El último reto de Dwayne Johnson probablemente haya sido el más complejo de toda su carrera: convertirse en Mark Kerr, una de las leyendas más castigadas de las artes marciales mixtas (MMA), no fue tarea sencilla para una estrella como él por mucho que pienses que ya venía con el físico de serie. En 'The Smashing Machine', uno de los actores más queridos y reconocibles de Hollywood, dejó atrás su imagen de estrella de acción para adentrarse en un papel que exigió una transformación física y emocional al límite.
Lo que debía ser su salto definitivo hacia el drama más puro, con una interpretación que podría estar incluso nominada en temporada de premios, casi le pasa factura a su cuerpo... Y a su propia carrera.
Durante el rodaje de la película, Johnson pasó más de dos horas diarias en la silla de maquillaje, en manos del artista protésico Kazu Hiru, ganador del Oscar por sus trabajos en películas como 'El instante más oscuro' y 'El escándalo'. El principal objetivo de Hiru era recrear los rasgos físicos del luchador y las huellas del castigo que su cuerpo sufrió después de años combatiendo en el ring: "lo primero que notas en Dwayne es lo dulces que parecen sus ojos", todo lo contrario a Mark Kerr, cuyo rostro estaba endurecido por los golpes: "tuvimos que cambiar por completo la estructura de su frente para conseguir esa sensación de peso y desgaste".
Uno de los retos más complejos fue reproducir las características orejas de coliflor que tienen la mayoría de luchadores de MMA: "el daño ocurre dentro del oído, se hincha y se deforma con el tiempo. Repliqué esas diferencias en cada oreja para que Dwayne Johnson se pareciera exactamente a Kerr". ¿Y cómo hacer que Dwayne Johnson pudiera seguir interpretando tras tantas capas de prótesis? Con un sistema casi artesanal: "creé una cámara que se acoplaba al párpado de Dwayne y se movía con él, como si fuese su propia piel".
Este realismo también fue algo que se notó en una de las escenas más comentadas de la película: Johnson tenía que inyectarse una aguja en las venas del personaje, por lo que el equipo trabajó en una prótesis que ocultaba sangre y suero, para que esta acción fuese lo más real posible: "cuando empujaba la aguja, la sangre subía por la jeringa gracias a una pequeña capa interna", explica Hiro.
Y ya centrándonos en el aspecto puramente físico, Dwayne Johnson tuvo que abandonar su rutina habitual de musculación para conseguir una complexión más propia de un luchador de MMA. Resistencia y castigo físico fueron los dos pilares de un entrenamiento en el que hubo sesiones de sparring y técnicas de grappling que le causaron varias lesiones, eso sí, sin mucha importancia.
Todo este esfuerzo no se ha traducido en un éxito comercial: 'The Smashing Machine', dirigida por Benny Safdie, debutó en cines con apenas 6 millones de dólares en Estados Unidos. Y lo peor es que costó 50 millones de dólares, por lo que depende de que la taquilla internacional funcione mucho mejor que la doméstica...
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