La nueva entrega de la saga de Bungie en colaboración con Activision ya se encuentra en fase beta desde hace unos días para que todos los jugadores puedan probar los cambios que han introducir en la nueva entrega, y de paso calibrar algunos puntos concretos del juego antes de su lanzamiento.
Según ha comentado el diseñador Rob Egein, algunas saga de Activision han servido de inspiración para el desarrollo de esta esperada secuela, sin embargo reconoce que Call of Duty ha sido uno de los títulos en los que más se han fijado. Concretamente, la misión Black Spindle está basada en un escenarios de Call of Duty 4: Modern Warfare.
Rob comenta que le encantó el sentimiento de maestría que le transmitía el jugador al ver "vídeos de la gente haciendo speedruns en Mile High Club de Modern Warfare en dificultad veterano", en donde "se podían ver como los jugadores anticipaban sus movimientos a los enemigos. Como si de un guión se tratase". Esto le "inspiró".
En cuanto a Destiny 2, el equipo de desarrollo decidió basar el juego en "carry culture" un manera en la que los jugadores más veteranos se complementan con jugadores con menos experiencia o que no son capaces por ellos mismo de superar los desafíos y que permite a los primeros enseñar a jugar o recibir recompensas que de otra manera no podrían conseguir a los segundos. Esto lleva a crear "una comunidad de gente que, de muchas maneras, es útil" además de crear "alianzas y aliados, aunque sea sólo por una noche"; algo muy importante en un juego como Destiny.
Destiny 2 llegará el próximo mes de octubre a PlayStation 4, Xbox One y PC. Mientras tanto, los poseedores de la beta ya podéis probar el juego desde ayer en la plataforma de Sony, y desde hoy mismo en la de Microsoft.
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