Sony se la jugaba. Sin Will Smith, sin la continuidad espiritual del inicio de la franquicia, y con un historial algo comprometido, se lanzaba a intentar renacer una de sus marcas más exitosas de principios de siglo. El resultado no salía bien; ni a nivel de críticas -de donde salía completamente escaldada-, ni a nivel de taquilla. "Men in Black: International" es ya uno de los fracasos comerciales más llamativos del 2019.
Aunque los 110 millones de dólares invertidos por Hemisphere y Tencent no alcanzaban ni la mitad del monto puesto para dar vida a la tercera entrega de la saga, el proyecto no ha logrado cumplir las bajas expectativas que se tenían puestas en él. Los analistas apuntaban a un discreto estreno doméstico de 30 millones, y tras tres días en cartelera, la cinta de F. Gary Gray se ha quedado en unos pobres 28.5 millones.
"Men in Black: International" se convierte así en el peor debut de toda la saga con unas cifras muy inferiores a lo ostentado por la última entrega, cuyo debut rondó los 54 millones en 2012. A nivel global tampoco le han ido nada bien las cosas a la pareja formada por Chris Hemsworth y Tessa Thompson. Si bien la cinta conseguía colarse entre los primeros puestos de taquilla casi todos los países, los 73.7 millones recogidos no ayudaban a maquillar el desastre.
En un fin de semana en el que ni este soft-reboot ni "Shaft" lograban cumplir con lo esperado en Estados Unidos, ahora la industria se enfrenta a un debate en torno a la carencia de ideas de las principales majors. La nostalgia no funciona tan bien como se pensaba, y no pocos críticos y profesionales han sido los que han empezado a señalarlo. ¿Se ha cansado el público de volver una y otra vez sobre las mismas ideas?
Aunque la pregunta no tiene una respuesta sencilla, lo que sí parece ya claro es que Sony tendrá que enterrar definitivamente la franquicia de alienígenas por un buen tiempo. "Men in Black: International" no ha sido el reinicio de nada, sino solo un fracaso más en un año en el que la industria se vuelve más dependiente que nunca de los grandes estudios y sus universos cinematográficos.
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