*Debido a la política empresarial de Bethesda, no hemos podido contar con una copia de Dishonored 2 antes de su lanzamiento y nos vemos obligados a emplazar el análisis unos días, aunque os traemos unas primeras impresiones que son el fiel reflejo de las primeras 6-8 horas de juego.
Bethesda nos sorprendió hace unos años con el espectacular lanzamiento de Dishonored, un título de acción/aventura muy enfocado en el sigilo. Aquel título que maravilló a los jugadores de la pasada generación mamaba directamente de pesos pesados del género, como Thief, un referente que erigió las bases de esta silenciosa modalidad de juego.
La trama nos ubicaba en la ficticia ciudad de Dunwall, una metrópoli infestada por la peste y avocada al caos. Tanto sus habitantes como la ambientación casaban perfectamente con el prisma decadente que intentó plasmar la aventura. A esta visión degenerada de la ciudad se le unió un estilo Steampunk muy bien pulido donde no faltaban elementos anacrónicos como armas futuristas o imponentes autómatas que convenía eludir. En rasgos generales, la trama estaba protagonizada por el guardián imperial, Corvo, quien se vio envuelto en un repentino asesinato y posterior secuestro que tenía que solventar a toda costa.
¿Qué nos espera en Dishonored 2? Una visión continuista del primer juego. Tanto el hilo narrativo como los aspectos jugables están estructurados desde su predecesor. Esta vez, Corvo volverá a ser testigo de una treta monarcal donde una supuesta hermana de la anterior emperatriz le usurpará violentamente el trono a la actual regenta, Emily Kaldwin. La introducción es magnífica, aunque la súbita desencadenación de los acontecimientos cuesta digerirse por la velocidad de ocurrencia. El villano vuelve a ser un ser horripilante y vil, cegado por la ambición, algo que encaja perfectamente con la atmósfera tétrica del título.
Como gran novedad, podremos escoger entre progresar la aventura con Corvo o, alternativamente, elegir a la emperatriz Emily. Ambos personajes están adiestrado en el arte del asesinato, y su letalidad no es cuestionada por nadie. Corvo es un gran experimentado en el sigilo, y Emily representa los valores más desencarnados de la brutalidad. La elección, además de modificar algunos aspecto jugables, influirá en la narrativa, principalmente en los pensamientos personales de cada personaje que, si escuchamos bien, exploran concienzudamente el universo de Dishonored. Emily está más cegada por la ira, y su cólera se percibe si la atendemos a sus pensamientos. Además, vuelven a aparecer los elementos místicos que engrandecieron la primera parte, como el misterioso personaje que nos otorga poderes -los cuales podemos rechazar- capaz de desconcertar al mismo diablo.
Sin profundizar demasiado en la trama, tendremos que volver a "ocuparnos" de diferentes responsables de la infamia imperial procesada. No innova en este aspecto, y la predecibilidad muchas veces distorsiona parte del interés, pero la continuidad del hilo narrativo (venganza y más venganza) es un pretexto para explorar la mayor baza del título, la jugabilidad.
De nuevo, el aspecto jugable de Dishonored 2 es sublime. Como he mencionado, rasca mucho de su predecesor, quien ya se asemejaba a Thief. Podremos volver a optar por diferentes métodos de actuación, apelando a la discreción o, por el contrario, sumiéndonos en encarnizadas batallas. El sigilo está más compensado, pues se privilegia su uso; no obstante, y a pesar de lo bien lograda que resulta la acción directa, el juego penaliza el desenfreno a través de unos combates difíciles y algo toscos pero dotados de perfiladas acciones, como el contraataque.
El repertorio de armas vuelve a calcar el abanico anterior. Encontramos desde una ballesta para sustentar el sigilo, hasta artilugios menos sutiles como pistolas. Tanto las armas como la confección de poderes se pueden orientar hacia nuestro sistema de juego preferente a través de mejorías que podremos obtener mediante las runas desperdigadas por los escenario y a través del mercado negro. Si queremos analizar cómo ha fructiferado nuestro, por ejemplo, sigilo, al finalizar las misiones se construye un gráfico de 4 ejefes (sigilo, asalto, letal y no letal) que señaliza nuestra predominancia jugable.
La aventura se desvincula de la anterior ciudad, Dunwall, por el masificado odio que se ha condensado y, sobre todo, por la tiranía de la nueva autoimpuesta emperatriz. Esta vez se concentra en una ciudad portuaria llamada Karnaca. No está infestada por la pestilencia -aunque germina otra plaga-, pero la tirantez de los ciudadanos demuestra descontento ante un gobierno opresor. Nuestra misión será despejar las borrascas gubernamentales y recobrar el honor del imperio. El emplazamiento es un reflejo del título anterior, con evidentes mejoras gráficas y mayor nitidez. La arquitectura es sublime, y representa la traza más elaborada en la modalidad técnica; a diferencia del retrato facial y físico de los personajes algo descompensado y poco convincente. En la versión probada, PlayStation 4, inicialmente la reproducción adolecía de bruscas bajadas de frames, pero tras la administración del extenso parche se subsanó parcialmente este problema.
Tendremos muchas localizaciones por recorrer y explorar con el fin de inmiscuirnos en el nutrido trasfondo narrativo que ofrece. La marca Bethesda se presenta en la proliferación de lecturas desparramadas por los diferentes emplazamientos y en todos los entresijos ocultos presentes durante la aventura. También se manifiesta esta firma personal en la disección de miembros de los enemigos a través de las impresionantes animaciones que ofrece el título. Todo, además, aderezado de una acústica magnífica y un audio completamente traducido al castellano. Veremos más detenidamente los aspectos generales durante el análisis que, repetimos, se lanzará en unos días. ¡Os esperamos!