Dragon Quest Builders 2
Analizado en Nintendo Switch
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Que Minecraft ha creado escuela, es algo que nadie duda después de que se haya convertido en el videojuego más vendido de la historia, por encima de grandes glorias como Tetris, Wii Sports o varias entregas de Mario. 176 millones de copias que han provocado que sean muchos los estudios que hayan fijado su mirada en la franquicia de Mojang para crear sus éxitos. Es el caso de Square Enix y su franquicia Dragon Quest Builders, una marca que llegó hace varios años (posteriormente se convirtió a Nintendo Switch) con una propuesta muy parecida pero más centrada en la narrativa, como ocurre con la saga original de rol.
En aquel momento, algo fallaba en un proyecto que podría haber sido redondo: el argumento, no destacaba y se volvía repetitivo. Las misiones, estaban mal integradas y, en numerosas ocasiones, no era fácil saber cuál era el siguiente paso a realizar. La división por episodios provocaba que nuestros progresos en la historia se perdiesen hasta en cuatro ocasiones; y la falta de un multijugador, impedía compartir nuestras creaciones como sí ocurría en Minecraft. Algunas de estas cosas, sino todas, ha cambiado, y nos deja una gran aventura de supervivencia (y algo de rol) que nos ha enamorado.
Quizás el aspecto menos cuidado de la obra es su historia, que vuelve a apostar por una narrativa sencilla basada en diálogos llenos de humor (que vuelven a haber sido traducidos de manera maravillosa al español, con presencia de diversos acentos como el andaluz, el gallego o el catalán). Volvemos a encarnar a un constructor, que conocemos en un barco en el que quiere ser asesinado por terribles monstruos; en cambio, se mantiene con vida un tiempo mientras realiza diversos encargos que nos sirven a modo de tutorial. Es entonces cuando una tormenta destroza la embarcación y nos envía a una isla conocida como "Isla del Despertar".
Una de las mejoras que encontramos es que decimos adiós a los engorrosos portales de la primera entrega: tenemos, por fin, un mundo abierto enorme, que es distinto para cada jugador, y dividido en diversas islas que ya no se acceden a ellas mediante dicho objeto. Tendremos un barco bien avanzada la historia y podremos ir en él en busca de nuevos materiales y enemigos. Mientras tanto, en la base principal, iremos capturando nuevos compañeros de viaje que nos ayudarán no solo en la ciudad, sino también en combate y a la hora de recolectar.
Por lo tanto, a modo de resumen, tenemos una historia algo más orgánica, un mundo más vivo y diferentes ambientaciones en las que obtener materiales totalmente diferentes. Se eliminan las barreras entre los mundos de la primera entrega y Square Enix nos presenta con Dragon Quest Builders 2 un mundo abierto y enorme para explorar.
Habrá dos tipos de jugadores que se enfrenten a Dragon Quest Builders 2 como ocurrió en la primera entrega: aquellos que completen los encargos principales, y nada más, sin importarles nada la decoración de nuestra base; y aquellos otros que buscarán materiales únicos para construir grandes edificaciones que sigan una línea única de diseño. De ello dependerá en gran parte el ritmo de la aventura, puesto que la historia ha sido diseñada con un sistema de misiones mucho más claro de comprender y que nos permite hacer un seguimiento de cada objetivo, mientras que descubrir los materiales más complejos de conseguir no será tarea fácil. Aún así, en ambos casos encontramos un ritmo que engancha gracias a su sensación de descubrimiento.
Una sensación apoyada en diversos ambientes; parajes muy diferentes; mucha más cantidad de objetos y materiales; objetivos de misión más variados que en la primera entrega; mayor cantidad de recetas y, por lo tanto, más posibilidades de construcción; un sistema de progresión del personaje basado en niveles (una mejora significativa respecto al escaso rol del juego original) y una personalización mayor basada en las minimonedas... En definitiva, estamos ante un juego divertido de principio a fin, en el que podemos ser de esos jugadores que disfrutan de una historia de más de 50 horas, o de aquellos otros que aman construir sus diseños de ensueño.
Se han añadido rompecabezas, sencillos, que permiten romper la exploración para descubrir nuevos materiales, cofres o zonas ocultas. Esta novedad es algo que garantiza un sentido de la aventura mucho más trabajado y más logrado que en la primera entrega. Tampoco faltan nuevos utensilios como los guantes o el ala delta, o incluso una paleta que nos permite arrasar con grandes cantidades de tierra. Novedades que nos permiten hablar de una secuela y no solo de una expansión, como se pensaba en un principio.
El combate, por otro lado, sigue siendo un aspecto simple y secundario: sí, habrá momentos de lucha muy importantes y vuelven los ataques a nuestra base, pero tenemos pocas novedades entorno al mismo: nuevas armas, nuevos elementos de personalización con habilidades únicas y la progresión por niveles que hemos comentado.
Por último, el multijugador es el colofón de Dragon Quest Builders 2 y su añadido más interesante: podemos visitar las islas de otros usuarios para poder obtener nuevas ideas de construcción para la nuestra. Aunque puede parecer un añadido menor, permite que exploremos mundos inéditos y diferentes a los que hemos construido y se alargue la vida útil del videojuego de forma exponencial.
Hemos analizado la versión de Nintendo Switch, por lo que no podemos hablar de cómo luce en PlayStation 4; sí podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el mundo de Dragon Quest Builders 2 luce mejor que nunca, gracias a colores más vivos y una resolución, aparentemente, algo mayor. Es cierto que se ha sacrificado la tasa de frames en los momentos más caóticos, pero también es comprensible debido a que los combates son más multitudinarios que en la primera entrega. Eso sí, este leve problema no afecta a la jugabilidad, puesto que las caídas de fotogramas por segundo, en momentos, son inapreciables.
Lo que se mantiene intacto es el canto de un apartado artístico comandado por Akira Toriyama, creador de los personajes de Dragon Quest Builders 2 una vez más. Colorido, rasgos llenos de vida y animaciones muy divertidas son los aspectos más importantes de uno de los videojuegos que mejor lucen en Nintendo Switch gracias tanto a ese apartado artístico que acabamos de describir, como a un apartado técnico que aprovecha al máximo la consola (la distancia de dibujado es mucho mayor que en la primera entrega).
Por último, la banda sonora sigue estando al nivel que nos acostumbra la franquicia: grandes melodías épicas que nos acompañarán en casi todo momento de nuestras aventuras. Este aspecto nunca es descuidado en Dragon Quest, y este spin-off no es para menos.
Nos encontramos ante una aventura completa, larga, con infinidad de posibilidades; todo un homenaje a Dragon Quest y su legado. Es un videojuego que, como spin-off, logra lo que pocas veces se ha conseguido: superar a algunas entregas principales. Y esto se logra con mimo, con cariño hacia la marca, y con unas mecánicas bien implementadas.