La industria musical ha evolucionado mucho con el pasar de los años, especialmente durante todo el último siglo. Hemos visto un sinfín de géneros nuevos, ramificaciones de los antiguos y cómo numerosos artistas han logrado crear cosas nuevas e incluso popularizarlas. El punk o el grunge son sólo algunos de los ejemplos que triunfaron cuando parecía que estaba todo inventado.
Pero como muchos sabréis, hay quienes piensan que la industria musical se ha "prostituido" hasta límites insospechados. Lo que antes se consideraba un claro y digno arte, ahora parece haberse convertido en una factoría de productos que se alejan de dicho concepto. Y ahora las productoras priorizan mucho más la búsqueda del dinero y atraer a las masas que la búsqueda de la calidad. Eso ha provocado que, entre otras muchas consecuencias, se cree una "guerra de volúmenes".
Desde hace unos años, se ha estado viendo cómo las canciones más populares a menudo suenan durante casi toda su duración con un volumen notablemente mayor a los grandes clásicos de la música. Esto es algo que está hecho a propósito por parte de las productoras, pues buscan que sus canciones, productos o como queramos llamarlo suenen más fuerte que el resto de la competencia cuando sean reproducidas en radios, emisoras, televisión o plataformas como Spotify o SoundCloud.
¿Cómo hacen para intentar destacar y ganar esta "guerra de volúmenes"? ¿Acaso es que las canciones de los 80 no sonaban tan fuerte como ahora? Lo cierto es que no es tanto el volumen general de la canción, sino las dinámicas, con lo que juegan las productoras.
La dinámica de una canción es el intervalo de volúmenes a lo largo de la misma, marcando mayor o menor intensidad dependiendo de la parte de la canción. Por ejemplo, si escuchas una canción y hay una parte más tranquila, el volumen será más bajo que en el estribillo, que a menudo es más intensa. Si una canción tiene variaciones de volúmenes, significa que tiene dinámica. Y la dinámica es algo muy importante para la música, pues le da color a las canciones y sensación de que son orgánicas. Es otro factor con el que jugar a la hora de componer.
Sin embargo, las productoras se han cargado las dinámicas en muchas de las canciones actuales para que así suene con un volumen muy alto de principio a fin, destacando así por encima del resto. Y en eso consiste la guerra de volúmenes. De hecho, este vídeo de Tracker Bits explica a la perfección y de forma resumida lo que estoy comentando. Podéis verlo a continuación:
Sinceramente, creo que es el menor de los problemas en la industria musical actual, pero sin duda es una de las consecuencias de que la música se haya convertido en un intento de atraer masas con canciones 'easy-listening' y de haber perdido el interés en priorizar calidad por encima de cantidad. Por supuesto, hay muchísimos artistas, tanto populares como más de nicho, que no participan en esta guerra y sus canciones están llenas de dinámica. Pero en definitiva, era algo que no existía hace varios años, y quién sabe con qué nos encontraremos dentro de una o dos décadas.
CONTENIDO RELACIONADO
Si nunca has hecho este método, podrás optar a este dinero de forma extremadamente sencilla
El set de cartas más prometedor aterriza de forma oficial en todas las tiendas especializadas del mundo
El servicio de Inteligencia Artificial ha dejado de funcionar aparentemente para muchos usuarios en todo el planeta
La isla de Archazia ha sido corrompida por la magia de Jafar, cuya fuente de poder se haya en la Corona Hexamántica ¿lograrás recuperarla?
En este ranking descubrirás qué figura del gobierno cuenta con un salario más alto en pleno 2025
Según los datos del INE, existen municipios cuya población está compuesta en más de un 70% por personas con otras nacionalidades
El nuevo Norwegian Aqua, estrenado en 2025, posee un tobogán más conocido como una 'montaña rusa automática'
España, fábrica de nuevos ciudadanos europeos
Ese rechazo que sientes al oír tu voz tiene una razón lógica y le pasa a casi todo el mundo
Patrick Rothfuss está decidido a publicar Las Puertas de Piedra cueste lo que cueste
Estas colecciones artísticas sin posibilidad de reimpresión se han convertido en verdaderos tesoros
¿Y si le preguntásemos a la IA acerca de los peores presidentes del Gobierno que ha tenido España?