Hay pocas empresas, sobre todo multinacionales, cuyos orígenes sean prácticamente los mismos que la evolución que haya sufrido con el paso de los años. Uno de los casos más notables es Samsung, una empresa surcoreana que empezó a funcionar en 1938, dedicándose a un sector completamente al tecnológico: la alimentación.
Samsung, con el paso de los años, se ha convertido en un ejemplo de empresa que ha sabido diversificar sus productos y servicios al mismo tiempo que evolucionar. Una capacidad de adaptación que ya se empezó a vislumbrar con unos comienzos tan curiosos, como interesantes.
¿Quién iba a decir que Samsung fuese fundada en 1938 en Su-dong (Corea) por un tal Lee Byung-chul y empezase a funcionar como una pequeña empresa de comercio que vendía alimentos, productos secos y pescado seco a clientes locales? Sin embargo, pronto Samsung (cuyo nombre quiere decir 'tres estrellas') se percató de lo importante que era diversificar sus operaciones; en caso de que una fracasase, podría apostar por el resto.
Durante los años 40, además de vender pescado y alimentos desecados, se lanzó a la aventura de la producción de la harina, la venta de textiles, la producción de azúcar y otras actividades comerciales. No sería hasta los años 60 cuando Samsung se empezaría a convertir en algo más parecido a lo que es hoy en día la multinacional.
Samsung Electronics fue la primera acción diversificadora de la empresa destinada a vender productos electrónicos. Nació en 1969 y en un primer momento sus responsables se dedicaron a la fabricación de televisores en blanco y negro, lavadoras y otros pequeños electrodomésticos. Un movimiento arriesgado, no obstante, dado que la electrónica era un campo prácticamente dominado por Japón y Estados Unidos.
Aún así, en aquella época Samsung no era la multinacional tecnológica que es en pleno siglo XXI. Era tan solo una pequeña empresa con una ramificación centrada en la producción de electrodomésticos básicos. Habría que esperar a los años 80 para que Samsung comenzara a fabricar sus propios semiconductores y microprocesadores. Lo mejor de todo es que se invirtió mucho dinero y tecnología para posicionarse como una opción líder en un mercado con competencia voraz.
Y finalmente llegamos a los años 90 y al acercamiento de Samsung a uno de los sectores que lidera en estos momentos: producción de pantallas LCD que le permitieron ser un fabricante líder en televisores de pantalla plana. Hoy en día, como muchos de vosotros ya sabréis, no hay quien le tosa a la firma surcoreana en este campo.
Y cuando los teléfonos móviles empezaron a protagonizar nuestra vida casi por completo, llegaron rápidamente los smartphones, esos teléfonos inteligentes en los que Samsung no dudó en participar. En el año 2000, la marca ya tenía en el mercado un teléfono capaz de conectarse a internet; 10 años más tarde, comercializó el Samsung Galaxy S, su primer smartphone como tal. Y hoy en día hablamos de una empresa que cuenta con una importante cuota de mercado (21,5%, vía Cinco Días), posicionándose en segunda posición tan solo por detrás de Apple.
Para Samsung, es elementar seguir siendo una empresa líder en el sector tecnológico al mismo tiempo que trabaja en la mejora y en la innovación. Centrando buena parte de sus operaciones en la producción de televisiones, monitores y teléfonos móviles, Samsung es a día de hoy una de las pocas marcas que ha explotado el concepto de 'móvil plegable'. Un ejemplo perfecto de lo que caracteriza a una empresa que empezó vendiendo pescado seco, y se ha posicionado en lo más alto de la industria tecnológica.
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