Crítica de Terminator: Destino oscuro - Las mujeres contra Skynet
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Crítica de Terminator: Destino oscuro - Las mujeres contra Skynet

Tim Miller confecciona una entrega que recupera el fulgor de Terminator 2, pero no escapa del desgaste de la saga

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  • Fecha de estreno: 1/11/2019
  • Género: Acción/Aventura/Ciencia Ficción
  • Productora: 20th Century Fox / Paramount Pictures / Skydance Productions / Lightstorm Entertainment / Tencent
  • Distribuidora: Hispano Foxfilms S.A.E. (España)
  • Director: Tim Miller
  • Guionista: James Cameron / Charles H. Eglee / Josh Friedman / David S. Goyer / Justin Rhodes

¿Para qué huir del problema si puedes convertirlo en una virtud? Mientras los estudios mantienen una complicada equidistancia emocional respecto a las películas que quieren actualizar -homenajeando sin homenajear-, "Terminator: Destino oscuro" busca precisamente recuperar las sensaciones del pasado. Eliminar los errores cometidos en las últimas entregas, para retomar el curso de los acontecimientos desde el punto álgido de la franquicia. Claro que esa estrategia pasaba por tener que perseguir un equilibrio distinto pero igual de complicado; buscar la novedad y al mismo tiempo replicar lenguajes y fórmulas. Tejer una misma experiencia con dos tonos distintos que inevitablemente deja sinsabores en casi todos los frentes.

Un revisionismo necesario

Tim Miller llega de encumbrar a "Deadpool" en la esfera internacional, a una saga con imperiosa necesidad de renovación. "Génesis" terminó de manchar una marca que desde finales de los años 90 no parecía levantar cabeza. Guiones torticeros, personajes intrascendentes, y mensajes vacíos que apelaban al entretenimiento más fugaz del blockbuster medio, fueron cocinando una desazón cada vez más palpable entre los fans. Fox intentaba ignorar el paso del tiempo, creyendo que los comensales aceptarían el mismo plato varias décadas después. Pero la franquicia se resquebrajaba, y lo peor; lo hacía exponiendo los valores que la habían encumbrado. ¿Cómo se soluciona algo así? Maquillando el pastiche de explosiones y persecuciones con un marcado tono femenino, y unos diálogos mucho más en línea con la jerga cultural actual.

El nuevo director se apoya en James Cameron -quien vuelve aquí en calidad de productor-, para cocinar una entrega tan efectista como autoconsciente. Se abandona por completo la idea de experimentación tan problemática en el pasado, y se persigue la esencia más absoluta de la saga. Ya no solo porque los eventos de "Terminator: Destino oscuro" continúen la historia desde donde lo dejó la primera secuela, sino porque busca, sin reparos, replicar arquetipos y situaciones con personajes nuevos que cumplen mismas funciones. De esta forma nos topamos con una Mackenzie Davis disfrazada de Arnold Schwarzenegger, y con una Natalia Reyes que ejerce, sin reparos, las funciones de Edward Furlong. En ese ejercicio de inspiración desmedida, Linda Hamilton se mantiene como pegamento entre generaciones, simbolizando todas las pretensiones de la sexta entrega.

Terminator: Destino Oscuro

Si hablamos de historia, el guion de David S. Goyer, Justin Rhodes y Bill Ray tampoco alberga demasiadas sorpresas. Han pasado más de dos décadas desde que Sarah evitó el Día del Juicio Final, pero un nuevo imprevisto vuelve a poner a la humanidad al borde de la extinción. Dani Ramos, una joven de familia mexicana se convierte en el nuevo objetivo de la futurista compañía, por el papel que ostentará en la guerra contra las máquinas ¿Nos suena? Para acometer la ejecución se envía a un moderno modelo Rev-9 (Gabriel Luna), y tras este, llega desde el futuro Grace, una humana “mejorada”, con la intención de detener el asesinato que evocaría todos los hechos desencadenantes de la futura dominación robótica. Con la ayuda de una Sarah Connor experimentada, y Carl, quien antaño fuera el primer T-800 en viajar al pasado, Grace deberá intentar parar a esa creativa y perversa creación artificial.

Vuelta a los orígenes

"Terminator: Destino oscuro" se deshace de todo lo sucedido en "Génesis", y vuelve a apelar a la trama principal. Este anecdótico pero sustancial cambio respecto a las últimas producciones, permite tejer una empatía determinante hacia el espectador; los personajes importan porque la trama tiene efectos directos sobre el leit motiv de la franquicia. Y partiendo de ahí, Miller tiene vía libre para proponer una aventura de corte road-trip, en la que el desarrollo de personajes queda completamente supeditado a las escenas de acción. Eso sí, no a cualquier tipo; el cineasta demuestra su habilidad en este tipo de producciones, con algunas de las setpieces más espectaculares de todo el año. La abundancia de CGI no desdibuja la tensión y emoción que suscitan unos combates desbordantes, y una espectacularidad más propia del cine de Michael Bay. No en escala, pero sí en cuanto a capacidad para estirar la ciencia ficción hasta sus límites más insospechados.

