Cuando una serie que es buena no obtiene los resultados que merece, me cabreo, y mucho. Es lo que me ha pasado con 'La diplomática', el thriller político de Netflix centrado en la nueva embajadora de Estados Unidos en Reino Unido cuya segunda temporada acaba de llegar a la plataforma de streaming. Y lo ha hecho con unos malos datos de audiencia (poco más de 5,5 millones de visualizaciones en su estreno según Top 10 de Netflix), pero con nuevos episodios que mejoran lo que ya era bueno en la primera temporada.
Es muy posible que aún no hayas dado una oportunidad a 'La diplomática' pensando que ibas a encontrarte con la enésima serie política que aterriza en plataformas de streaming, pero aquí encontrarás más de una razón para adentrarte en una trama verdaderamente adictiva, que continuará de forma oficial con una tercera temporada ya confirmada.
Como muchos de vosotros no habréis visto aún 'La diplomática', mejor evitar spoilers y centrarme en hablar acerca de la primera temporada, y a rasgos generales. Partiendo de un posible conflicto entre Irán y Reino Unido, 'La diplomática' nos presenta un juego político de lo más interesante y apegado a la actualidad. Ahora bien, no hablamos de una serie tan 'seria' como lo fue 'House of Cards' porque Debora Cahn, su creadora, se atreve a introducir humor e incluso elementos propios de una telenovela que te mantendrán enganchados aunque intentes que no.
Política y vida privada se entrelazan en 'La diplomática' de forma maravillosa, destacando esos potentes cliffhangers que se guardan para el final de cada episodio. Es cierto que al mezclar lo político con lo mundano, la trama política es algo más simple que series de género similar, pero es precisamente esto lo que la diferencia por completo.
Centrándome ahora en el reparto, Keri Russell y Rufus Sewell interpretan a Kate y Hal Wyler, un matrimonio que se roba el show capítulo tras capítulo. Son figuras relevantes y de su relación depende en buena medida el devenir de los acontecimientos. Y por cierto, se agradece la química que hay entre ambos actores porque se nota a primera vista.
Como decía, no quiero hablar mucho acerca de la segunda temporada de 'La diplomática' porque considero que sería adentrarme en territorio desconocido para la mayoría de los que estéis leyéndome. Ahora bien, todo el potencial que se veía en la primera, se ha materializado en forma de capítulos redondos muy próximos a los mejores dramas políticos de Netflix. Puede que no sea tan brillante como 'The Crown' o como 'House of Cards', pero esa imperfección es lo que nos ha robado el corazón a millones de fans que ya esperamos con ansias su tercera temporada.
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