La novela epistolar de Bram Stoker es un clásico inmortal. Una de esas historias tan invulnerables al tiempo como su tétrico villano, el Conde Drácula. No es para menos cuando ha habido decenas de adaptaciones tanto al cine, cómic y videojuegos... y se nos viene encima una adaptación en clave de comedia con Nicholas Cage. La obra nos cuenta el viaje por tierras transilvanas de Jonathan Harker, un joven trabajador de una inmobiliaria que ha recibido un encargo muy importante: Venderle una casa en su Londres natal a un excéntrico Conde que parece aterrar a los locales rumanos. Una vez en el castillo Jonathan descubrirá a un solitario hombre que a primera vista parece ser un alma torturada, pero en realidad se trata de un monstruo vampírico antaño humano que no se detendrá ante nada en su búsqueda por sembrar dolor y pánico entre los que le rodean.
Este planteamiento no habría sido adaptado tantas veces de no ser por el atractivo del personaje que da nombre a la novela. El dolor de Drácula, ese deseo imposible de volver a ver la luz del sol o sentir la calidez humana en algún momento nos es llamativo porque podemos empatizar con él. Interpretar a este personaje es uno de los puntos fuertes a la hora de adaptar la novela y han sido muchos quienes lo han tratado de interpretar, a veces con más acierto y otras con menos, de modo que hoy os traemos una lista con las mejores encarnaciones de Drácula en pantalla grande.
La magistral Nosferatu de 1922 dirigida por Murnau es un hito dentro del expresionismo alemán. En esta versión el vampiro de Transilvania no recibe el nombre de Drácula, sino el de Orlock, ya que Nosferatu es la primera película célebre que se las ingenió para no pagar derechos de autor.
Max Schreck nos da una interpretación bastante tétrica y exagerada dentro de los parámetros de la corriente artística del momento. En aquella época Drácula no estaba asociado a los murciélagos, sino más bien a los lobos o a las ratas, y el actor se pasaba horas mirando a estas últimas para sacar sus movimientos y gestos. Eso le dio a esta interpretación un aire de extrañeza que aún hoy nos deja con una sensación de distorsión única.
El actor inglés es quien ha interpretado a Drácula más veces de esta lista: Un total de nueve. Creo que la mejor interpretación lo hace la primera vez que encarnó al Conde, en The Horror of Dracula de 1958. Terence Fisher dirigió a Lee con una precisión abrumadora, para dejar clara solamente una cosa, que este vampiro no era más que un monstruo. Con Lee en esta película nos olvidamos de la parte humana del personaje. Diálogos de la novela como la que le dice una de las vampiresas del castillo a Drácula “¡Tú no puedes amar!” y la consecuente respuesta de Drácula: “Claro que puedo.” fueron eliminadas en esta adaptación
Muchos de los primeros planos de la cara del actor que vemos en la película logran evocar un intenso terror. Su acting canaliza la sofisticación del conde como una tapadera que tiene el fin de ocultar los más crueles horrores que desea hacer .
Christopher Lee dijo que no quería que se le asociara con el papel, pero dentro de los cánones POP que tenemos en nuestros días no podemos olvidarlo.
Es imposible desprendernos de esta interpretación. Aunque la elegancia excéntrica de Lugosi a la hora de dar vida al personaje se mantenga, hay que reconocer que a día de hoy ya no da miedo. Pero tenemos que ponernos en el momento, pues uno siempre es esclavo de su tiempo. Lugosi intentaba generar pánico gracias a una sobre estimulación física que en lo visual impresionaba en la época. Por otra parte, sería bueno destacar que es el actor que mejor caracterizado estuvo de acuerdo a la descripción dada en la novela.
Y fuera de los momentos los cuales a día de hoy resulta disonante (que son muy pocos) su personaje supo transmitir el dolor que enfrenta Drácula en un momento en la ópera, donde los personajes de Midna y Lucy hablan con pánico de la muerte y el Conde les dice; “Al ser humano le esperan destinos mucho más horribles que la muerte.”, entendiendo así que los dones vampíricos son una gran tragedia para él.
Nosferatu de Werner Herzog es un remake de la versión de 1922. Aquí es cuando se le empezó a dar una dimensión trágica al vampiro. Que era un monstruo, sí, pero en algún momento humano. La interpretación de Kinsky transmite un desasosiego monumental que hace que empaticemos con él constantemente. Este Drácula sufre. Puede que se debiera a que en la vida real el actor era un enfermo mental sin capacidad para gestionarse, y eso le provocara un dolor que supo plasmar a la hora de actuar.
Dar un aire amenazante y vulnerable simultáneamente es algo realmente complejo que merece ser valorado.
Para muchos la versión e interpretación más exagerada y gratuita de la novela. Para otros una de las grandes películas de Coppola. Esta película es la más excéntrica y variopinta de todas, pero la calidad fílmica de su director sigue haciéndose notar. No creo que la obra de Coppola sea la mejor de esta lista, pero sí la interpretación de Oldman.
Normalmente cuando solemos fijarnos en un acting es porque sentimos a esa persona real, es decir, nos la creemos. Pero el Drácula de Coppola no buscaba sentirse verosimil. Esta obra creó un atmosférico mundo excesivo y caricaturesco donde la imagen exprime todas las posibilidades que a los creadores se les ocurrían independientemente de la verosimilitud.
Y es por eso que la interpretación de Oldman ha de ser tan excéntrica. Pero, no nos llevemos al engaño, es el Drácula con más registros de la historia del cine, pasamos de ver su lado más cruel y sádico con la escena del bebé a contemplar a un hombre que parece recibir una bendición al contemplar el vivo retrato de su difunta esposa en Mina. El espíritu romántico que supo darle Oldman no está al alcance de cualquiera, este ser ya no es un monstruo, sino un noble caballero convertido en la más horrible de las criaturas imaginables recordándonos no que alguna vez fue un humano, sino que sigue siéndolo muy en el fondo.
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