No es una multa, pero como si lo fuera. James Franco ha aceptado pagar 2,3 millones de dólares tras un duro pacto alcanzado en un proceso abierto contra el actor a raíz de una demanda por compartimento sexual indebido abierta en 2019 por Sarah Tither-Kaplan y Toni Gaal. Ambos se apuntaron a las clases del intérprete en 2014, lecciones en las que James Franco impartía consejos sobre escenas sexuales que eran "simulaciones de actos sexuales que iban mucho más allá de los estándares de la industria".
Algunos de los ejemplos que se pusieron en su momento fue el rodaje de una orgía en el que se quitó las protecciones de plástico que cubrían las vaginas de las actrices antes de simular la práctica de sexo oral, o el acercamiento de Franco a ellas prometiendo trabajos en producciones muy importantes de Hollywood que nunca llegaban. Ambos son casos de comportamiento sexual indebido que, por otro lado, continúa siendo negado por los acusados (no solo afecta a este intérprete).
Tither-Kaplan y Toni Gaal solo recibirán un 33% de los 2,3 millones de dólares; el resto se donará al grupo de alumnos y alumnas afectados por las clases que impartía en aquella época James Franco y algunos de sus amigos de la industria. Y por supuesto, de la parte que ellos han ganado, un buen porcentaje irá a parar a sus abogados.
Entre los documentos que han salido a la luz tras este pacto, se encuentra: "si bien es cierto que los demandados siguen negando las acusaciones, reconocen que los demandantes han planteado temas muy importantes, y todos creen que ahora es el momento adecuado para abordar el maltrato a las mujeres en Hollywood".
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