En la mayoría de casos de jugadores de videojuegos (y si estáis leyendo esto probablemente caigáis dentro del saco), llevamos tantos años a los mandos que prácticamente se nos ha olvidado lo básico. Todos los videojuegos, por mucho que tengan que enseñarnos sus mecánicas o sistemas, comparten un marco de normas común. Los plataformas en 2D van de izquierda a derecha; y no hace falta que te lo diga para que, de forma instintiva y haciendo uso de lo aprendido de forma subconsciente con el paso de los años, cuando entras a un juego avances hacia la derecha.
Es por ello que cuando llega al mercado un juego que es capaz de reconstruir esas normas, de romper lo que teníamos por seguro, independientemente de su calidad, es capaz de llamar mi atención. En este caso toca hablar de Superliminal, un videojuego que utiliza la perspectiva de una forma curiosa, jugando con lo que teníamos por cierto y haciéndonos pensar, como dicen los angloparlantes, "fuera de la caja". Pero, ¿qué es exactamente Superliminal y, sobre todo, es bueno?
EL puzle como punto de partida
De primeras, Superliminal se presenta como un juego de puzles en primera persona con unas mecánicas muy peculiares. Podemos coger objetos y soltarlos, como en casi cualquier videojuego en primera persona. Lo curioso llega cuando nos damos cuenta de que soltamos el objeto lo más lejos posible de nosotros, pero con el tamaño que lo vemos. Puede que suene raro por escrito, pero visualmente se entiende tan rápido que la obra ni siquiera necesita un tutorial para que lo aprendas.
En este sentido, el comienzo de Superliminal recuerda mucho a Portal. Se trata de un juego que propone puzles separados espacialmente con mecánicas muy simples pero que, sorprendentemente, tienen mucha más miga de la que aparenta inicialmente. Dado que rompe una norma básica como es la de que cada objeto tiene su tamaño, Superliminal es capaz de hacernos pensar de forma realmente diferente a la habitual para la resolución de los puzles.
Otro elemento que lo une a Portal es que, en lo narrativo, desde el mismo comienzo deja entrever un toque científico con un sentido del humor bastante irónico. Un doctor nos habla para explicarnos que no tiene nada claro qué está ocurriendo, mientras una IA nos explica que estamos en un estado de emergencia del que debemos salir inmediatamente, aunque en realidad seguimos avanzando resolviendo puzles.
Las salas de control con colores claros y simetrías marcadas se van rompiendo y dejando paso a un lugar mucho más caótico, una instalación científica con iluminación oscura. Y esto es solo el comienzo, a medida que avanzamos el juego va evolucionando y cambiando radicalmente, dejándonos con una experiencia que es realmente capaz de sorprendernos y dejarnos boquiabiertos.
Más allá de los puzles
Como bien he comentado, Superliminal comienza como un juego de puzles bastante imaginativo. Sin embargo, cuando esperamos que la evolución siga por el sendero de los puzles poniendo sobre la mesa propuestas cada vez más rebuscadas con las que explotar las sorprendentes mecánicas con las que cuenta, ahí es cuando Superliminal pega otro gran golpe sobre la mesa.
Sin entrar en demasiados detalles para evitar spoilers, puedo decir que la experiencia de puzles al estilo Portal se convierte en algo mucho más trascendente. Se convierte en un videojuego que rompe la cuarta pared, que no tiene miedo de entrar en el terreno del surrealismo y que, más que portal, comienza a metamorfosearse para acabar transformado en una especie de The Stanley Parable.
Pese a que Superliminal es un juego realmente corto, de apenas algo más de dos horas de duración, es una obra capaz de evolucionar realmente a lo largo de estas horas. Superliminal parte de la propuesta de puzles y llega a una obra de carácter surrealista que busca entregar un mensaje. Superliminal es un juego que no se limita a los puzles y que tiene algo que contarnos, que tiene un mensaje más allá de sus mecánicas.
Un juego que se queda corto
Superliminal, y voy con ello por delante, me parece un juego sorprendente que, solo por su capacidad de hacernos pensar de forma distinta y transmitir el mensaje que transmite, merece ser jugado. Tiene una calidad indudable y sus propuestas son de lo más original e imaginativo que he jugado en años. Sin embargo, la obra no es perfecta y peca de quedarse demasiado corta.
