The Elder Scrolls Online es uno de esos títulos que, a pesar de contar con un arranque algo flojo, ha conseguido sobreponerse gracias al esfuerzo de sus responsables, arreglando sus fallos y puliendo su fórmula para resultar, a día de hoy, uno de los mejores MMORPGs del mercado. Más de 3 años después de su puesta a la venta por primera vez nos llega la mayor expansión hasta la fecha: Morrowind. Este DLC standalone (es decir, que no requiere del juego base para ser jugado) promete llevarnos de vuelta a las tierras de Vvardenfell para hacernos disfrutar de una nueva trama, aventuras y muchas novedades. Preparaos para arriar velas y partir a Vvardenfell con nuestro análisis de The Elder Scrolls Online: Morrowind.
En nuestro caso, hemos estado disfrutando de Morrowind antes de su lanzamiento oficial, por lo que lo hemos hecho en el servidor de pruebas cerradas. Debido a que no se puede trasladar personajes de un servidor a otro, hemos comenzado nuestras andadas por Vvardenfell con un personaje totalmente nuevo, disfrutando del renovado tutorial y empezando la aventura como si fuéramos completamente ajenos al MMO de Bethesda. Este nuevo inicio es totalmente funcional y sentará de lujo a los que lleguen nuevos al juego, permitiéndoles comprender rápidamente los fundamentos de los diferentes apartados de esta obra; sin embargo, no resulta especialmente pesado para los que quieran empezar de cero habiendo jugado previamente a The Elder Scrolls Online debido a la carga narrativa que tiene esta expansión desde el primer momento.
Llegamos a Vvardenfell buscando algo y, casi sin saber cómo, nos vemos envueltos en disputas que nos obligarán a pelear por nuestra vida, guiados durante los primeros compases por la carismática Naryu Virian. A nivel argumental, Morrowind destaca más que el juego base, incluyendo líneas narrativas más profundas y algunas misiones, tanto principales como secundarias, realmente interesantes. En este aspecto cabe destacar que soy fan de The Elder Scrolls III y volver a Morrowind ha sido todo un placer, no solo a nivel de nostalgia, sino también de lore, pues con esta expansión podemos conocer mucho más de cerca estas tierras y a sus habitantes. Sin embargo, no es para nada necesario haber visitado Morrowind con el título de la saga principal de The Elder Scrolls, ya que toda la historia es perfectamente autosuficiente, es decir, no echa mano de nada anterior salvo para ofrecer referencias bastante sutiles.
Desde el punto de vista jugable nos encontramos ante un caso muy curioso, y es que Morrowind actúa como si se tratara de dos contenidos totalmente diferentes. Por un lado tenemos todo el nuevo contenido que añade a The Elder Scrolls Online en forma de nuevos enemigos, un terreno que explorar, equipamiento para nuestros personajes, una clase de personaje, mazmorras y modos de juego multijugador; pero por otra parte nos encontramos con una historia sólida que no requiere de interacción online para ser completada, tratándose casi de un spin-off de The Elder Scrolls para un jugador.
Si nos centramos en la parte más online (aunque realmente sea necesaria la conexión para jugar a todo el contenido) nos encontramos con una expansión que cumple más que sobradamente tanto a nivel de cantidad como de calidad. Desde el primer momento, la inclusión de una nueva clase nos fuerza a aprender a manejarla y a pararla, pues el resto de usuarios también tienen acceso a ella. Encontrar las mejores builds para los Warden no es sencillo, pero sí muy satisfactorio una vez que nos metemos a jugar PvP, en donde nos encontramos con nuevos modos de juego. Tanto estos Battlegrounds como las nuevas mazmorras resultan frescas respecto a lo que se ofrece en el juego base, pero sin cambiar demasiado la dinámica, constituyendo en general una expansión de calidad muy notable.
Pero lo más interesante de Morrowind viene cuando lo enfocamos con el DLC standalone que es. Esta expansión independiente es algo así como el MMO para los usuarios a los que no les gustan los MMOs. Desde el principio nos damos de bruces con que la interacción con otros usuarios puede minimizarse y de hecho en nuestro caso, al haberlo jugado antes del lanzamiento, apenas nos hemos encontrado con gente; pero tampoco la hemos echado en falta. La historia que nos plantea Bethesda con este contenido es totalmente disfrutable por uno mismo, como si de un pequeño spin-off de la saga principal se tratara. Es cierto que las mecánicas apenas cambian respecto al juego base, pero el enfoque en general se siente más "solitario", apuntando a la nostalgia y tratando de aumentar el público de este genial MMO.
Pero querer combinar de esta forma tan astuta un juego para los amantes del MMORPG y un RPG más similar a la saga principal conlleva sus problemas. Lo más llamativo es que el público objetivo de Morrowind va más allá de los jugadores de MMO y trata de abarcar a los amantes del RPG a secas; sin embargo, el juego es el que es, y no está hecho para ellos. Por supuesto que cada persona es un mundo y seguro habrá quien quede cautivado por The Elder Scrolls Online sin ser fan de los MMOs, pero en general todo el sistema del juego (inventarios, misiones, looteo, comercio…) es el del juego base, pudiendo hacer muy dura (o incluso negando) la entrada a cierto sector ajeno al género que, sin embargo, sí entra dentro del posible público objetivo de la expansión.
La vuelta a Vvardenfell es atractiva por muchas cosas, como ya os hemos comentado, pero si hay una en la que sobresale, es en la visual. Es cierto que el apartado técnico de The Elder Scrolls Online no es nada del otro mundo, pero el apartado artístico que encontramos en esta reedición del mundo de Morrowind es simplemente espectacular. Los entornos que ya nos sedujeron hace un buen puñado de años en The Elder Scrolls III se lucen ahora, en pleno 2017, con un aspecto increíble. La paleta de colores, la iluminación los contrastes entre las zonas, la propia vegetación, todo está trabajado con mimo y cuidado hasta el más mínimo detalle. Además, precisamente estos entornos son capaces de contar cosas; no son especialmente importantes a nivel narrativo, pero son el punto que articula la mayor parte de referencias al videojuego que inspira esta expansión. Y, cómo no, la banda sonora acompaña a la perfección con esos temas orquestales épicos tan característicos en esta saga.
En cuanto a la duración, nos encontramos con una historia que, en nuestro caso y yendo sin demasiada prisa, ha durado algo menos de 20 horas. Sin embargo, la cantidad de contenido que se incluye hará que los fans de The Elder Scrolls Online pasen mucho más tiempo exprimiendo los modos PvP, la nueva raid, loteando el nuevo equipamiento y tratando de explotar las bondades del Warden, haciendo que la experiencia se alargue posiblemente más allá de las 30 horas.
En definitiva, Morrowind es una expansión con todas las letras. Incluye una cantidad de contenido más que considerable y novedades importantes que nos hacen imposible no recomendarla a cualquiera que haya disfrutado de The Elder Scrolls Online. Sin embargo, es posible que su mayor bondad sea la capacidad de cautivar a nuevos usuarios ajenos al MMO de Bethesda gracias a un apartado narrativo y un enfoque que casi hacen que podamos tratarla como un spin-off de la saga principal.
En un terreno tan competitivo como el de los MMORPGs, The Elder Scrolls Online ha conseguido hacerse un hueco que Morrowind llega para hacer más grande. Con más de 20 horas jugadas (y las que me quedan), no me cabe ninguna duda de que, a pesar de que pueda haber reservas si sois ajenos al género, cualquier fan del MMO tiene ante sí un contenido que no debería perderse con The Elder Scrolls Online: Morrowind.