Todavía recuerdo aquellas clases de producción, realización o montaje en las que escuchaba día tras día un concepto que no llegué a comprender hasta hace bien poco: 'la magia del cine'. Estudié comunicación audiovisual, y para mí, llegar a plasmar en un cortometraje ese juego entre el espectador y la pantalla era como intentar pasarse un jefe final de Elden Ring con los ojos cerrados: algo imposible.
Quizás lo nefasto que era utilizando una cámara de vídeo o intentando pinchar dos o tres cámaras en la mesa de realización de un plató de televisión me motivó para especializarme en periodismo, pero ha sido en este campo donde poco a poco he comprendido qué es 'la magia del cine'. Para mí, este truco es mucho más que una pantalla gigante en la que compartir experiencias con otros espectadores. Tengo claro que esa 'magia' es una forma de vida.
Antes de la pandemia, el cine ya estaba en crisis: muchos proyectos originales tenían dificultades para tener éxito en la taquilla, y las plataformas de streaming comenzaban a apostar por películas exclusivas con presupuestos elevados. Pero ha sido el coronavirus quién ha terminado de lastrar una industria que ha evolucionado (y no 'involucionado') de forma precipitada.
Cada vez es más evidente que los cines se van a quedar con las grandes propuestas, con esas sagas que garantizan el éxito económico. Sí, me refiero a Marvel, a DC, a Star Wars o a Harry Potter (y a esta franquicia creo que le queda bien poco). Y las películas de autor, esas que para mucho reflejan la auténtica 'magia del cine', se verán de forma cada vez más habitual en Netflix, HBO Max, Disney Plus o Amazon Prime Video.
Aquí entra en debate dos perspectivas; una lucha entre dos visiones que, por fortuna, no debe de tener una vencedora. Porque el cine no va de ganadores y perdedores; va de experiencias vitales, de momentos de conexión y empatía. En definitiva, el cine es mucho más que sentarse dos horas en una sala o en un sofá, solos o acompañados:
Pertenezcas al primer o al segundo grupo, estás de enhorabuena: sabes qué es 'la magia del cine', porque hay que ir pensando en que este 'truco' no es excluyente. El cine conecta personas, culturas y sociedades, y ya está bien de pensar de forma clasicista: ¿no te gusta ir a una sala? Enhorabuena, porque tienes la posibilidad de disfrutar de los últimos estrenos a través de decenas de plataformas de streaming y del formato doméstico. ¿Adoras ver el último lanzamiento en la gran pantalla? Eres afortunado, porque haces lo que más te gusta, cómo más te gusta. Y sí, esa es la evolución de 'la magia del cine': disfrutar del séptimo arte dónde y cómo quieras.
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