Dishonored 2
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26 NOV 2024Hace ya más de 4 años que Arkane Studios y Bethesda unían fuerzas para traer a nuestras consolas y PCs Dishonored. Este título, que proponía una original mezcla de sigilo y acción en escenarios no lineales, hacía las delicias de todos los fans gracias a una jugabilidad que ofrecía muchas posibilidades y dejaba lugar a la imaginación, así como a una historia y un universo realmente mágicos y cautivadores. Ahora, en 2016, los chicos de Arkane Studios regresan para traernos la esperada segunda parte de ese Dishonored. ¿Logrará igualar el éxito de la primera parte? Acompañadnos en este análisis de Dishonored 2 para descubrirlo.
Si algo no está roto, no lo cambies. Un dicho popular que hemos visto aplicado en los videojuegos en más de una ocasión (no siempre con resultados positivos), y que Arkane Studios ha hecho suyo para este nuevo título. Dishonored consiguió dar en el clavo encandilando al gran público mezclando el sigilo y la acción, ofreciendo ambas opciones a través de escenarios no lineales con tantas rutas posibles como pudiéramos pensar. Para esta segunda entrega se ha trabajado sobre la misma base, puliendo algunos pequeños fallos y potenciando las múltiples bondades del juego original.
Arkane Studios sigue dándonos a elegir si queremos jugar a un título de acción en el que entablar combate con todo ser viviente (y alguno no viviente), o preferimos enfocarlo de un modo más pacifista, evitando a los enemigos a toda costa buscando rutas ocultas. Si bien es cierto que esto ya era posible en el Dishonored original, la nueva entrega lleva las posibilidades a un nuevo nivel, añadiendo, no solo varias maneras de jugar, sino dos personajes con los que hacerlo. Este es uno de los detalles más importantes del juego, y es que nos encontramos a dos personajes que ofrecen posibilidades únicas a la hora de enfrentarnos a las situaciones. Cuando realicemos una misma misión con los dos personajes nos daremos cuenta de que las estrategias pensadas inicialmente para uno, pueden ser totalmente inservibles para el otro debido a que los poderes son exclusivos de Corvo o Emily. Pero lo mejor es que las diferencias entre padre e hija no se limitan a lo jugable, sino que su forma de pensar, los comentarios que hacen y la manera en la que ven y les afectan ciertos acontecimientos también serán únicos.
Todo en Dishonored 2 está un escalón por encima de lo visto en el juego original; y el sistema de progresión de nuestro protagonista no es ninguna excepción. Este aspecto era bastante simple en la primera parte, ofreciendo un pequeño árbol de habilidades sin demasiada miga en el que podíamos desbloquear poderes y mejorarlos ligeramente, además de potenciar algunos atributos y recibir ciertas bonificaciones concretas gracias a los talismanes de hueso. Para esta nueva entrega, Arkane ha creado un nuevo sistema de progresión con el que hace más complejos los árboles de habilidades (ahora las mejoras cambian la forma de actuar del poder, y elegir una mejora concreta puede bloquear las demás). Además, los talismanes de hueso tienen mayor variedad de bonificaciones e incluso se incluye la posibilidad de craftear nuestros propios talismanes, para recibir dos, tres e incluso cuatro bonificaciones por cada talismán.
Por otra parte, una de las mayores evoluciones en esta secuela se encuentra en el diseño de niveles. Ya en el juego original nos encontrábamos con un trabajo muy bueno en este aspecto, pero Dishonored 2 eleva la calidad a un nivel muy superior ofreciendo uno de los mejores diseños de niveles que recordamos. Al igual que en la primera entrega, la campaña se divide en misiones que nos llevarán por escenarios no lineales, en los que deberemos ir avanzando de zona en zona. En cada uno de estos escenarios existen decenas de rutas para lograr nuestro objetivo, además de secretos, misiones secundarias y detalles en cada esquina. En consonancia con esto, se ha aumentado el número de runas y talismanes de hueso dispersos por el mapeado (tendremos que sufrir mucho para encontrar algunos de ellos). Pero la auténtica magia sale a relucir cuando vemos la variedad, y no solo visual, que ofrecen los escenarios Dishonored 2. Tendremos desde zonas interiores convertidas en un gran puzle que debemos resolver para avanzar, hasta otras en las que el utilizar el tiempo para movernos en una cuarta dimensión. No podemos sino alabar estas decisiones magistrales que proporcionan zonas con mecánicas exclusivas que cambian y logran dar frescura a la obra de Arkane en todo momento.
