Crítica de Zombieland: Mata y remata - siguiendo las reglas
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Crítica de Zombieland: Mata y remata - siguiendo las reglas

Emma Stone, Woody Harrelson, Jesse Eisenberg y Abigail Breslin mantienen la chispa una década después

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Portada de Zombieland: Mata y Remata
  • Fecha de estreno: 18/10/2019 (España)
  • Género: Acción / Comedia
  • Productora: Columbia / Pictures Pariah
  • Distribuidora: Sony Pictures (España)
  • Director: Ruben Fleischer
  • Guionista: David Callaham / Paul Wernick / Rhett Weese

Contaba con, no uno, sino dos obstáculos fatales; la condición de secuela que imponía ya de por sí cierta dificultad al éxito del proyecto, y el tiempo que transcurrió hasta que empezó a cocinarse. Las continuaciones son de por sí tediosas, suelen reiterar esquemas si provienen de una fórmula de éxito, y en muchas ocasiones terminan enfangadas en el conservadurismo de los ejecutivos de turno. Si a ello le sumamos la desconexión tanto empática como narrativa que suscita el paso de los años, nos encontrábamos con que "Zombieland: Mata y remata" nacía en un aparente contexto de fracaso avocado. Ruben Fleischer, sin embargo, recupera todos los ases que en 2009 le permitieron saltar a la fama internacional, y durante más de hora y media se dedica a poner encima de la mesa una jugada maestra tras otra.

El apocalípsis nunca termina

Mismos personajes, mismo universo, y mismos regates para alcanzar la risa. La nueva película, del ahora director de "Venom", no propone absolutamente nada nuevo a la ya saga. Ni siquiera reinterpreta o deconstruye, buscando la sorpresa ante ese terreno empedrado previamente mencionado. Fleischer apuesta por mantener intacta la receta, para dar continuidad al festival de humor negro y gore que tan bien funcionó hace una década. Lo sorprendente no es, sin embargo, que el increíble talento del reparto consiga mantener a flote el barco; el verdadero milagro de esta producción es que no cae en la trampa del refrito. Algo que demuestra el potencial de la propuesta que hace tantos años entregó Sony, sin saber que estaba dibujando las líneas de un clásico atemporal.

Así pues, vuelven los diálogos cargados de sátira, las masacres increíblemente creativas de zombies, y las pinceladas sentimentales apostadas para dar coherencia y volumen. Rhett Rheese y Paul Wernick construyen un guion que además de destilar el mismo perfume que la saga del Mercenario Bocazas, prolonga de forma coherente las virtudes que ya poseía la primera entrega. A esa base Fleischer suma un poco de condimento con David Callaham, un nombre que ha pasado por producciones tan oportunas para el caso como son las películas de Los Mercenarios, la adaptación de "Doom", o la primera entrega del nuevo "Godzilla". A este guionista no solo se le ha encargado dar forma tanto a "Wonder Woman 1984" como a "Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos", sino que aquí viene a ejercer de potenciador del sabor con todo el acierto posible.

Zombieland: Mata y remata

Ahora bien, no hay que confundirse. "Zombieland: Mata y remata" es exactamente lo que pretende ser; una gamberrada con sentido que busca el entretenimiento fácil sin mayores complicaciones. Como consecuencia nos topamos con unos personajes que no han evolucionado ni un ápice desde su anterior aparición en la gran pantalla, y que tampoco necesitan ningún tratamiento más concienzudo. Columbus sigue siendo el mismo paranoide y escrupuloso freak, de gran corazón y espíritu valiente; Wichita mantiene su personalidad fría y aséptica con trazos de empatía; y Tallahassee regresa destilando arrogancia y narcisismo allí por donde pasa. Para lograr que ese puzle encaje con una configuración diferente, Fleischer mete mano a la posición que Little Rock (Abigail Breslin) ejercía en el grupo, y la envía a recorrer el apocalípsis alejada de las cámaras. Desde ahí la secuela empieza a explotar un carrusel de sorpresas que, pese a ser bienvenidas, no siempre terminan de encajar.

