Los videojuegos son un entretenimiento con el que muchos crecimos años atrás, descubriendo nuevos mundos de pura fantasía que nos permitían materializar aquello que la imaginación nunca podía plasmar sobre la realidad. Mundos como los de Zelda, Super Mario, God of War, Halo y más cobraron vida para dejar experiencias únicas. Entonces, ¿por qué ahora que el sector goza de más recursos vemos fracasos absolutamente dramáticos? Hay varias explicaciones para ello.
Incuestionablemente, el gran problema actual de la industria de los videojuegos es el hecho de que el sector haya transicionado de ser un 'simple' entretenimiento a un negocio en el que se generan cientos de millones de dólares. Que no se me confunda: es genial que cada vez más gente pueda vivir de esto, y cada artista que participa en este sector merece ser remunerado acorde a su labor. Pero el problema es que no son siempre los que más horas invierten aquellos que más dinero ganan.
Que alguien me diga sinceramente que cuando ve muchos de los videojuegos en desarrollo a gran escala en este sector, observa genuinamente un ejercicio creativo y no uno con el que generar dinero de forma sencilla. Y la realidad es que estos últimos años hemos tenido fracasos catastróficos precisamente por la intención de imitar, de querer simplemente crear cosas que parece que van a funcionar porque otras han funcionado. En efecto, me refiero a proyectos como Concord o Minds Eye. O el inconfundible Skull & Bones.
Pero no es cuestión de señalar para hablar de casos específicos, es el hecho de entender que esos casos específicos son la consecuencia de la mala praxis que ha llegado a una industria, la cual antes nos dejaba con los ojos como platos por su creatividad. Y ahora, en la mayoría de los casos, han de surgir desarrolladoras que nadie espera para ofrecer productos que realmente sorprendan; hablo de los Expedition 33, de los Balatro, de esos nombres independientes o no de categoría AAA que demuestran que un mayor presupuesto no es sinónimo de calidad.
Porque en efecto, el dinero es importante, al final sin los pertinentes activos no se pueden sacar adelante los proyectos. Pero el problema es identificar el dinero como el objetivo final y no como el motor que permite poner en marcha el proyecto. Volviendo al caso de Expedition 33, aunque no hay datos específicos se estima que producir dicho videojuego costó algo menos de 30 millones de dólares. Es dinero, mucho dinero, pero cualquiera diría que podría haber costado bastante más viendo el resultado final. Y es que después de todo, se nota cuando existe una visión creativa y cuando simplemente existe una visión comercial.
Enfatizando el caso de Balatro, hablamos de un videojuego que en enero de 2025 había superado los 5 millones de copias vendidas. ¿Y cuál era su principal atractivo? Lo ingenioso de su desarrollo, la combinación única de elementos que hacían de su gameplay uno tan adictivo como distintivo. Personalmente, considero los videojuegos un arte, y como toda obra artística el público muestra interés por aquello especial que le despierta una conexión, una emoción de alguna clase. En ocasiones es diversión pura, en otras, admiración. Pero al final se premia mucho las buenas ideas.
Desafortunadamente, en muchos casos en los que más dinero hay, peores decisiones se han venido tomando en años recientes. Muy obvio es el escenario de PlayStation, del que se informó que se habían cancelado múltiples juegos que seguían el modelo multijugador y bajo el modelo de juego servicio al darse cuenta de que dicha tendencia simplemente había quedado en el pasado. Y vuelta a comenzar. Millones y millones de dólares tirados a la basura entre algunas de las compañías más grandes del sector por priorizar lo que supuestamente era dinero fácil. Así simplemente no avanza un sector de artistas como es este.
Honestamente, creo que la escena de los juegos independientes es más importante que nunca en nuestra industria. Y esto puede sonar hipócrita, pero lo digo como alguien que apenas consume videojuegos indie. Dicho esto, creo que si hasta un usuario como un servidor que casi no consume juegos indie se da cuenta de que es ahí donde está el verdadero valor de la industria actualmente, comprender el estado actual del sector es verdaderamente sencillo.
Entonces, ¿hablo sin conocimiento de causa? Pues no exactamente. No sé quién de aquí conocerá al youtube Iron Pineapple, pero el que lo sepa sabrá que es una referencia absoluta a la hora de descubrir juegos indie, por pequeños que sean, que realmente vale la pena. Cada 'X' tiempo, Iron Pineapple lanza un vídeo recopilando una serie de juegos soulslike (cada vez menos souls, y más indie general) por tal de dar voz a títulos de toda clase, siendo el principal objetivo el siguiente: encontrar videojuegos que genuinamente valgan la pena.
Es gracias a estos vídeos que en muchas ocasiones descubro proyectos de un solo desarrollador, o de un puñado de desarrolladores, que claramente con muchos menos recursos son capaces de crear productos tremendamente redondos. Porque ese es otro problema de muchas de las producciones AAA: se busca crear algo tan grande, caro y ambicioso, que simplemente se acaba convirtiendo en una amalgama de herramientas sin alma ni corazón alguno. Y de nuevo, como producción en la que se fusionan muchos artes distintos, un videojuego debe tener alma, debe querer transmitir algo, y no simplemente ser el producto de muchos ceros.
Un título de estos que puedo citar es uno que ni siquiera ha sido lanzado todavía, hablo de 'The Adventures of Sir Kicksalot'. Se trata un videojuego desarrollado por una sola persona (si no ando equivocado) y que actualmente cuenta con una demo en Steam. Esencialmente, es un videojuego en el que se te proporcionan muchísimas formas distintas de derrotar a enemigos en una serie de mapas a modo de mazmorras. Es técnicamente muy sencillo, pero no necesita más: tiene un propósito, una clara idea de lo que quiere ser y lo ejecuta haciendo que el jugador se divierta sin parar.
Es la gran ventaja de aquellos que no tienen apenas presupuesto: todo gira en torno a tener una buena idea. Cuando tienes dinero, sabes que posees un colchón con el que puedes fracasar 'X' veces y aun así salir adelante sin problemas. Las grandes compañías han perdido ese espíritu que hace que el desarrollador independiente pueda hacer tanto con tan poco. Ya no es cuestión de crear algo divertido y que entretenga a las personas, es cuestión de querer hacer más y más caja. Con esta tendencia, solo se conseguirá que el jugador promedio se acerque cada vez más al indie y se aleje del gran nombre.
No siempre se puede tener éxito, y obviamente ha de haber de todo para todos los gustos en una industria tan variada como la de los videojuegos. Pero desde que los que mandan se dieron cuenta de la gran cantidad de billetes que movía este sector, desde luego que la cosa ha ido a peor. No sé cómo será el sector ni en 5 ni en 10 años, pero solo espero que para entonces se intente volver a mirar esta industria como lo que es: un espacio con el que dar forma a las mejores ideas de grandes creativos.
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