Justo después de terminar de probar Super Mario Maker 2, recordé de manera extremadamente clara el día en el que le eché las manos encima al Super Mario Maker original: acababa de ayudar a unos amigos con una mudanza y, aparte de la merecida recompensa de invitarnos a cenar, decidí autoregalarme el juego para pasar ese buen rato que se siente al estrenar algo nuevo en compañía. Ellos no tenían allí conexión a Internet aún, así que decidimos meternos de lleno en el creador de niveles. Y, tras trastear un poco con lo que ofrecía, entendí que las posibilidades eran tantas que pasé varios meses más tratando de sacarle todo el partido posible al editor.
Por desgracia, al año siguiente la sombra del anuncio de Nintendo Switch comenzó a opacar las virtudes del catálogo de Wii U. La sensación de que la comunidad de esta última se movería a la próxima generación pronto dejó en mí un pensamiento bastante nítido: Super Mario Maker tenía los días contados; una idea que se quedó grabada en mi cabeza incluso meses más tarde de que se produjera el lanzamiento de la consola híbrida de Nintendo. Y, teniendo en cuenta la tendencia de la compañía de rescatar aquellos grandes títulos que se habían visto afectados por el irregular rendimiento de Wii U, la pregunta que me importunaba de forma casi constante era: ¿Por qué no hacer lo mismo con Super Mario Maker?
Una cuestión que fue respondida el pasado 13 de febrero cuando Nintendo anunció mediante un Direct que no solo traería de nuevo la franquicia a Nintendo Switch, sino que se trataría de una segunda entrega con todas las de la ley. Y, habiendo tenido la oportunidad de probarlo durante un rato y conocer de primera mano algunas de sus novedades, hoy procedemos a hablaros de nuestras primeras impresiones de Super Mario Maker 2 y, sobre todo, describiros lo más importante: qué sensaciones transmite con un mando entre las manos.
Durante la demostración, tuvimos la oportunidad de jugar algunos niveles del modo historia que propone Super Mario Maker 2 y comprobar que sigue una filosofía clara: las fases que contiene (las cuales han sido dadas a luz por la misma Nintendo) son, en realidad, lecciones de diseño; un escaparate a través del cual poder coger ideas sobre los usos de aquellos elementos que encontremos en el modo creativo. En definitiva, los niveles que vendrán de serie con el título (al menos por el reducido puñado que pudimos probar) no se quedarán en ser un mero añadido, sino que están pensados para que el creador aprenda desde la perspectiva de jugador.
Cabe destacar además que, en esta ocasión, estos niveles guardan una mayor coherencia entre sí que los que aparecían en la entrega anterior. Y es que ahora forman parte de un conjunto más ordenado: un modo historia en el que debemos reconstruir el castillo de Peach, el cual ha sido derribado por razones que no pudimos conocer durante la demostración. De este modo, Toad nos proporcionará la oportunidad de cumplir contratos que hacen las veces de estos niveles y conseguir monedas en ellos, las cuales podremos gastar en reconstruir ciertas partes de la fortaleza.
La cosa es que, aunque tan solo pudimos dar forma a un par de áreas nuevas de la misma, según lo visto en el último Nintendo Direct, intuimos que con cada una llegarán nuevos personajes y con ellos nuevos niveles. Así, Super Mario Maker 2 ofrece un sistema que genera una fuerte sensación de progresión y, sobre todo, que teje un fuerte hilo entre los diversos escenarios del modo. Todo ello para darle un mayor empaque a lo que, al fin y al cabo, se presenta como un completo e ingenioso tutorial.
Tras echar un primer vistazo al modo historia, procedimos a trastear con el que, evidentemente, es el apartado que da alas al juego: el editor de niveles. Si decimos esto es porque aquí es donde se nota verdaderamente que Super Mario Maker 2 tiene todo el derecho del mundo a recibir el título de secuela. Más que nada porque, aunque no pudimos echarle mano a todos los nuevos elementos que trae consigo, solo con experimentar con algunos de ellos la grotesca amplia cantidad de posibilidades con la que empezamos a fantasear comenzó a dar un poco de vértigo.
Entre los diferentes diseños de los niveles, las distintas skins de anteriores Super Mario, las nuevas opciones como añadir objetivos específicos a los niveles y la inmensa cantidad de objetos disponibles, el editor se presentó como un baúl lleno de oportunidades que nada tendría que envidiar al mismísimo bolsillo mágico de Doraemon. De esta forma, el Modo Creativo resulta de lo más interesante no solo gracias a los nuevos añadidos sino a aquellas dinámicas que surgen al combinarlos entre sí y que multiplican de forma exponencial el potencial de la propuesta, logrando ofrecer algo mucho más grande y complejo que deja a lo que ofrecía la primera entrega como si esta hubiera sido una mera demo técnica.
Resulta curioso pensar que aquel desconocido que dijo por primera vez las palabras ''compartir es vivir'' seguramente no fue consciente de la repercusión que tendrían en el refranero de las siguientes generaciones y, sobre todo, de la enorme sabiduría que hay tras ellas; Nintendo, por el contrario, siempre supo entenderlas al dedillo. Y, precisamente, Super Mario Maker 2 es un ejemplo más de esa intención de la compañía de que la gente construya conexiones entre sí.
Por lo que se nos explicó durante la presentación, y por lo que pudimos ver del renovado sistema de búsqueda de niveles, esta segunda entrega refleja cómo la gran N mantuvo puesta la oreja sobre el feedback que la comunidad daba del Super Mario Maker original. Ahora, el buscador cuenta con la posibilidad de añadir algo que la saga pedía a gritos: etiquetas. Un elemento que hace que encontrar exactamente lo que estamos buscando haya pasado de ser una engorrosa tarea a realizar un par de acciones simples, agilizando un sistema que, al menos en la primera entrega, se notaba ligeramente primitivo.
Entrando en detalles más relacionados con su contenido, el buscador de niveles ofrece lo que ya había en el primer título, eso sí, con algún que otro giro en alguno de sus modos. Y es que, además del típico principal en el que se resaltan los niveles más relevantes según diferentes categorías, nos encontramos también con varios menús y alguna que otra sorpresa a la que no pudimos acceder y de las que esperamos poder hablaros en detalle en el futuro.
En definitiva, Super Mario Maker 2 nos dejó con la sensación de que no solo poseerá mayor profundidad en sus herramientas de creación sino, también, en la forma en la que conecta a los jugadores. Todo ello para que ya sea jugando niveles, aprendiendo a diseñarlos, experimentando con el editor o participando en la comunidad, saquemos a la luz a ese pequeño Miyamoto que todos llevamos dentro.
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