Sumergirse en un juego del género RTS (estrategia en tiempo real) no es tarea sencilla, y el primer ejemplo que se me viene a la cabeza cuando hablamos de este tipo de títulos no es otro que StarCraft. La cantidad de decisiones que se deben tomar a corto y largo plazo puede resultar abrumadora y capaz de espantar al público novato. Y aún con todas las barrera de aprendizaje que presentan estos lanzamientos, siempre consiguen atrapar de forma consistente a una buena cantidad de jugadores.
La razón principal por la cuál este tipo de juegos de estrategia adquieren dificultad es la propia inexistencia de turnos. Cuando todas las decisiones deben tomarse de la forma más rápida y eficiente posible, la posibilidad de equivocarse y perder el equilibrio de la batalla es más real que en otros subgéneros estratégicos. Y esto es precisamente lo que parece enamorar a los jugadores más Hardcore, que buscan la emoción de una partida donde cada estratega de lo mejor de sí.
Dicho esto, mi contacto con los juegos de este género es prácticamente nulo por las mismas razones que acabo de mencionar, pero decidí sumergirme en Tempest Rising de todos modos para ponerme a prueba en un juego que revive la nostalgia de los títulos más emblemáticos de la estrategia en tiempo real. Una decisión de la que no me arrepiento.
Tempest Rising se toma muy enserio la atmosfera de guerra entre bloques que tiene entre manos. Nos encontramos en un 1997 ficticio, víctima de un fenómeno radiactivo llamado "tempestad", la cual adquiere forma de planta y surge de la tierra exhibiendo propiedades eléctricas y nucleares. Y aunque la humanidad perece tacharla de problema, la realidad es que se ha convertido en un recurso valiosísimo de increíble potencial energético.
Es aquí donde entra la GDF (Fuerzas de Defensa Global) y la Dynasty, dos facciones que han separado el mundo al más puro estilo de la Guerra Fría y que se encuentran en constante conflicto por el control de la tempestad. Al jugar la campaña se te dará la opción de participar dentro de uno de estos dos bandos, bombardeándote con cinemáticas, diálogos opcionales y planes de toma de objetivos que te meten de pleno en esta atmósfera bélica. La sensación de formar parte del juego en lugar de ser un mero espectador está logradísima y consigue despertar el interés incluso de los que solo inician el juego por el gameplay.
Si participas como miembro de la DGF, comandarás escuadrones de soldados con la más alta tecnología y preparación para el combate, abanderándote de formar parte de los gobiernos supervivientes tras la tercera guerra mundial, defensores de la paz y la unidad. Sin embargo, el ansia de controlar la tempestad y su ventaja en la posesión de esta frente a la Dynasty, expone los verdaderos colores de la DGF, que perpetua el conflicto armado a cambio del potencial energético que ofrece la anomalía.
Tempest Rising busca que el jugador tome el control de diferentes tipos de unidades para eliminar a los enemigos. Estas cuentan con enfrentamientos favorables, como las tropas que controlan drones a la hora de destruir estructuras y vehículos, estableciendo una cadena de debilidades y resistencias para que siempre tengamos una posibilidad contra obstáculos que parecen imposibles. Eso sí, esta relación entre tropas es absolutamente clave y el juego va a recordárnoslo a lo largo de la campaña mediante una serie de consejos puntuales que no nos conviene ignorar.
Durante mi primera misión, trate de seguir los consejos del juego al pie de la letra mientras me hacia con los controles. En un punto de la misión, se me ordenó destruir una estructura equipada con un lanzallamas mediante el uso de drones desde una distancia segura. Así fue como, de forma poco inteligente, decidí llevar al límite el potencial de mis tropas de ataque terrestre con un ataque directo a la instalación enemiga, siendo eliminado al instante.
Tempest Rising te lleva un poco de la mano durante las primeras misiones con sus consejos, pero es por tu propio bien ya que conocer la relación entre tropas es fundamental para un buen desarrollo estratégico. Con mera fuerza bruta no llegarás a ninguna parte, y solo necesitarás unos minutos para darte cuenta.
El verdadero punto fuerte de Tempest Rising es el enfrentamiento entre bases de diferentes facciones, que es el que aparece durante el modo multijugador. Gracias a la obtención de tempestad mediante nuestras unidades de extracción, los jugadores obtienen créditos con los que mejorar la producción de energía, construir nuevas instalaciones, entrenar soldados, mejorar los sistemas de defensa y desplegar vehículos.
Por supuesto, la partida no se gana simplemente creciendo, hay que saber cuándo atacar directamente nuestros oponentes, interfiriendo en su economía hasta que no quede nada que nos impida tomar el control completo del territorio. Las unidades incluso ganan veteranía al destruir objetivos enemigos, incentivando la agresión y solidificando el camino a la victoria.
La sensación de urgencia que se produce durante cada partida es digna de mención. En ningún momento podía destinar mis recursos a la extracción sin tener al enemigo acosándome con sus tropas ante las barreras de la base. El sabotaje es clave, no solo para interferir en la obtención de materiales de nuestros oponentes, también es un ataque directo a la paciencia del enemigo y una forma de obligarle a reaccionar. Sin duda alguna, Tempest Rising es un desafío constante a nuestra habilidad de microgestión y capacidad para desarrollar estrategias nuevas en todo momento.
Adentrarme en Tempest Rising se ha convertido en toda una experiencia que me ha ayudado a comprender la belleza de un género que premia el aprendizaje y la estrategia como ningún otro. La complejidad y exigencia de su gameplay no filtra necesariamente a los jugadores novatos, que serán bienvenidos mediante una campaña tutorial cuya historia ha demostrado ser realmente interesante y participe de crear una atmósfera de conflicto realista e inmersiva. Tanto si eres un fan acérrimo del género de la estrategia en tiempo real, como si simplemente buscas poner a prueba tu potencial estratégico, Tempest Rising es un título que promete horas y horas de entretenimiento asegurado.
Tempest Rising sale de forma oficial el 24 de abril y podrás descargarlo a través de la plataforma de Steam, la cual dispone de opción de precompra para sus ediciones estándar y Deluxe.
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