Más preparación, más introducción, más tejemanejes narrativos. Todo ese cambio de dinámicas que rompían con el tono más visceral de "Nanatsu no Taizai", han terminado dibujando un inicio de temporada abierto a explosiones catárticas tempranas. Claro que es difícil empatizar con personajes que no llevan ni una hora en pantalla, pero el contexto, las consecuencias, y las escalas de poder dibujaban un festín de emociones imposible de esquivar. ¿Se puede sobrevivir a un Apocalipsis?
Sangre y más sangre
La treta del Clan de las Diosas llevaba al Clan de los Demonios directamente a una trampa de la que parecían no tener escapatoria. No importaba que cada uno de ellos se sintiera invencible. Que los Cuatro Arcángeles por un lado se empaparan de divinidad, ni que los Diez Mandamientos apelaran a su experiencia en combate. NakabaSuzuki regala una guerra que supera todo tipo de expectativas. No por su dimensión, que sí corresponde a las escalas manejadas, sino a los giros de guion que se dan en cada uno de los combates en primera línea de fuego.
El cuarto episodio de la tercera temporada de "Nanatsu no Taizai"recupera la animación más magna y espectacular de la que solía hacer honores en el pasado, y abre las puertas a 20 minutos de tensión constante en el que no faltan los bandazos narrativos. Sariel y Tarmiel exterminan a todos los demonios con una técnica llamada Omega Ark -nótesen las referencias bíblicas tan explícitas del mangaka-, y empiezan aplastando a los mandamientos liderados por Monspeet. La desigualdad de fuerzas, sin embargo, no dura apenas más que unos instantes. Y ahí comienza el carrusel de sorpresas.
Técnica acompasada
Studio DEEN termina de enterrar la censura que manchó el episodio con una apuesta que doblaría cualquier cosa esperada para un shonen. Los intercambios de golpes entre ambas facciones se suceden sin descanso mientras la sangre y violencia de las escenas no deja de crecer y multiplicarse por momentos. Susumu Nishizawa consigue lo impensable en el género; hace valer las escalas de poder de una forma real. Los golpes, pese a ser genéricos, responden a una intensidad coherente con los autores. Y el camino para obtener esa sensación no discurre derroteros efectistas. No hay chispas ni maquillajes visuales por encima de los movimientos de cámara y la selección astuta de planos.
El cóctel resultante es una invitación directa al disfrute absoluto para cualquier fan de "Nanatsu no Taizai". El aderezo propio derivado de la originalidad de las técnicas tanto de los Arcángeles como de los Mandamientos, terminan de redondear la experiencia. Eso sí, este cuarto episodio no solo recurre a la acción para hacer avanzar la trama. Entre bofetón y bofetón de sabores, también se va desarrollando un cierto movimiento táctico por parte de los demonios. Suzuki intensifica los arquetipos hasta romperlos convirtiendo a unos en seres prepotentes y a otras en criaturas astutas y perversas. El desequilibrio viene del error de los primeros.
Vuelta de tornas
Si los Dioses no pueden confiar en su fuerza para hacer valer su superioridad existencial, entonces no queda nada que les defienda de la oscuridad. Y los Mandamientos, nacidos de la destrucción y destinados a ella, no encuentran ningún impedimento a la hora de sacrificarse en pos del caos. No resulta extraño que ni si quiera Ludociel, el más fuerte de todos los Arcángeles, se encuentre en peligro frente a la forma más pura del demonio; de Indura, una manifestación corpórea del monstruo más temido y perverso de todo el inframundo. A través de esta técnica limitada, Monspeet y Derieri entregan uno de sus 7 corazones a la oscuridad, para liberar su verdadera forma. Claro, que como en todo acuerdo, hay una condición.
Los dos Mandamientos se convierten en seres indestructibles, pero pierden la cordura en el proceso. Sí, Sariel y Tarmiel perecen con rapidez, pero ¿quién es el bando que está ganando? La respuesta no se encuentra tanto en el campo de batalla, como sí en la trastienda. Gowther hipnotiza a Nerobasta, y la encamina hacia la Puerta del Cielo; el único acceso que tienen los refuerzos del Clan de las Diosas hacia el mundo terrenal. De la resolución de este engaño, depende la victoria real de losDemonios. No importa que Ludociel termine muriendo si los ganadores no pueden detener su ira. En ese caso, abrían perdido tanto unos como otros.
Con el maniqueísmo propio de "Nanatsu no Taizai" completamente roto, ¿cómo es posible que el escenario alcance semejantes cotas climáticas? El truco vuelve a tener una vez más nombre y apellidos. Mientras los seres superiores se enfrentan en un Apocalipsis que a todos los nivele bebe del evento bíblico, Meliodas se mueve entre líneas con una única preocupación en mente: proteger a Elizabeth. 3.000 años en el pasado, estas dos figuras ya mantenían una conexión especial que se ha logrado perpetuar a pesar de cambios corpóreos y otros sucesos ficcionales. La guerra no era más que un mcguffing para la prueba a la que se deben enfrentarDiane y King.
Conclusión
Elizabeth camina hacia el sacrificio para salvar el mundo, Meliodas hacia la ira más absoluta y vengativa (ya sabemos como termina eso). Los viajeros del tiempo se aproximan a la encrucijada en la que tendrán que tomar una decisión que cambiará para siempre la vida tanto de Gloxinia como de Drole. Pero la ejecución roza un notable que convierte en un simple trámite conclusivo lo que en un principio se vendió como fin último de la reescritura del flashack.
Tras un inicio enturbiado por la censura y las tramas encerradas en sí mismas, el anime recupera brevemente el fulgor de antaño. El enfrentamiento entre el cielo y el infierno dibuja una catarsis de emociones que vuelve a canalizar la pareja protagonista con un virtuosismo narrativo digno de mencionar.