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Tengo la amarga sensación de que cualquier productor que se aventure a tocar una saga cinematográfica o televisiva que resulte mítica, se va a topar con fandom descontengo que se va a encargar de destrozar el proyecto, sin reparar en los posibles daños. Eso es lo que ha ocurrido con 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' desde su primera temporada; o con 'La casa del dragón' y su temporada 2.
Después de ver los 3 primeros capítulos de la segunda temporada de 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' y leer en redes sociales críticas muy negativas, he decidido que me planto. Es insorportable comprobar cómo el odio inunda todo en el ámbito audiovisual, sin analizar siquiera en detalle el producto que tenemos entre manos.
Objetivamente, 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' es una serie de notable. En X varios usuarios se burlaban de mi crítica publicada ayer: "Que ya era buena jajajajaja. Vaya basura de medio de desinformación que sois", decía un tal @albertomppp que, por cierto, se oculta en un perfil anónimo (¡qué valiente!). "Una serie que ya era buena xD jajajajajajaja", dice @UzuMi con una imagen de perfil que recuerda a Anonymous... Me tengo que reír.
Cansado del odio que se desprende en redes sociales contra los periodistas culturales que analizamos cualquier tipo de producto (videojuego, serie, película o anime), voy a desmontar vuestras críticas hacia 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' y demostrar por qué, como serie, es mucho más que buena.
J.R.R. Tolkien fue un autor nacido en 1892 que se despidió del mundo hace más de 50 años, en 1973. Un escritor de otra época que pese a adelantarse varias décadas en muchos aspectos, partía de una narrativa tradicional anclada en un modo de vida conservador. Os aseguro que leer 'El Señor de los Anillos', 'El Hobbit' o 'El Silmarilion' en pleno 2024 si nunca antes has leído fantasía de literatura clásica puede hacerse cuesta arriba.
Hablando del legado de Tolkien, este no es intocable. Lo hemos comprobado también con 'Dune', con libros escritos por sus descendientes que no hacen honor a las primeras entregas. Y no pasa nada. Cada autor está ligado a una época, y al igual que Peter Jackson apostó por una adaptación más fiel (al menos en el caso de 'El Señor de los Anillos', porque 'El Hobbit' no lo es), los responsables de 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' han preferido reescribir algunas convenciones, apostar por un reparto más diverso y profundizar en una línea temporal muy poco explorada hasta la fecha en cine y televisión.
Y pese a todo, nos han escuchado y han apostado por mejorar. De momento, no tiene los derechos de 'El Silmarilion', pero esa mejora sustancial en la narrativa es algo que ha quedado demostrado ya en los primeros episodios de la segunda temporada.
No creo que haga falta desmontar esta crítica. Quien la hace queda retratado. Quién critica un aparente exceso de diversidad no hace más que demostrar su odio. Son personas machistas, racistas, xenófobas, homófobas... Y negar la mayor no funciona, al menos no para mi.
La de críticas que se han leído hacia el personaje de Galadriel por convertirla en protagonista, cuando hemos tenido mujeres tan fuertes y valientes como ella en la saga, incluyendo la versión de Galadriel interpretada por Cate Blanchett. Hablo de la elfa Arwen, o de la guerrera Éowyn. Mujeres que demostraron en 'El Señor de los Anillos' que ellas también tienen un papel predominante en el destino de la Tierra Media.
Es evidente que la narrativa de 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' es sosegada. Pero decir que no ocurre nada... En la primera temporada, fuimos testigos del ascenso de Sauron y de la creación del Monte del Destino; de la forja de los primeros anillos de poder y de varias subtramas que se seguirán desarrollando a lo largo de los nuevos capítulos.
Que una serie sea lenta, no implica que sea mala. No diría que la trilogía de películas de 'El Señor de los Anillos' sea precisamente ejemplo de ritmo rápido. Tramas políticas empañan la saga constantemente, más aún en unos libros que se hacen complejos de leer precisamente por lo detallados que son sus tomos. ¡Y qué decir de 'El Silmarillion'! La novela que debería ser base de 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' (aún no han obtenido sus derechos aunque se rumoreara tras la primera temporada) no es para todos los gustos, y bastante que su adaptación se está realizando con tanto mimo y cariño hacia el legado de Tolkien (por mucho que digáis lo contrario), basándose en ciertos apédices de los libros.
Agradezco que Amazon Prime Video se arriesgada con 'El Señor de los Anillos: Los anillos de poder' y vaya con todas con una serie tan compleja a nivel narrativo, en la que el espectador debe permanecer atento a cada detalle para no perderse nada. Un producto casi redondo al que tan solo le faltaba tiempo para evolucionar en una segunda temporada que ha empezado por todo lo alto, con una Tierra Media a punto de adentrarse en un conflicto que la cambiará para siempre. Y quién la critique, temo decir que tiene muy mal gusto. Que vea mejor la telebasura que abunda en televisión. O se ponga la última de 'Elite', que ahí sí que van rápido (en todos los sentidos).
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