Puede que me vaya a quedar un poco solo en esta colina, pero lo voy a decir de todos modos: "Dragon Ball Super" nunca me había acabado de convencer por el hecho de apartar de una patada al concepto del Saiyan. Sí, las transformaciones de dioses de Goku y Vegeta seguían utilizando una base de poder de la sangre de los guerreros pero... claramente no era lo mismo.
Justificar ahora que el Vegeta Hakaishin es el regreso absoluto al Saiyan puede ser también algo muy complicado, pero creo que es un paso en la buena dirección para, por lo menos, recuperar la esencia de la raza de los guerreros que había quedado muy diluida en anteriores arcos. Tengo unos cuantos argumentos para todo esto, como veréis seguidamente:
Quiero aclarar que con esto no estoy diciendo que Son Goku haya renegado de su espíritu Saiyan, al fin y al cabo solo hay que ver el interés que tiene siempre por encontrar a rivales más poderosos. Sin embargo, en el momento en el que alcanzó la forma del Ultra Instinto Dominado me quedó algo muy claro: Goku había decidido domar la furia del Saiyan para alcanzar así la perfección de un ente divino.
Que "Dragon Ball Super" lleve tiempo explorando una ruta alternativa para el desarrollo de Vegeta y Goku (tanto en combate como fuera del mismo) es algo que me parece interesante, pero no a cambio de dejar de lado por completo lo que fue una parte central de los personajes. Al fin y al cabo, desprenderse del todo del Saiyan sería como hacerlo de las Bolas de Dragón, y es por ello que espero que el Vegeta Hakaishin logre, como mínimo, recuperar parte de esa sangre y origen que han quedado ocultados mayormente.
No he podido localizar al autor del arte empleado para la imagen principal del artículo, pero lo he extraído de este artículo.
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