Volar es algo que a muchos nos encanta, pero a otros tantos le da un miedo terrible. En cierta manera, tiene sentido que no comprendan cómo un monstruo de acero y varias toneladas sea capaz de mantenerse en el aire durante trayectos tan largos. Obviamente, eso es algo que está más que estudiado, y de hecho lo explico en este artículo:
Pero hay diversos motivos por los que estas personas pueden tener miedo a volar o incluso sufrir una gran ansiedad. Y uno de los más comunes son las turbulencias, esos movimientos erráticos y repentinos del avión que hace parecer que la aeronave se va a desestabilizar y a perder el control. Como muchos ya os imaginaréis, aunque las sigáis temiendo igual, las turbulencias no son peligrosas para el avión. Así que en este artículo os voy a explicar qué son realmente y cómo puedes intentar mantener la calma durante el vuelo.
Las turbulencias son cambios repentinos en el flujo del aire que puede deberse a diferentes razones que explicaré luego. Estos cambios repentinos "balancean" o "sacuden" al avión. Pero en términos simples, estas turbulencias son muy similares a un bache en la carretera, por lo que la sensación que provoca volar por turbulencias es muy similar a la de conducir por una carretera que no está en buen estado.
Pueden ser diversas, pero las más comunes son:
Los aviones están extremadamente bien diseñados para soportar turbulencias graves. Muy rara vez pueden llegar a suponer un peligro real para la aeronave, tripulación y pasajeros. Es más, los aviones están construidos no sólo con estructuras extremadamente resistentes, sino que también sus alas son muy flexibles y son capaces de someterse a muchísima presión.
Además, los pilotos están muy bien entrenados para lidiar con todo tipo de turbulencias, además de que tienen los instrumentos necesarios para evitar una zona de turbulencias demasiado graves en caso de que sea necesario. En resumen, las posibilidades de que unas turbulencias provoquen un accidente son extremadamente bajas.
El mayor problema de las turbulencias es que son muy incómodas y molestas. Hay personas que las pueden llevar bien, pero hay otras a las que puede provocarle ansiedad con mucha facilidad. Sin embargo, como digo, no suponen una amenaza para el vehículo. Eso sí, pueden provocar daños leves a los pasajeros si no se toman las precauciones necesarias, como llevar el cinturón de seguridad abrochado.

En conclusión, las turbulencias no son peligrosas para el avión y están bastante lejos de ser capaces de provocar un accidente. Primero, porque el avión está diseñado de forma muy meticulosa para ser muy resistentes y no sufrir daños ante estas variaciones del aire. Segundo, porque los pilotos están entrenados sobradamente para lidiar con todo tipo de turbulencias. Y tercero, porque los instrumentos de un avión moderno es capaz de minimizar los efectos de las turbulencias e incluso de avisar de dónde hay turbulencias fuertes para que los pilotos puedan evitarlas.
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