende de la calidad de tu conexión a internet, he podido disfrutar de varios juegos así sin ningún tipo de percance ni limitación,.
Pero hasta estos malos instantes se olvidan cuando inicias cualquier juego, ya sea de tu biblioteca de Xbox, de Xbox Game Pass, de Steam o de cualquier otra plataforma que hayas instalado. Porque ROG Xbox Ally está pensada para jugar, y es donde realmente brilla: encontramos un procesador y una GPU de AMD que funcionan como un tiro, y aunque esta versión es inferior en prestaciones a ROG Xbox Ally X (la versión en color negro), no he echado en falta casi en ningún momento un aumento de potencia para poder disfrutar de cualquier título... excepto cuando hablamos de obras que exigen mucho rendimiento.
Evidentemente, ROG Xbox Ally cuenta con una mejora de prestaciones (que se deja notar en su precio, 300 euros más cara) que hace que los juegos más potentes a nivel gráfico funcionen un 30% mejor. Tengo que reconocer que los juegos que requieren un mayor desempeño bruto, como pueden ser Hellblade II o Alan Wake II, sufren bastante en este modelo base, y siempre debes ceder en algún punto. Menos resolución, una menor tasa de imágenes... pero una vez ajustas los títulos a tu gusto, aunque no se desempeñen a su máximo rendimiento, se dejan jugar.
Y aunque no sea a su máximo rendimiento, pensar que con una ROG Xbox Ally puedes jugar a cualquier juego del mercado que exista en la actualidad, es una barbaridad. Y es su mayor virtud: a pesar de lo malo, que lo tiene, tienes acceso en la palma de tu mano a cualquier videojuego que haya llegado ahora mismo al mercado y que se haya lanzado en PC o en Xbox. ¿Elegiría antes un PC de sobremesa o una consola de nueva generación para jugar? Sí, pero no te brindan la oportunidad de hacerlo en formato portátil, que es la característica que sí o sí debe ser importante para ti para hacer este desembolso. Eso sí, si lo que quieres es jugar a los últimos títulos sin ceder en el rendimiento, no es una consola hecha para ti.
Porque aunque en un primer momento no me convencieran sus materiales ni sus botones, una vez metido en faena me olvidé por completo de cualquier problema, y he disfrutado de las partidas con ROG Xbox Ally como un cochino. La sensación a las manos es muy cómoda (bastante más que la que tengo con Nintendo Switch 2 jugando en modo portátil, por ejemplo) y aunque suele calentarse bastante, sobre todo con los juegos que exigen más rendimiento, los ventiladores superiores suelen disipar bien el calor sin molestar y nunca llega a tus manos gracias a las agarraderas laterales. Los gatillos son muy precisos y funcionan de escándalo en juegos donde los puedes exigir, como pueden ser los juegos de carreras, al igual que los joysticks y resto de elementos. Además, se siente bastante liviana a pesar de su tamaño.
También se escucha muy bien gracias a sus dos altavoces externos con Dolby Atmos; no es lo mejor que he escuchado en un dispositivo electrónico en estos últimos años, pero cumple de maravilla, y es capaz de entregar una buena calidad tanto a bajo volumen (indispensable para mí si se trata de una portátil) como en un nivel de volumen alto, que créeme, puede llegar a serlo y mucho. Aún así, cuenta con un conector mini-jack por si quieres enchufar tus propios auriculares y dispone de tecnología Bluetooth para que puedas utilizar cualquier dispositivo inalámbrico, también en lo que a sonido se refiere.
¿Cuánto me ha durado la batería en estas sesiones? Depende bastante del uso que haya dado a la ROG Xbox Ally. Porque en mi caso ha diferido incluso jugando a unos juegos u otros. En general, he podido disfrutar de sesiones de 2 a 3 horas sin ningún problema con títulos que no exigen demasiadas prestaciones, pero esto ha llegado a disminuir hasta la hora o la hora y media cuando he disfrutado de títulos más potentes. En este sentido, se nota mucho la diferencia de este modelo con el modelo Ally X, que promete mucha más autonomía incluso con juegos más exigentes.
Con todo lo bueno y con todo lo malo, he quedado satisfecho con ROG Xbox Ally, a pesar de que las primeras impresiones no fueron las mejores y de que su funcionamiento, cuando no estoy disfrutando de algún videojuego, no es el mejor. Pero para un perfil concreto de jugador puede ser ideal, ya que ofrece lo mejor de Xbox y lo mejor de que no lo sea, y es que tienes un sistema operativo que permite que puedas instalar cualquier otra plataforma de juegos.
Si quieres aprovechar Xbox Game Pass, puedes hacerlo, si quieres disfrutar del juego en la nube y de otras características propias de Microsoft, también, pero sin dejar de lado tu bliblioteca de juegos de Steam, Epic, o cualquier otra cosa que suelas hacer en PC. Dicho lo cual, si lo que quieres es jugar de la mejor forma posible, no debería ser la primera opción ante un PC de sobremesa o una Xbox Series X/S o PS5, ya que su rendimiento es bastante inferior. Pero si quieres un acompañante que pueda disfrutarse en formato portátil y no te importa que no ofrezca el mejor rendimiento con los juegos más brutos a nivel gráfico, es difícil resistirse a sus encantos.
Con los juegos más potentes sufre, pero ROG Xbox Ally es capaz de mover cualquier juego actual del mercado, aunque sea con concesiones, y eso es mucho decir. No es la Xbox portátil con la que muchos se habían ilusionado, pero eso tampoco es algo malo: sigue ofreciendo lo mejor del ecosistema Xbox sin perder las opciones y posibilidades que ofrece Windows. Si es exactamente lo que buscas, será difícil no quedar satisfecho.
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