Análisis Homefront: The Voice of Freedom
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ANÁLISIS

Análisis Homefront: The Voice of Freedom

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El 20 de mayo llegó a nuestras consolas y PC la secuela de Homefront: The Revolution, un FPS que nos presenta unos Estados Unidos dominados y sometidos al completo por los coreanos, siendo la única esperanza de la sociedad americana la resistencia.

Homefront: The Revolution - The Voice of Freedom (La voz de la libertad) sirve como prólogo a la campaña del juego principal, poniéndonos en la piel de Benjamin Walker, el héroe de la resistencia y el hombre más buscado de los EEUU. Nuestra misión es llegar a Filadelfia y reunirse con la resistencia dirigida por Jack Parish (le conoceréis de la campaña original). Este es el primer DLC de los tres que van a salir a lo largo del año y parte del 2017.

Dos veces en la misma piedra

Si leísteis nuestro análisis, sabréis que Homefront: The Revolution no era precisamente una obra maestra. Y la verdad, es que este DLC no logra mejorar la experiencia que nos propone Deep Silver. Benjamin Walker (que conoceréis de Homefront: The Revolution) tiene como objetivo llegar a Filadelfia, pero en el trayecto la presencia de los 90, un grupo independiente, en las profundidades del metro le complican el viaje.

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Junto a lo dicho en la introducción, aquí se acaba el contenido de The Voice of Freedom. El DLC rompe con la campaña original, la cual presentaba una ciudad de mundo abierto con diferentes misiones. La expansión acaba con esa libertad entregándonos una experiencia completamente lineal que, la verdad, le sienta de maravilla al juego.

La linealidad va de la mano con la ambientación, ya que casi todo el tiempo estaremos bajo la tierra en el metro. Y a veces conseguiremos sumirnos en este vago mundo creado por Dumbster Studios. Pero lo que gana por una parte, lo pierde por otra.

Al igual que el título original, The Voice of Freedom no tiene nada novedoso. Es cierto que la aventura podremos encararla siendo sigilosos desde las sombras o, simplemente, arrasar con todo lo que lleve un arma. Pero tanto la variedad de armas (que halagábamos en Homefront: The Revolution) como la jugabilidad no logran desempañar la experiencia.

Además, los “nuevos” enemigos (los 90) podrían volver a ser los coreanos y no habría ningún tipo de diferencia. El DLC no indaga en quiénes son estos personajes ni en sus intenciones, simplemente te los presentan como unos rivales genéricos que arrasan con todo (sin importarles si son coreanos o rebeldes). Por tanto, lo que debería ser el factor “innovador” o como un punto de inflexión en la expansión, pasa sin pena ni gloria como soldados sin más.

Es cierto que el DLC arregla algunos fallos del juego original y que, tras varios parches, la experiencia no es tan tosca. Pero sigue sin tener un atractivo jugable, además de una cantidad ingente de bugs que pueden estropear fácilmente el juego.

Conclusiones

Dumbster Studios amplía el juego, que si ya de por sí no cumplía, con un DLC que no sólo no añade nada nuevo. Si no que además recae en los mismos fallos que el juego original. Con una duración de dos horas (aproximadamente), The Voice of Freedom no consigue engancharte en ningún momento de la partida.

Eso sí, la expansión alarga (aunque brevemente y por encima) la historia, permitiéndonos entender un poco más acerca de la guerra de guerrillas que hay entre la resistencia americana y los conquistadores coreanos. La linealidad le ha sentado muy bien a las mecánicas del juego, centrándose más en la ambientación y consiguiéndose aprovechar de la buena iluminación de la que presume el juego. Pero sigue sin salvarse. The Voice of Freedom sería un DLC aceptable si fuese gratuito, pero (aunque bajo) tiene un precio lejano a la calidad del producto final.

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Perfil dedicado a publicar artículos realizados por varios miembros del equipo en conjunto o por periodistas invitados.