Cuatro años han pasado desde que, a regañadientes, compré lo que venía a ser el primer exclusivo de peso de PlayStation 4. Realmente no esperaba nada. Tras los excelsos Demon's Souls y Dark Souls, mi ingenuo yo auguraba un copia/pega ultra continuista cuyo único cambio iba a ser la ambientación. Además, mi última experiencia con el estudio radicaba en un poco novedoso Dark Souls 2, por lo que mis expectativas no eran precisamente halagüeñas. No obstante y por puro morbo, me senté junto a mis compañeros de piso como muchas otras veces, a verles jugar a las novedades que compraban. Era una estrategia ganadora: ellos se gastaban la pasta al principio y si me gustaba lo que veía y probaba, entonces a caballo ganador, pasaba por caja. Así comenzó mi andadura personal en lo que es sin duda uno de los grandes videojuegos de la generación actual.
Con pocas, o ninguna diferencia especial con sus predecesores, la partida empieza con la creación de tu avatar, un escueto tutorial mediante mensajes en el suelo, y un primer combate casi imposible para familiarizarte con el concepto de la muerte, los ecos de sangre (las almas de toda la vida), y nuestra extraña capacidad de poder volver a intentarlo las veces que queramos. A partir de aquí, la partida se irá sucediendo de la forma más tradicional posible. Mueres, subes de nivel, limpias una zona, checkpoint en forma de lámpara, y jefe. Este bucle de acciones, no necesariamente en el mismo orden, es el esquema jugable de todo Souls; de hecho, no variará en ningún momento de la aventura. ¿Qué hace, entonces, especial a este terrorífico mundo victoriano?
“Nacemos de la sangre, la sangre nos hace hombres, la sangre nos deshace. Teme la vieja sangre”
Existe algo en el sentimiento del miedo y su angustia que nos atrae indudablemente. Tanto una historia de campamento saturada de clichés, hasta la novela de terror más elaborada, consiguen captar nuestra atención de una forma que pocas cosas son capaces de conseguir. Hidetaka Miyazaki explota este fetiche masoquista con un buen número de elementos inherentes al terror, pero hay uno que destaca sobre todos ellos: El miedo al dolor y la muerte, representado en este caso con la sangre. Ese es el pilar fundamental en la estructura narrativa de Bloodborne.
En Yharnam, la sangre lo es todo: Nuestra pesadilla comienza con una transfusión de sangre, la ciudad queda corrompida por la sangre, sobrevivimos gracias a la sangre. La obra utiliza el líquido rojo como catalizador de todo su imaginario de forma magistral, enlazándola con todos los temas de los que quiere hablar como pueden ser la religión o la ciencia, y haciendo que el jugador la asimile como concepto válido en todos los roles. Viales, gemas, rocas…todo es posible gracias al poder casi mítico que se le confiere, y esto se sustenta en otros de sus pilares: Los sueños y Los Grandes.
“El encuentro inicial señaló el principio de una indagación sobre el cosmos desde el interior del laberinto, y provocó la fundación del Coro”
Pocos títulos, por no decir ninguno, puede enorgullecerse de haber interpretado conceptos del escritor de Providence de forma tan acertada. En sus ya legendarias obras literarias, contaba historias de seres de otro tiempo y lugar, cuya existencia es incomprensible para los humanos. Abrazándose en el miedo a lo desconocido, Lovecraft escribía densos relatos en los que plasmaba con maestría la incapacidad de describir algo tan terrible, que sólo con pensar en ello las mentes se atrofiaban y los sujetos enloquecían.
Bloodborne explota masivamente estos vagos y extraños conceptos para construir su imaginario de criaturas, arquitectura e historia. La fina línea que separa los sueños de la realidad, Los Grandes como semidioses cósmicos, y el conocimiento y la locura como mecánicas, son auténticos protagonistas de la obra de Hidetaka Miyazaki. Las verdades en el videojuego, son solo verdades a medias, y solo serán comprensibles tras completar ciertos objetivos que provoquen una trascendencia de tu personaje y poder ver la auténtica realidad del mundo que nos rodea. Esta percepción del mundo cuenta, de hecho, con una mecánica propia cuya variabilidad afectará a la partida de formas que no queremos revelar a aquellos que no hayan jugado todavía.
Pese a abrazar tantos conceptos nuevos y rompedores con la saga Souls, Bloodborne sigue siendo un digno heredero del legado de sus hermanos. Sin prácticamente alterar los cimientos de su gameplay, se dieron lugar cambios interesantes. La potencia bruta de la entonces nueva generación de consolas permitió, entre otras cosas, la experimentación con las mecánicas clásicas de combate que todos conocemos y su pulido final, haciendo las peleas mucho más satisfactorias y responsivas que anteriormente. Para magnificar estas sensaciones, se eliminaron los escudos de la ecuación a la vez que se potenciaba la agilidad de nuestro protagonista, forzando unos encuentros frenéticos que requerían de toda nuestra habilidad y reflejos. Este nuevo enfoque de su gameplay dio como resultado algo que muchos calificaban de un casi hack ‘n’ slash, aunque realmente no perdía de vista a los elementos clásicos, sino que los enfocaba desde otro prisma. Este pulido de mecánicas fue más allá de Bloodborne e influyó muy positivamente en el desarrollo de Dark Souls 3, cuyo combate es por mucho el más satisfactorio de la trilogía.
Ahora, Sekiro: Shadows Die Twice ha hecho algo muy parecido a lo que su tenebroso hermano mayor hizo en su día. Respetando las bases que todos los fans amamos, unas nuevas herramientas, inspiraciones y objetivos han dado a luz una obra maestra como solo From Software ha demostrado ser capaz de crear. Sobresalen excepcionalmente las nuevas mecánicas de combate y exploración, dejando en pañales todo lo que hemos visto hasta ahora en los videojuegos del estudio y esperemos, estableciendo mejoras para lo que esté por llegar.
Tras cuatro años, muchos han sido los videojuegos que han visto la luz tras Bloodborne. The Legend of Zelda: Breath of the Wild, God of War, Cuphead... la lista de obras maestras que le han seguido podrían haber propiciado un distanciamiento sentimental con nuestro querido cumpleañero, y no podríamos culparle. Pero aun así caló tan hondo en aquellos que disfrutamos de sus oscuros secretos que cada poco tiempo aparecen destellos de genialidad relacionados con la marca. Desde figuras de todos los rangos de precio, cosplays de infarto, cómics, un juego de mesa (y otro a punto de abrir un Kickstarter)...no es poco el legado que ha dejado tras de sí y probablemente todavía no lo hayamos visto todo. Muchos además, ansiamos su segunda parte, tan rumoreada antes del anuncio de Sekiro, y aún resonante gracias a esos proyectos aun sin anunciar. Tras tanto tiempo desentrañando secretos, despertando tras la muerte, y cubriéndonos de oníricas vísceras, esperemos que no caiga en el olvido y cada año podamos celebrar el nacimiento de la obra maestra que hoy rememoramos.
CONTENIDO RELACIONADO
Investigamos el precio de venta de los productos del 30 aniversario de PlayStation en el mercado de segunda mano para aquellos que estén dispuestos a adquirirlo de cualquier forma
En un año repleto de joyas, la obra maestra de Game Science se ha coronado como mejor juego del año
Un popular usuario que aparenta tener información sobre los proyectos de PlayStation ha hablado de ello en redes sociales
Prince of Persia: The Lost Crown es uno de los videojuegos más infravalorados del año
Los desarrolladores se centran plenamente en la última entrega
Se trata de uno de los juegos más exitosos y vendidos del presente 2024