Hace poco menos de un año, vio la luz el primer proyecto de Lichthund, un estudio polaco bastante pequeño que vio como mejor carta de presentación su Lichtspeer. Era un proyecto simple, que no aprovechaba ninguna característica especial de aquellas plataformas en las que se lanzó, y que aprobaba sobre todo en diversión. Uno de sus principales alicientes era su rejugabilidad y su sentimiento arcade.
Ahora llega a Nintendo Switch aprovechando el éxito de la consola para hacerse el hueco que no logró en el pasado, con una edición mejorada que de nuevo, destaca por su jugabilidad y apartado artístico, y sobre todo, por un punto clave a la hora de jugar: los controles son geniales y la posibilidad de jugar dos jugadores en una misma consola sin mandos extra es un punto a su favor. Los Joy-Con se están convirtiendo en mandos ideales para los cooperativos y aquí descubrimos un uso increíble.
Antes de nada, os dejamos el análisis original para que profundicéis aún más en el juego, ya que en este sentido, vamos a analizar la versión de Nintendo Switch y, en la mayor parte del juego, descubrimos que es el mismo que se publicó hace un año. Por ello, no vamos a hablar de su argumento escueto y poco interesante, sino de la jugabilidad y de cómo se siente al jugar en una Nintendo Switch.
Para el análisis, se ha jugado con dos jugadores en el modo sobremesa (es decir, los mandos desacoplados y cada jugador uno, sin conectarse a la tele sino viendo todo en la pantalla de Nintendo Switch). Por lo tanto, hemos estado conquistando zonas ayudándonos el uno al otro y aumentando ese punto de diversión que tiene el videojuego.
Aquí nada cambia: desde el comienzo asistimos a un mundo dividido por fases, cada una de las cuales se puede dividir en varias pantallas que en total no superan los diez minutos de duración. En cada pantalla, una horda de enemigos se nos acercará, y poco a poco descubriremos que no hay un único tipo, sino que cada enemigo tendrá su patrón determinado de ataque al que hay que derrotar antes o después que otro. Para eliminarlos, tenemos una jabalina espacial de lo más útil.
Esta jabalina se controla, en el modo de un jugador, con el joystick izquierdo su orientación, y con el botón A su fuerza. En la pantalla vemos en todo momento la trayectoria que sigue, y es útil dar siempre en la cabeza para ir aumentando los puntos con un multiplicador. En este sentido, el videojuego es muy arcade como hemos comentado, y si juegas con un amigo os picaréis para ir consiguiendo mejores puntuaciones.
Los jefes finales ya son otro cantar, ya que sus mecánicas siempre serán diferentes y por lo tanto, habrá que pensar bien la estrategia cuando nos enfrentemos a ellos. Además, no es un videojuego fácil (aunque si contiene puntos de guardado en las fases) ya que con que un enemigo nos golpee ya tendremos que repetir esa pantalla. Así, de duración el videojuego va algo corto: unas tres horas para completar todo, pero hay nuevas pantallas y un modo de juego que añade más dificultad para que dediquemos más tiempo a un videojuego entretenido y ameno. A ello hay que sumar la rejugabilidad, presente en todo momento con tablas de clasificación para poder superar nuestros retos, y con una selección de pantallas fácil de ubicar. Por último, aquí sigue estando presente la tienda en la que mejorar diferentes atributos como la fuerza de ataque, los escudos, etc., por lo que si queremos conseguir todo sigue aumentando el tiempo de juego.
El apartado técnico es muy simple, como podéis ver en las imágenes, pero la pantalla de Nintendo Switch hace que mejore su aspecto. Colores vibrantes, luces siempre presentes, y una tasa de frames que no se resiente. A este aspecto le ayuda su apartado artístico, muy logrado, con inspiraciones germánicas y futuristas, y con una acertada diferenciación entre fases. Cierto es que los personajes se suelen repetir con asiduidad, pero esto no importa en el frenetismo de la batalla.
El sonido, en cambio, si que destaca por ser acorde con el juego: música electrónica creada por Marcin Sonnenberg que ayuda a entrar en batalla y dar una sensación de ritmo intensa. No hay doblaje, aunque sí que está subtitulado al español completamente, destacando sobre todo algunas traducciones que resultan tronchantes al tener diferentes juegos de palabras.
¿Te apetece una partida rápida en tu Nintendo Switch? Lichtspeer es tu videojuego. Esta versión mejorada incluye nuevo contenido que puede justificar su compra por su ajustado precio, pero sobre todo está indicada para aquellos jugadores que en su momento no disfrutaran de la producción, o para aquellos que quieran un videojuego rápido y ameno para una partida en el autobús o en el metro.
Aún así, el videojuego padece de una jugabilidad demasiado simple y que no entra en una profundidad mayor, por lo que para una secuela se debería mantener este espíritu arcade pero mejorado con una jugabilidad más pulida, con mayor variedad y unos enemigos más interesantes y con una mayor diferencia en los patrones de ataque. En cambio, poder jugar dos jugadores en una misma consola sin comprar otro mando, es un punto clave para cualquiera que se enfrente a esta propuesta.