Pero lo más importante de todo esto; ¿el juego resulta divertido? La respuesta, para nosotros, es un sí rotundo. Jugablemente, Dishonored 2 sigue la estela del ya magistral Dishonored y consigue pulir la fórmula que ya triunfó en 2012 para llevarla a un nuevo nivel, enamorándonos de nuevo con sus mejoras, pero sin perder un ápice de su esencia.
Dishonored 2, como podéis ver, es una auténtica secuela, un juego que sigue los pasos que llevaron al éxito a su predecesor, ampliando sus horizontes y explotando todas sus virtudes. Sin embargo, el éxito rotundo de la primera parte no solo ha repercutido en esta secuela de forma jugable. El universo y el trasfondo que se incluyen también se han beneficiado del aclamado Dishonored original para buscar algo mucho más grande, más profundo, más ambicioso.
Lo nuevo de Arkane Studios nos sitúa década y media tras los acontecimientos del juego original, con una Emily claramente mucho más madura, y un Corvo que, a pesar de los años, aún conserva toda su esencia. Los acontecimientos que dan lugar al juego comienzan cuando, sin previo aviso, Delilah (seguro que a algunos os suena del DLC Las Brujas de Brigmore), la hermana oculta de Jessamine Kaldwin, llega acompañada del Duque de Serkonos para reclamar el trono de la torre de Dunwall. Escojamos al personaje que escojamos, nos veremos obligados a marcharnos a Karnaca, tierra natal de Corvo, en una desesperada búsqueda de respuestas y venganza. A través de esta aventura conoceremos personajes tan interesantes y bien creados como el genio creador Jindosh; y nos reencontraremos con viejos conocidos como Sokolov, y alguno que otro que nos pillará de sorpresa. Como siempre, entre medias, el Forastero irá haciendo apariciones estelares, mostrando más de su pasado y personalidad, cosa que los fans habían pedido mucho.
El apartado narrativo se ha cuidado mucho para este juego y presenta de nuevo una historia más que interesante que mezcla los problemas económicos y sociales de un territorio sumido en una auténtica dictadura tiránica con los hechos sobrenaturales tan característicos de la saga y una nueva plaga, las moscas de la sangre. Si bien es cierto que el guion no entraña demasiadas sorpresas y que puede echarse en falta un crecimiento más acentuado de nuestro protagonista, la calidad del universo y el trasfondo que lo engloba todo es demasiado buena para que estos pequeños fallos lastren nuestra genial experiencia. En conjunto, la historia resulta divertida y conseguirá engancharnos para desentrañar los secretos del regreso de Delilah y su ascenso al poder, sobre todo siendo conscientes de que nuestros actos sí afectan realmente al desenlace del juego.
Por otro lado, cabe destacar que los hechos acontecidos en Dishonored se resumen brevemente al comienzo de esta nueva entrega, y la historia de esta es fácilmente accesible hayamos disfrutado o no del juego original, cosa que será de agradecer para aquellos que sean ajenos a la saga. Sin embargo, el hecho de haber jugado a la primera entrega (sobre todo a sus DLCs) y el haber leído la nueva novela, como hemos tenido la suerte de poder hacer nosotros, hace que la experiencia en conjunto sea más completa y podamos entender el mayor número de referencias posibles. Pero como ya os decimos, no es estrictamente necesario nada de esto.
A nivel técnico es donde encontramos las mayores discrepancias entre las diferentes versiones que hemos podido probar. En general, podemos decir que Dishonored 2 no es una obre que tire de fuerza bruta buscando un realismo atroz como otros títulos. Arkane vuelve a apostar, como ya lo hiciera en el juego original, por un apartado artístico muy peculiar e inconfundible que, unido a las posibilidades que ofrece el territorio de Karnaca, conforma un apartado visual maravilloso, independientemente de la versión en la que estemos jugando. Tanto los escenarios (muy variados y diferenciables entre sí), como los personajes, los pequeños detalles de cada recoveco y la iluminación están cuidados al milímetro para resultar, en conjunto, una obra muy buena a nivel gráfico.
