El amor es uno de los temas recurrentes en la ficción desde hace siglos. Se han escrito ríos de tinta con el amor como pretexto de las más grandes aventuras y se han hehco películas de todo tipo al respecto. Sin embargo, dentro del videojuego, la violencia que impera en las grandes superproducciones suele dejar al amor en un segundo plano cuando no lo elimina por completo. Pero hoy nos llega un videojuego peculiar que hace precisamente del amor (o más bien del desamor) su esqueleto.
Tomando una relación de pareja fallida como punto de partida y creciendo a partir del amor entre los dos protagonistas principales, It Takes Two pone sobre la mesa un videojuego cuyas premisas resultan especialmente atractivas. Una obra que solo puede ser jugada de forma cooperativa por dos jugadores y que nos propone adentrarnos en un mundo mágico en el que revitalizar el amor perdido en un matrimonio infructuoso. Pero, ¿consigue It Takes Two enamorar también al jugador?
Hacer de It Takes Two nuestro patio de juegos
It Takes Two es el nuevo videojuego del estudio Hazelight, responsables de obras como Brothers: A Tale of Two Sons y A Way Out. Y lo primero que destaca en esta nueva obra es que el enfoque totalmente narrativo de las obras anteriores ha sido sustituido por una propuesta mucho más "jugable". It Takes Two es menos juego y más juguete que sus predecesores; y lo cierto es que es un cambio que le sienta de lujo a la experiencia cooperativa.
El esquema principal de It Takes Two a nivel jugable es bastante clásico, proponiendo una serie de niveles relativamente lineales a través de los que debemos avanzar para ir desenredando la trama de la obra. Sin embargo, Hazelight ha hecho un gran ejercicio de diseño convirtiendo cada uno de los niveles en una experiencia completamente única.
Cada uno de los niveles que componen It Takes Two cuenta con mecánicas únicas. Si bien todas ellas son más que conocidas para los jugadores habituales (incluyendo fases de tiroteos, conducción, plataformas, puzles, etc.), It Takes Two es capaz de darles una vuelta de tuerca para convertir estas mecánicas clásicas en ejercicios de colaboración asimétrica entre los jugadores. Y es importante el hecho de que esta colaboración sea, como decía, asimétrica. Cada jugador cuenta con una serie de acciones propias que deben combinarse con las acciones del otro jugador para poder superar los obstáculos.
Un gran ejemplo de esto son las fases de disparos. En estas fases un jugador debe disparar resina inflamable y el otro prenderla para hacerla explotar. Se trata de una pequeña vuelta de tuerca a una mecánica conocida y asentada con la que convertirla en un ejercicio de colaboración asimétrica que resulta completamente novedoso y una delicia de disfrutar en compañía.
Pero algo que It Takes Two hace sorprendentemente bien es, como decía, alejarse del juego clásico y ser más juguete (sin abrazar por completo este concepto por mantenerse apegado al esquema clásico de niveles lineales). Las mecánicas del videojuego no constituyen únicamente herramientas con las que avanzar, sino que son un juego por sí mismas. Explorar los entornos hará que descubramos nuevos e insólitos usos de las mecánicas que posee cada uno de los jugadores en cada uno de los niveles. Se trata, por tanto, de un ejercicio de imaginación, de exploración y de investigación que se deja por completo en manos de los jugadores. Hablar con tu compañero, juntos probar y descubrir los límites del videojuego y hacer de It Takes Two nuestro propio patio de juegos es una experiencia simplemente maravillosa.
Entre la comedia romántica y la fábula
Si entramos a valorar It Takes Two desde el punto de vista narrativo nos encontramos con una obra mucho más problemática que en lo jugable. Este videojuego nos pone en la piel de Cody y May, una pareja cuyo matrimonio frustrado está teniendo implicaciones emocionales en su única hija, Rose. It Takes Two da comienzo cuando, por arte de magia, Cody y May se transforman en dos pequeños muñecos hechos por su propia hija y deben aprender a colaborar y superar sus diferencias para volver a sus cuerpos humanos.
El juego da comienzo así a una aventura que se encuentra a medio camino entre la fábula o el cuento de hadas para niños y la comedia romántica socarrona de finales de los años 90. El gran problema de It Takes Two a nivel narrativo es que, desde el primer momento, parece no tener demasiado claro cuál es el rumbo que quiere tomar, tambaleándose siempre entre dos vertientes.
Por un lado, el videojuego se presenta como una comedia romántica ligera en la que las fases tristes se entremezclan con partes alegres y clichés sobre la vida amorosa. Las discusiones entre Cody y May oscilan entre lo cómico y lo trágico y los personajes secundarios (especialmente el doctor Hakim, un libro animado de autoayuda sobre amor que repite frases cliché completamente vacías de un significado real sobre la vida en pareja y el amor) son los que ponen el toque de humor; y lo suelen hacer con bastante acierto.
Sin embargo, a ratos, el videojuego parece intentar transmitir algo más profundo sobre el propio amor o la vida en pareja. A ratos, It Takes Two se asoma al pozo de problemas que arrastra la relación entre Cody y May y cómo estos afectan también a Rose. Un matrimonio infructuoso y una separación son temas complejos que el juego parece querer abordar en nu principio. Sin embargo, cuando It Takes Two se asoma demasiado a este abismo discursivo, siempre llega un personaje secundario con sus chascarrillos para arrastrarnos lejos y evitar que lleguemos a profundizar en ningún tema.
