Por norma general, a la hora de afrontar la redacción de un análisis, no es necesario explicar quién está detrás de dicho texto. No es algo que aporte ningún valor adicional ni que enriquezca lo argumentado. Sin embargo, lo que nos acontece es algo muy novedoso, diferente y especial, y la experiencia que proporciona al usuario puede variar enormemente según quién lo juegue, en esta ocasión, debido a las diferentes capacidades físicas. El que escribe estas palabras es un varón de 23 años que practica deporte con asiduidad. Yo soy yo y mis circunstancias, decía cierto filósofo, por lo que me adentro en explicaros cómo ha sido mi experiencia de entrenamiento rozando el máximo nivel de intensidad con Ring Fit Adventure, el nuevo videojuego exclusivo de Nintendo Switch.
Así quería que fuera mi experiencia de juego, poniéndolo al límite tan a él como a mí, con la esperanza de que esta nueva propuesta deportiva de Nintendo consiguiera aquello que no había encontrado en juegos del pasado. Como si de un aficionado de fútbol se tratara, pedía que me hiciera sudar la camiseta, ejercitarme de verdad, en vez de enmascarar otro ‘party-game’ bajo la apariencia de gimnasio virtual. Tampoco quería que se renunciase a esa posibilidad de poder juntar a los amigos para competir en una serie de minijuegos muy variados, distendidos y entretenidos. Eso sigue existiendo y sigue funcionando de maravilla, pero había un elefante en la sala y ese era el modo historia, ese que prometía mezclar un RPG por turnos con el ejercicio físico. Una receta que podía convertirse en la fórmula de la Coca-Cola o mezclar el tocino con la velocidad.
Todo ha desembocado en mi asombro y satisfacción. Comenzando con las mecánicas, estamos ante la experiencia que más se ajusta a tus peticiones, necesidades y exigencias, debido a una tecnología impresionante que funciona a la perfección. El Joy-Con que se acopla a una cinta para la pierna, llamada Leg Strap, no supone una innovación tremenda con respecto a anteriores periféricos de Nintendo, como el Wii-Fit, ya que la detección del movimiento de nuestras piernas era un terreno más explorado. La revolución se encuentra en el Ring-Con, este aro que está repleto de sensores y que su mayor valor está en la oposición y la resistencia que te plantea.
Aquí está el factor diferencial con todo lo que se ha creado hasta el momento. Antes, con el Wii Mote, el Eye-Toy, los PS Move, Kinect o lo que sea que haya creado la industria del videojuego, te detectaban el movimiento pero no tenías ningún elemento que te restringiera la ejecución, nada que te opusiera resistencia, que te complicará el ejercicio, que te obligará a esforzarte a ser rigurosos en tu postura y tu fuerza. El Ring-Con si lo hace gracias a su arquitectura, ingeniería, que hacen las calibraciones necesarias de tu fuerza y sprint máximo, se ajusta para que los distintos ejercicios te pongan al límite y te exijan un esfuerzo muy similar al que harías en un gimnasio de verdad. A nivel tecnológico, me ha fascinado este periférico, permitiendo una inmensa variedad de ejercicios para las distintas zonas del cuerpo.
Sumado a este ejercicio real y auténtico que el juego nos obliga a ejecutar (si ajustamos la intensidad a nuestro nivel real), toca comentar el modo campaña que tanto prometía. Un experimento que buscaba que jugarás a un videojuego con plena legitimidad y que no tuvieras la sensación de estar en un gimnasio interactivo sin una meta, pero la realidad supera a la ficción.
Bajo esa apariencia de RPG, tenemos un sistema de niveles en los que se avanza sobre raíles en una única dirección a base de nuestro movimiento y que nos pide ir usando el Ring-Con para interactuar con algunos elementos del escenario. Son niveles entretenidos pero todo se limita a seguir realizando ejercicios para avanzar, ya que el escenario, la historia, los personajes y demás características, no están al nivel de un juego de entidad. Tampoco pretende competir con un juego de rol, pero se podía haber expandido y aprovechado mejor, al igual que los combates por turnos, que no nos exigen la habitual estrategia en la toma de decisiones propia del género, limitándose a atacar y defenderse realizando series de ejercicios cuyas repeticiones también varían según la intensidad aplicada.
Con todo esto, se nos ofrece una campaña que no consigue camuflar lo que realmente es: un modo de juego como introducción al ejercicio para que, cuando lo terminemos, hayamos adquirido una rutina y queramos seguir ejercitándonos en los días venideros, porque Ring Fit Adventure es esto, que no se confunda nadie, no es un juego de rol, no es un videojuego a la vieja usanza, es otra experiencia fitness de Nintendo, pero es la mejor que ha hecho en su historia. Quien busque un atisbo de juego convencional, saldrá decepcionado, pero si lo que buscas es, como yo, hacer deporte de verdad, Ring Fit Adventure es ideal. Mis agujetas así lo acreditan, unas agujetas que jamás había tenido con un videojuego.
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