Superliminal hace un recorrido enorme como ya comentaba, evolucionando en las escasas horas que dura. Pero, por el camino, se le olvida acabar de exprimir las deliciosas propuestas con las que cuenta. Se echa en falta que el giro de las propuestas Portal hacia The Stanley Parable se retrase un poquito. Da la sensación de que, cuando el juego abandona los puzles iniciales, aún quedan muchas maneras de explotar las mecánicas. Aún quedan ideas que no se llevan del papel a la práctica.
Esto se nota de forma más acusada cuando repensamos las mecáncias que las obra nos ha enseñado. La perspectiva se utiliza de forma magistral y se combina con elementos como nuestro movimiento, la posición relativa de diferentes objetos, nuestra manipulación directa de los objetos o incluso la iluminación. Sin embargo, parece que todas estas formas de usar la perspectiva se quedan en la superficie. No llega a haber más que uno o dos puzles en donde estas mecánicas se utilicen de forma realmente complicada, en un entorno que nos haga darle varias vueltas a lo que conocemos.
Entiendo que, dado el carácter narrativo de buena parte de la experiencia, los puzles sencillos no son más que un mecanismo para evitar que el jugador se atasque, se frustre y abandone la obra. Sin embargo, como amante de los juegos de puzles, no puedo sino ver un enorme potencial desaprovechado en las normas que Superliminal construye a partir de los retos que quedan tras romper las normas preestablecidas en la mente de cualquier jugador longevo.
Técnicamente justo
Por otro lado, es importante destacar que Superliminal aún cuenta con ciertos bugs y problemas técnicos que, si bien no son demasiado importantes, pueden sacar de una experiencia marcadamente inmersiva como es esta. Más de una vez estos bugs me han obligado a reiniciar desde un punto de guardado (que, por suerte, son frecuentes y automáticos). Sin embargo, quiero dejar claro que estos pequeños fallos son puntuales y no empañan en absoluto una experiencia que rebosa calidad en cuanto a su nivel de diseño.
En cuanto al apartado visual, nos encontramos con una obra que utiliza modelados simples y entornos cerrados y relativamente pequeños. Sin embargo, el uso de la paleta de colores se realiza a la perfección. Comenzamos con colores pastel que transmiten calma para ir descubriendo colores oscuros con los que Superliminal revela su verdadera naturaleza y acabar en un universo de blancos y negros, de contrastes, en donde y su mensaje son capaces de brillar con más fuerza.
Conclusiones
Superliminal es, por encima de todo, un ejercicio sobresaliente de imaginación y diseño dentro del videojuego. Una obra que es capaz de romper con las normas preestablecidas en la cabeza de cualquier jugador longevo. Sin embargo, pese a estas propuestas tan llamativas, el juego peca de tener demasiada prisa por desenvolverse y desvelar su giro de guión con el que cambia totalmente de tercio. Si bien este giro funciona a la perfección, se echa en falta que las mecánicas con las que se construyen los puzles iniciales se exploten con más calma; se echa en falta que el propio juego se dé tiempo a sí mismo.
Más allá de esto y exceptuando algún fallo en lo técnico, Superliminal es capaz de resultar una de las obras más sorprendentes del presente 2019. Un juego que se presenta como una especie de Portal y tiene la capacidad de evolucionar hasta asemejarse más a The Stanley Parable sin perder ni un ápice de carisma por el camino. Un indispensable para cualquier amante del diseño de videojuegos y una de esas experiencias que, por encima de sus carencias y virtudes, demuestran llevar más allá los límites del videojuego. Más que bueno o malo, Superliminal es un juego importante.
Portal y The Stanley Parable se mezclan en una de las obras más sorprendentes de todo 2019. Superliminal es capaz de romper las normas preestablecidas en la mente de cualquier jugador longevo y juega con la perspectiva y con nuestro propio entendimiento para trasladar una propuesta que, aunque en algún punto se queda corta, es capaz de dejarnos boquiabiertos de principio a fin.
Jugabilidad
Duración
Historia
Gráficos
Propuestas imaginativas y novedosas
Puzles bien construidos e intuitivos
El juego se desenvuelve a la perfección para ofrecer un giro en su guión narrativo y jugable
Lanza un mensaje que busca calar en el jugador
Es, por encima de todo, un juego realmente sorprendente
Las mecánicas quedan algo desaprovechadas en puzles que nunca profundizan demasiado
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.