Durante los últimos años, con el auge de las plataformas de distribución online y sistemas como el crowfdunding o el Early Access, los pequeños estudios han visto como sus posibilidades de desarrollo aumentaban. Dentro de este boom de títulos indie, hay un género que ha vivido un renacimiento especial, los juegos roguelike. Manteniendo el estilo clásico y pasillero de los conocidos como metroidvania, son muchos los que se han animado a poner en el mercado su propia versión. Ahora, los creadores de Galaxy On Fire también quieren hacerse un hueco en el mundo de los roguelike, pero con una planteamiento bien diferente. Así nos llega Everspace.
El planteamiento del juego es sencillo. Nuestro piloto es uno de tantos clones del original –no se trata de un spoiler, ya que se explica bien al inicio- que escapa de una instalación y se lanza al espacio con una nave. A partir de aquí, el juego nos da total libertad para movernos por sus escenarios generados proceduralmente y explorar. No tenemos un objetivo claro salvo avanzar por las diferentes zonas hasta poder saltar al próximo sector. Tanta libertad puede parecer un poco abrumadora al principio, hasta que morimos.
Durante nuestra andadura podremos encontrar materiales, minerales, nuevas armas que mejorarán nuestra nave o combustible, indispensable para los saltos dentro de un sector, pero todo ello desaparecerá cuando los enemigos acaben con nosotros. Es en ese momento donde empezamos a ver la luz y la profundidad del juego, y es que ser eliminados nos llevará al hangar, donde podremos emplear los créditos que hayamos obtenido, y que sí conservamos, en nuevas habilidades, las cuales no perderemos al morir. En el mismo hangar también podremos los otros dos vehículos espaciales disponibles. Del mismo modo, cumpliendo determinados retos o bajo diversas condiciones, desbloquearemos colores para poder personalizar la apariencia de nuestra nave o sets de equipamiento base diferentes.
Es esta mecánica la que da profundidad al juego y lo hace adictivo. Se nos insta a llegar lo más lejos posible, y se nos recompensa por ello, pero para cobrarnos dicha recompensa debemos morir. Aunque durante nuestro recorrido también podremos realizar mejoras y cambio. Al explorar y eliminar enemigos obtendremos botín en forma de materiales, con los que podremos reparar nuestra nave, mejorar su equipo o construir nuevo. También existe la posibilidad de encontrar piezas que reemplacen las que ya tenemos. Esto se complementa con un combate entretenido y frenético, en el que tendremos dos tipos de armas: láser para perforar escudos y cinéticas para el caso de las naves, haciendo los encuentros más tensos y entretenidos.
Aun así, este interesante sistema tiene su principal desventaja en una de las bazas del juego, los escenarios aleatorios. Al estar generados de forma procedural, nos exponemos a que el azar nos envíe a un sector en el que no haya prácticamente nada que hacer, o en el que no encontremos combustible que recoger ni comprar al habernos quedado sin, o habrá partidas en las que por mucho que investiguemos la mala suerte nos impedirá encontrar material para crear nada útil. Si bien esto añade un elemento de imprevisibilidad que puede hacer el juego más divertido, también puede hacerlo frustrante en algunos momentos.
Gráficos retro, estilo cell-shading, escenarios en 2D y protagonistas humanos. Estos son algunos de los dogmas que parece haber adoptado el género roguelike en los últimos años, con ejemplos como Necrópolis, Enter the Gungeon o le reciente Dead Cells. No solo eso, si no que la temática también suele ser bastante parecida, centrada el shooter o la espada. Por eso, de buenas a primeras puede chocar meterse de golpe en un juego con una ambientación como la de Everspace, e incluso puede llegar a engañar a más de uno.
El apartado gráfico del mismo, realizado con el Unreal Engine 4, es digno de primera división. Los escenarios en los que navegaremos están elegantemente diseñados, son vistosos y, aunque a veces puedan pecar de poca variedad, el cambio constante de lugar lo mitiga. Nuestra nave, que al fin y al cabo es nuestro personaje, está elaborada con mucho cuidado, y el nivel de detalle es alto en su vista en tercera persona, y suficiente en la vista en primera, desde cabina.
ROCKFISH Games ha puesto especial cuidado en aspectos como las partículas y efectos, muy vívidos y resultones. Meterse en un combate lleno de disparos y otras naves o destruir un asteroide son experiencias dignas de ver y bien realizadas. Quizá en este apartado se le pueda achacar que algunos escenarios están algo vacíos, y que más allá de los elementos clave –otras naves y fuentes de recursos- el mundo tiene poco que ofrecer a nivel de interacción.
A nivel sonoro, el juego cumple, con unos efectos sonoros a la altura de los visuales y una banda sonora que no destaca pero está ahí. Las voces de nuestro personaje y su asistente virtual nos acompañarán y le dan al juego otra capa más de profundidad, ayudando a la inmersión.
Todo esto viene acompañado por un sistema de control totalmente orientado al arcade, sin intentar ser un simulador estilo Elite: Dangerous, pues no es su objetivo. La nave se mueve de forma suave tanto usando un mando como con ratón y teclado. Cabe destacar también que el juego cuenta con soporte VR para Oculus Rift y HTC Vive, con lo que si disponemos de estos equipos la experiencia se puede volver mucho más espectacular.
La propuesta de ROCKFISH Games mantiene la fórmula clásica de los roguelike y la aplica a un ambientación novedosa, el espacio, presentándola además con un apartado técnico de gran calidad. Esto puede chocar a más de uno al principio y hacerle creer que es otro tipo de juego, pero Everspace tiene bien clara su identidad, y a pesar de sus carencias, sabrá divertir y entretener tanto a fans de los juegos espaciales como del género roguelike.