Durante el tercer episodio de The Last of Us la serie cambia su foco a los compañeros de Joel de los que tanto hemos oído hablar, Bill y Frank. Durante el capítulo vemos cómo Bill logra sobrevivir al brote original de 2003 y lo que hace antes de conocer a su compañero y enamorarse de él. La historia de estos dos personajes es muy bonita, pero termina de una forma muy trágica debido a la enfermedad que padece Frank hacia el final del capítulo.
Debido a que el Parkinson es incurable en la actualidad, encontrar un médico que pueda ayudar a Frank es imposible. Esto quiere decir que, aunque no estuvieran en medio de un apocalipsis zombi, no podrían curar su enfermedad. Tras aceptar esta realidad, la pareja decide planear un último día juntos, antes de morir de una forma muy trágica.
Este capítulo da mucho que pensar, ya que demuestra que, aunque el Cordyceps es una gran amenaza, hay otras enfermedades que podrían ser peores. Con esto quiero decir que, si bien se puede evitar el hongo, el Parkinson y otras afecciones de este tipo no dan tregua. De esta forma, mientras la humanidad se encuentra en ese estado debilitado, las demás enfermedades también suponen un peligro mucho mayor.
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