Esta semana ha llegado a Netflix una película, cuanto menos, polémica: me refiero a 365 días: Aquel día, la secuela de la exitosa producción original polaca de corte erótica. Para muchos suscriptores a la plataforma de streaming, este largometraje es el ejemplo perfecto del cambio de paradigma que se ha vivido en el catálogo (más cantidad, menos calidad); para otros tantos, una adicción que han devorado en cuanto se ha lanzado.
Pertenezcas a un grupo o a otro de usuarios, es probable que quieras saber (si estás aquí, es por algo) si habrá tercera entrega de 365 días, o si la saga ha llegado a su final sin que tú lo sepas. Y por suerte, tengo la respuesta a esta pregunta sin necesidad de sacar la bola mágica.
365 días podrá haber levantado ampollas (igual que lo hará 365 días: Aquel día a tenor de lo que ya he leído en redes sociales), pero esta versión polaca de 50 Sombras de Grey funciona, y Netflix lo que necesita es ingresos. De ahí que apueste por productos muy locales como este que arrasan a cambio de un bajo desembolso económico (vamos, que el presupuesto es más bajo...).
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