Terminator: Destino Oscuro

El nuevo Rev-9 es capaz de hacer casi cualquier cosa; fundirse con objetos metálicos, dividirse en dos, reconstruirse por completo desde el desmembramiento más absoluto, y por supuesto, correr, saltar y soportar explosiones y balas de toda clase. Luna no es más que un simple molde vacío en el que el estudio deposita la creatividad del equipo de efectos visuales. De hecho, es principalmente este villano quien mantiene la trama en tensión constante durante las más de dos horas de metraje. Y no, no se puede ignorar que pese a ser un enemigo temible, la nueva máquina no genera la misma sensación de peligro que la encarnada por Robert Patrick en la secuela original. Una consecuencia directa del desgaste de la franquicia, que por suerte, no mancha el resultado general de su participación en la producción. Ahora bien, a la hora de destacar la actuación de alguien, no es Luna -una simple herramienta narrativa sin mayores pretensiones- quien más brilla de todo el reparto.

Las mujeres contra Skynet

"Terminator: Destino oscuro" es el patio de recreo de Linda Hamilton y Mackenzie Davis. La primera viene a retratar un papel curtido por el paso del tiempo. Una mujer, que con las obvias diferencias, recuerda al Logan de Hugh Jackman. Los años no han calmado su tormento, y eso se refleja en una vida de lamento y venganza permanente, que encuentra salida cuando en su camino se topa con la oportunidad de redimirse. No resulta extraño que Miller le regale a Sarah Connor algunas de las escenas más emblemáticas y emocionantes de la película -tanto explosivas como reflexivas-, y que la sitúe en el núcleo simbólico de la narrativa: hay que aprender del pasado para poder vivir el futuro. Sarah deja de interiorizar su dolor, y comprende que el sacrificio de su hijo perseguía el bien común, no su tormento personal. Su evidente evolución refleja el trabajo a nivel de personajes femeninos que realiza el director. El esfuerzo de los guionistas por corregir uno de los males heredados de una franquicia nacida a finales de los 80, que ahora busca la independencia total de sus mujeres; autónomas, con propósitos interesantes, y ajenas a la estrella musculada de turno.

Terminator: Destino Oscuro

Al tiempo que Hamilton ata a los fans clásicos, Davis mueve la cinta hacia las nuevas generaciones con la mejor actuación de toda su carrera. La estrella que ya tenía experiencia en lindes futuristas tras pasar por "Blade Runner 2047", aquí se desata regalando una interpretación versátil y sólida. Su presencia y fuerza acaban desdibujando el teórico protagonismo de Reyes, que se ve forzada a echarse a un lado para dejar brillar a Grace. Y la decisión no podía ser más acertada. El liderazgo de la actriz le aporta un toque distintivo a la película, que encuentra referentes diferentes a los habituales y desgastados de antaño. Tanto en las escenas de persecuciones, donde ejecuta complejas coreografías, como en los momentos más dramáticos, en los que logra alcanzar una coherencia e intensidad poco habituales en la franquicia. ¿Es todo positivo en "Terminator: Destino oscuro"? Las torpes presencias de Alicia Borrachero, Tristán Ulloa y Enrique Arce -caras reconocibles para los espectadores españoles-, me obligan a afirmar que no.

Todo lo que se escapa del núcleo más trabajado de la producción, destila un aire casero y torticero que no beneficia en nada al guion. Como si Miller hubiera renunciado a destinar tiempo para perfilar la escultura al completo, dejando las partes menos importantes funcionando al servicio de soluciones fáciles; tropos, clichés y líneas de díálogo que harían sonrojar a casi cualquiera. La secuencia final logra dejar la película en una nota alta, pero no consigue compensar los sinsabores que liberan por el camino maneras condescendientes y decisiones narrativas cuanto menos cuestionables. Es más, las incoherencias de ciertos personajes se terminan convirtiendo en una constante que obligan a abrazar con escepticismo las libertades de los guionistas a la hora de llegar al final deseado.

Conclusión

"Terminator: Destino oscuro" logra recuperar el tono y las sensaciones de "Terminator 2", pero no se libra del tedio que generaban pasadas entregas. ¿Entretiene? Sí, pero ante tanta promesa de estudio y productores, y ante la deriva feminista de la producción, se esperaba algo más que otro equilibrismo comercial. Otra repetición nacida de otra repetición, que invita a perderse en una matrioshka creativa sin fin. Quizás Skynet tuviera razón después de todo.


Terminator: Destino Oscuro

tbd
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Sarah Connor vuelve a enfrentarse a Skynet dos décadas después de los acontecimientos de la secuela original, en una cinta que busca el entretenimiento más comercial apelando, sin reparos, a la nostalgia. Tim Miller toma la fórmula clásica y la baña en un marcado tono femenino muy refrescante, que moderniza pero no maquilla el desgaste de la franquicia.

  • Linda Hamilton y Mackenzie Davis
  • Algunas de las persecuciones más intensas de la saga
  • El destino final del T-800
  • Ritmo trepidante
  • Reparto secundario sonrojante
  • Ausencia absoluta de innovación o riesgo
  • Final predecible
Duración: 128 min

Política de puntuación

Redactado por:

Criado y educado en la escuela de Ghibli. Emborrachado de anime, poco a poco abriéndome a otros sabores y colores.