La abuela es una de las mejores películas españolas de todas las que se ha estrenado en los últimos meses. Me da pena que los Goya no hayan valorado más que su música y efectos especiales, porque estamos ante un guion de Carlos Vermut retorcido que da una nueva vuelta al género del terror para acercarlo al melodrama más absoluto.
Soy consciente de que el final de La abuela, la nueva película dirigida por Paco Plaza, no es fácil de digerir. Por ello, voy a explicarlo en este artículo e intentar despejar todas tus dudas. Por supuesto, no leas a partir de ahora si todavía no la has visto.
Después de que Susana comience a ver cosas raras en su abuela (Adela, la mujer que la iba a cuidar tras el derrame cerebral, muere de forma extraña; se despierta en lugares en los que no se había dormido...), decide llevarla a una residencia de ancianos para poder volver a París, ciudad en la que tiene su vida. Pero esa misma noche, antes de coger el vuelo, la joven ve en las noticias que el edificio se ha incendiado y no hay ningún superviviente.
El problema es que Pilar, su abuela, aparece de nuevo en su casa como si nada hubiera pasado; es aquí donde comienza una pugna entre Pilar y Susana que se torna en el giro argumental inesperado.
La nieta se da cuenta de que algo no va bien, y para finalizar con todo el drama que está viviendo, deja que la persona que le ha cuidado de pequeña se ahogue mientras come. Es entonces cuando intenta marcharse al aeropuerto, pero la puerta, en cuanto se abre, se cierra de golpe.
Pilar llega como si estuviera poseída, pero pronto comprendemos que tanto ella como su amiga tenían un rito con el que cortando el cabello a sus nietas y guardándolo bajo llave, pueden meterse en los cuerpos de ellas una vez hayan fallecido. Miedo a la vejez, a la decrepitud y a la muerte.
La abuela pasa de todos los lazos de sangre que la unen con Susana, la lanza al suelo, le traslada el alma a su cuerpo, y ahora Susana es Pilar, un cadáver sin más situado en el sofá, y Pilar está en Susana. La abuela es la nieta ahora, y así vuelve a comenzar un ciclo en el que se une a la amiga que había muerto días atrás.
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