En cuanto al apartado sonoro, nos encontramos de nuevo con una buena banda sonora que, sin ser especialmente llamativa la mayor parte del tiempo, sí que acompaña bien y enfatiza ciertos momentos. Dishonored 2 se apoya más en los efectos sonoros, muy cuidados, y en el buen doblaje que tiene, para transmitirnos las sensaciones que, como jugadores, los responsables del título quieren hacernos sentir.
Por otra parte, en Dishonored 2 también se ha pulido en gran medida la IA enemiga, haciendo que, incluso en los niveles de dificultad más bajos, los enemigos sean capaces de detectarnos sin demasiada dificultad. Un detalle muy interesante es la gran capacidad que tiene esta IA para desviarse del comportamiento prefijado, de esa ruta que, en otros títulos del género, estudiamos minuciosamente. Dishonored cambia estas rutas y, a la mínima que el rival sospeche, se saldrá de lo establecido para complicarnos la vida (o facilitárnosla en algunos casos). Gracias a esto, tenemos una dificultad que está muy bien calibrada, haciendo que ir en sigilo suponga un reto para cualquier jugador, pero castigando mucho menos por las detecciones a aquellos que jueguen en dificultades más moderadas.
Sin embargo, el rendimiento es algo muy distinto y, si bien es cierto que en PlayStation 4 (plataforma en la que hemos jugado la gran parte del tiempo) el juego corre de forma fluida sin fallos que lastren la experiencia, la versión de PC es harina de otro costal. Muchos usuarios han reportado fallos graves en el framerate e incluso crasheos que impiden la ejecución del juego. Nosotros no tenemos ninguna duda acerca de que Arkane Studios solucionará todo esto con parches más pronto que tarde, pero igualmente es molesto que se produzcan este tipo de cosas en un lanzamiento del calibre y, sobre todo, la calidad de Dishonored 2.
Por último, acerca de la duración del juego es bastante difícil hablar, ya que si Dishonored se basaba mucho en la rejugabilidad y en dominar los combos de poderes y ataques, Dishonored 2 dobla esta apuesta ofreciendo dos personajes con más habilidades exclusivas de cada uno y mapas aún más complicados. Completar las nueve misiones que componen la campaña por primera vez ha llevado en nuestro caso unas 15 horas. Sin embargo, al comenzar de nuevo con Corvo y tratar de hallar todas las runas y talismanes y completar las misiones sin matar y sin ser detectado, el tiempo invertido en ciertas zonas ha llegado a triplicar al original, por lo que la duración dependerá mucho de lo completistas que seáis.
En definitiva, Arkane Studios ha logrado traer de vuelta la fórmula que hizo de Dishonored todo un éxito, ampliando sus horizontes en todos los aspectos y creando una nueva obra que conseguirá enamorar a todos los fans de la saga, así como atraer a muchos jugadores ajenos a ella. La cantidad de opciones que se dan, la interesante historia y el genial apartado visual hacen de este Dishonored 2 una de las apuestas más sólidas de todo el año.
Pocos fallos se pueden buscar a un juego que, partiendo de una base ya muy buena, ha llegado a rozar la perfección en aspectos como el diseño de niveles. Dishonored 2 ha logrado volver a seducirnos, hacer que caigamos en sus manos que, para esta segunda entrega, forman un universo mucho más rico y profundo de lo que vimos en su precuela. La decisión de comprar un videojuego o no hacerlo siempre es vuestra, jugones, pero en este caso no tenemos ninguna duda en recomendar el título a cualquiera, ya sea fan de este tipo de juegos o no. Dishonored 2 es una obra de una calidad indiscutible, uno de esos juegos que con el tiempo acaban convertidos en obras de culto y que guardan un lugar especial en nuestra biblioteca y memoria.