Hablar de Meryl Streep es hablar de una de las actrices más talentosas y versátiles de nuestro tiempo. Con una filmografía que supera las 100 producciones, Streep ha dejado una marca imborrable en la historia del cine y la televisión. Su capacidad para transformarse en una amplia gama de personajes es simplemente impresionante, y su naturalidad frente a la cámara conmueve a públicos de todas las edades.
Meryl Streep ha sido nominada 21 veces al Óscar a Mejor Actriz y 34 veces a los Globos de Oro, una hazaña que habla por sí sola. De estas nominaciones en los Óscar, ha ganado tres por sus actuaciones en ‘Kramer contra Kramer’, ‘La decisión de Sophie’ y ‘La dama de hierro’. Cada uno de estos roles demostró su increíble habilidad para interpretar personajes complejos y emocionales, consolidando su estatus como una de las mejores actrices de los últimos tiempos.
Entre los papeles más icónicos de Meryl Streep se encuentran sus actuaciones en películas como ‘Mamma Mia’, donde mostró su lado más divertido y musical; ‘Kramer contra Kramer’, un drama profundo que le valió su primer Óscar; ‘La dama de hierro’, donde encarnó a la inflexible Margaret Thatcher; y ‘No mires arriba’, una sátira en la que demostró su talento para la comedia. Sin embargo, uno de sus roles más aclamados y al mismo tiempo más difíciles fue en ‘El diablo viste de Prada’.
En ‘El diablo viste de Prada’, Meryl Streep interpretó a Miranda Priestly, una tiránica directora de una revista de moda que hace la vida imposible a su asistente, Andy Sachs, interpretada por Anne Hathaway. Este personaje está basado en Anna Wintour, la famosa directora de la edición estadounidense de Vogue. A pesar de ser uno de los papeles más memorables de su carrera, Streep confesó que fue el personaje que más odió interpretar.
La interpretación de Miranda Priestly fue un verdadero desafío para Streep. Acostumbrada a personajes llenos de luz y humanidad, tuvo que adoptar una postura fría y desapegada para encarnar a esta figura autoritaria y despiadada. "Fue horrible. Me sentía miserable cuando llegaba a mi caravana. Podía oírlos a todos riéndose. Me dije: 'Bueno, es el precio que pagas por ser jefa'. Esa es la última vez que intenté algo con ese método", confesó la actriz en una entrevista con Entertainment Weekly.
Para dar vida a Miranda, Streep decidió seguir el método Stanislavski, que consistía en comprender la psicología del personaje y establecer una conexión emocional con él. Este enfoque le permitió mantener la autenticidad de su interpretación, pero también le causó mucho estrés y malestar durante el rodaje. "Recuerdo haber hablado con Meryl Streep cuando hicimos 'El diablo viste de Prada' y ella dijo que era su personaje que menos le gustaba, porque realmente estás desprovista de cualquier simpatía o emoción, y lo entiendo", comentó su compañera de reparto Emily Blunt en una entrevista con The Herald.
A pesar de su aversión por el personaje, Streep logró dotar a Miranda Priestly de una humanidad que resonó con el público y la crítica. Su actuación fue tan convincente que le valió una nominación al Óscar y se convirtió en una de las favoritas de los fans. La habilidad de Streep para encontrar y mostrar la vulnerabilidad incluso en los personajes más duros es una prueba de su maestría como actriz.
La carrera de Meryl Streep está llena de actuaciones sublimes y personajes inolvidables. Desde roles emotivos hasta personajes complejos y difíciles, ha demostrado ser una actriz de alma y vocación. Su compromiso con cada proyecto y su capacidad para conmover a través de su arte la han consagrado como una de las mejores de su generación. Y aunque el personaje de Miranda Priestly en ‘El diablo viste de Prada’ fue el que más odió interpretar, también es testimonio de su increíble talento y dedicación a su oficio.
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