It Takes Two no es un juego especialmente hecho para niños (como muestran algunas escenas de la obra en donde los personajes asesinan a sangre fría), pero trata el amor y las relaciones de pareja de una forma completamente ingenua e infantil. Los problemas de Cody y May se resumen en que ella trabaja mucho y él se olvida de cosas. Y la solución pasa por, simplemente, hacer cosas juntos (colaborando a través de las acciones de los jugadores).
No queda del todo claro cuál es el objetivo narrativo del videojuego. Pero lo que sí queda presente es que It Takes Two no explora el amor ni las relaciones de pareja y su problemática. Con una visión muy limitada del amor, el videojuego se limita a presentar una idílica reconciliación entre dos personas sin preguntarse los motivos de los problemas, las perspectivas de futuro o sus sentimientos reales.
Puedo imaginarme que todo esto se ha dejado de lado en favor del aspecto más cercano a la sitcom de comedia romántica que se nos presenta. Sin embargo, no puedo evitar pensar que se trata de una oportunidad perdida, no solo de hablar del tema, sino de hacerlo aprovechando las mecánicas de colaboración, y más aún, de hacerlo dirigiéndolo a un público infantil que podría beneficiarse mucho de un discurso sobre el amor adaptado a su edad y punto de vista (del mismo modo que Pikuniku lleva críticas anticapitalistas a un producto infantil). It Takes Two es, en este sentido, una gema en bruto a la que se le saca muy poco provecho.
Un cuento de hadas
Si entramos en el apartado visual, It Takes Two es un videojuego que cuenta con un aspecto muy diferentes al de las obras anteriores de Hazelight. El viaje hacia este cuento de hadas se hace muy palpable en lo estético y pone sobre la mesa uno de los videojuegos más agradables visualmente en lo que va de año. Cabe destacar que la versión que hemos disfrutado es la de PS5, por lo que el apartado gráfico que tenemos es el de la versión de nueva generación.
La mejor manera de definir It Takes Two en lo visual es comparándolo con una película de animación de Pixar. La estética no difiere mucho de la compañía de animación pero, sobre todo, el amor por el detalle es lo que más asemeja It Takes Two a Pixar. Todos los elementos visuales de It Takes Two están cuidados al milímetro y hacen que recorrer los diferentes niveles (increíblemente variados e imaginativos en lo visual) sea todo un placer.
La música, por su lado, podría haberse aprovechado más. El apartado sonoro no es para nada malo, pero se echan en falta temas que cobren más protagonismo y se acerquen a la grandeza que tiene el apartado visual. Lo mismo con efectos de sonido, que están poco más que para acompañar pero nunca cobran el protagonismo necesario, incluso aunque a veces se mezclen ligeramente con lo jugable.
En cuanto al rendimiento, la obra ha funcionado a la perfección en PS5 y no hemos encontrado ningún bug ni problema técnico importante a lo largo de las más de 10 horas que nos ha durado It Takes Two. De esta forma, el videojuego parece contar con un apartado técnico realmente pulido.
Conclusiones
It Takes Two es una obra que, en muchos sentidos, resulta sobresaliente. El cambio de la experiencia marcadamente cinematográfica a algo más cercano a un patio de juegos en donde los jugadores pueden explorar las variadas mecánicas que la obra va proponiendo a lo largo de los niveles es todo un acierto y algo que esperamos que no solo se mantenga sino que se potencie de cara a obras futuras del estudio. El apartado visual y técnico pone la guinda al pastel de It Takes Two haciendo que recorrer sus escenarios sea todo un deleite para los sentidos.
El único gran pero que tiene It Takes Two se encuentra en su narrativa. El juego parece acobardarse justo cuando va a entrar de lleno a tratar los temas que, sinceramente, esperábamos que tocara a lo largo de la aventura, y da marcha atrás huyendo de esta seriedad en medio de un mar de chascarrillos y personajes y situaciones de lo más absurdas. Una mezcla entre la fábula infantil y la comedia romántica más adulta que, sin embargo, no sabe sacar todo el provecho de ninguno de los dos lados para caer en un discurso ingenuo e infantil sobre un tema tan complejo como el amor y las relaciones de pareja. Una oportunidad perdida en este sentido.
En general, It Takes Two es un juego que no cumple con lo esperado a nivel narrativo, pero que lo suple con uno de los mejores apartados jugables cooperativos que hemos visto jamás. Es fácil disfrutar y pasárnoslo bien, no tanto emocionándonos con la historia de Cody y May (como bien nos habría gustado) sino explorando las diferentes mecánicas y entornoss variados de la obra para acabar haciendo de It Takes Two nuestro patio de juegos. Hazelight vuelve a firmar una obra que, sin llegar al sobresaliente, es una apuesta segura para los amantes del cooperativo.
It Takes Two da un salto de calidad respecto a obras anteriores de Hazelight, abandonando la experiencia cinematográfica y apostando más por un juego reconvertido en juguete. A nivel jugable se trata de una obra sobresaliente: variada, sorprendente y divertida de principio a fin. Sin embargo, una narrativa ingenua y superficial que no resulta capaz de hablar de amor ni relaciones de pareja en ningún momento lastra una experiencia que, de otra manera, habría resultado imprescindible.
Diversidad increíble de mecánicas y retos cooperativos
La cooperación asimétrica fuerza la comunicación y una colaboración equilibrada
El juego da libertad para que los jugadores exploren las mecánicas y entornos, haciendo de It Takes Two su propio patio de juegos
Los diferentes personajes resultan carismáticos, divertidos y memorables
Visualmente es una obra que resulta realmente atractiva
Una narrativa ingenua y superficial lastra un discurso que, de otra forma, podría haber sido realmente interesante
Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.