Pinceladas de querer

Tomando como referencia las relaciones que mantenían los protagonistas a raíz del final de la primera película, el cineasta busca generar sinergias; estira y comprime la confianza que existe entre ellos para ponerlos a prueba. En la relación de Eisenberg y Stone cuela una increíblemente molesta y chirriante Zoe Deutch con un personaje tan odioso como brillante, que cuestiona desde un tercer ángulo el romance entre la pareja. Que haciendo uso de clichés y arquetipos clasistas, pone el toque de absurdo más evidente a la producción. En cuanto a Harrelson, el guion le entrega la más visible, y quizás única, evolución de todo el reparto; su crecimiento como figura paterna de Little Rock, y su posición sobreprotectora a causa de la inexperiencia. No resulta extraño que su participación en esta secuela sea además de carismática y memorable, mucho más determinante y estimable que en la última ocasión. Y esta es precisamente la clave del buen funcionamiento de toda la maquinaria; no el 'qué', sino el 'cómo'. La habilidad y el talento que demuestran todas estas estrellas de primera talla, para convertir la rutinaria trama en una elegante comedia familiar.

Zombieland: Mata y remata

Porque el resto de elementos siguen siendo los mismos de siempre. Las reglas de Columbus todavía mantienen su función cómica, apareciendo y desapareciendo de pantalla con las clásicas tipografias integradas en el entorno. Aquí ya se sienten familiares y cercanas, como si el juego presentado por Fleischer hace una década hubiera sido interiorizado hasta bañarlo todo con naturalidad. El propio personaje de Eisenberg continúa rompiendo constantemente la cuarta pared, al tiempo que mantiene su posición de narrador de la historia. "Zombieland: Mata y remata" intenta hacer honor a su título introduciendo algunas variantes nuevas de muertos vivientes, pero en último término no dejan de ser simples anécdotas que resuelven escenas concretas. Cuanto más conservadora y fiel a sus orígenes se postula, mejor funciona.

Los guionistas parecen conscientes de la popularidad que atesora la primera cinta, y no dudan en explotar las filias más candentes con bastante tino. Esa autoconsciencia llega al punto de desembocar en toda una hilarante metasubtrama que deja algunos de los momentos más brillantes e ingeniosos de la producción. La participación de Rosario Dawson (Nevada), Luke Wilson (Albuquerque) y Thomas Middleditch (Flagstaff) en esa hazaña es breve, pero regala el tramo del metraje que mejor evidencia la adquisición de experiencia que el equipo de producción ha practicado desde el pasado 2009. Y esos mismos callos son los que permiten facturar una de las escenas post-créditos del año, con sorpresas de por medio que dejarán a los fans con un gran sabor de despedida.

Conclusión

Al final del día los muertos vivientes siguen siendo los muertos vivientes , la familia sigue siendo la familia, y cómo suele suceder en las bien sabidas sitcoms, las tramas solo son un maquillaje para adornar el verdadero producto. ¿Para qué arriesgar algo que ya funciona? "Zombieland: Mata y remata" es más de lo mismo, y ese es el camino que toma para alcanzar la máxima eficacia. Para firmar una experiencia entretenida como guinda de un pastel que se solo se aprovechó de forma parcial cuando salió de la cocina. Esta secuela es un zombie que promete seguir viviendo muchos años más.


Zombieland: Mata y Remata

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Ruben Fleischer consigue hacer de una secuela avocada a la indiferencia, una continuación cargada de chispa e ingenio. Una cinta que lejos de innovar, explota al máximo las virtudes que una década antes ya expuso la primera entrega. El resultado es tan satisfactorio como entretenido.

  • La gamberra actuación de Woody Harrelson
  • Humor salvaje y certero
  • Escena post-créditos descomunal
  • Algunos personajes secundarios intrascendentes
Duración: 99 min

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Redactado por:

Criado y educado en la escuela de Ghibli. Emborrachado de anime, poco a poco abriéndome a otros sabores y colores.