El último capítulo de La Casa del Dragón ha sido muy intenso. De principio a fin ha habido varias conversaciones tensas, insultos, secretos revelados e incluso dos asesinatos a sangre fría. Uno de los principales instigadores de todo este caos y violencia ha sido el alocado y salvaje príncipe Daemon Targaryen.
Desde el principio de La Casa del Dragón ha quedado bien claro que el hermano menor de Viserys I es una bala perdida y nunca sabemos cuál será su próximo movimiento. Después de invadir Rocadragón, lanzar una guerra en los Peldaños de Piedra e intentar hacerlo con su sobrina en un burdel, pensaba que ya no me podría sorprender. A pesar de ello, en este último episodio ha demostrado que es una verdadera víbora:
En primer lugar, el asesinato de su esposa y los insultos a su familia suponen un grupo de enemigos que se opondrán al príncipe siempre que puedan. Aun así, lo más probable es que no tengan el poder de hacerle mucho, ya que no tienen pruebas del crimen y Daemon es un miembro de la familia real. A pesar de que lo más seguro es que no pague por lo sucedido a Rhea Royce, también está bastante claro que los Arryn le denegarán el acceso a Piedra de las Runas.
Así, lo que más afectará al futuro del príncipe es su nueva relación con Laena, con la cual tendrá varios hijos. Además, este beso con Rhaenyra nos ha mostrado que la heredera al Trono de Hierro sigue sintiendo algo por él. Así, es muy probable que en algún momento veamos cómo ambos Targaryen intentan hallar una forma de casarse a escondidas.
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