El otro día estaba haciendo limpieza exhaustiva en la que era mi habitación en la casa donde crecí con mis padres. Ya sabéis de qué tipo de situación hablo: los ojos llorosos y la tráquea semicerrada por culpa de sacudir el polvo del fondo de cajones que llevaban años sin abrirse, tirar lo que viene siendo el 15% de tu adolescencia desechando todo tipo de auriculares baratos rotos y discos verbatims repletos de vete a saber qué contenidos. Ahí estaba yo; a la búsqueda de un tesoro retro que me sacase de pobre después de venderlo en ebay cuando, de repente, me topé con una bolsita de grajeas de sabores de Harry Potter caducadas desde 2017.
Fue entonces cuando recordé que las compré para hacer la gracia con los colegas por culpa de un reto que se había viralizado en Youtube, pero la risa me debió durar poco porque la bolsita estaba casi llena y tiene pinta de que aquello dejó hacerme gracia cuando cayó en mi boca la primera grajea sabor a vómito. Lo que sí estuvo rondándome la cabeza mientras sostenía aquel envoltorio de plástico con certificados de calidad de la Unión Europea de origen claramente dudoso fue que me sorprende a veces lo poco nostálgico que soy.
Quizás estabais pensando en uno de esos textos en los que ahora iba a pasar a contaros cómo Harry Potter esculpió mi adolescencia y cómo aquel momento de las grajeas me trasladó a una conversación metafórica con mi yo de 13 años; aunque dudo que escuchase una sola palabra de lo que decía, dado que en aquel momento estaba obsesionado con cómo acercarse a la chica nueva de su clase a la que escuchó hablar de Naruto en uno de los recreos.
Todo esto lo digo porque aquella bolsita de grajeas acabó en la basura, sin acrobacias metáforicas ni florituras literarias. Sin regresiones al pasado que me obligasen a darle una capa de embellecedor a lo que iba a ser mi aventura en Hogwarts Legacy. Pero entonces, con lo cínico y antinostálgico que soy... ¿Por qué me ha fascinado tanto el juego? ¿Qué es lo que ha logrado que el andamio que he erguido a lo largo de todos estos años para construir mi adultez se haya desmoronado por completo? Llevo varios días sin entender qué efecto ha tenido en mi y es algo que me saca de quicio.
Hogwarts Legacy es como una cebolla
¿Habéis cortado alguna vez una cebolla? Digo esto como si fuera algo digno de que se hiciera en otros planetas y no en el nuestro, pero creo que la metáfora me viene de lujo a la hora de describir lo que vais a sentir con Hogwarts Legacy en las primeras diez horas de juego. Cada sistema que se te presenta en poco tiempo no es más que la antesala del siguiente; cada capa del juego esconde otra más debajo de sí misma, haciendo que, cuando quieras darte cuenta, la intro del mismo desemboca en un monstruo gigantesco repleto de contenidos diversos para no soltarte del brazo durante decenas de horas.
No voy a revelar absolutamente nada de lo que podréis encontrar dentro del juego en este último sentido, pero tenéis que quedaros con que hay mucha, muchísima (por dios, hay ocasiones en las que resulta hasta excesivo) vida más allá de los muros de Hogwarts.
Coleccionables de todo tipo, un castillo repleto de secretitos y referencias al material original, campamentos, mazmorras y otras zonas de interés fuera en el mapa, numerosas tiendas que abren sistemas de juego que se interconectan entre sí, fabricar pociones, varitas, montar en escoba (y más cosas conforme avanza la aventura), desbloquear hechizos. Todo ello llevándome a una décima hora de juego en la que se me seguían presentando mecánicas nuevas hasta que mi cabeza o único que pensó fue: ¿es que nadie va a detener esta maldita locura?
Hogwarts Legacy no existiría sin el Hogwarts de Hogwarts Legacy
Acabo de llegar al punto en el que entiendo por qué Hogwarts Legacy ha hecho algo en mi cabeza que no soy capaz de comprender del todo. Quiero explicaros lo increíble que es el mundo que hay recreado en el juego, pero me da una pereza terrible hacerlo por un motivo: cualquier cosa que diga sobre la atención al detalle o del cariño que hay dedicado a cada maldito árbol que hay puesto en los caminos del castillo no hará justicia a lo que he sentido en realidad.
Os prometo que llegó un punto en el que dejé de contar los momentos en los que apareces en una sala y dices: ''¡Anda! Pero si esto es -incluir referencia al material original aquí -'' Soy literalmente incapaz de describir tanta complejidad, de acotar los laberínticos rincones de la academia, de siquiera transmitir a otra persona lo que se siente al recorrer sus pasillos y sumergirte en sus miles de referencias.
Y creo que cuando una mente no es capaz de describir lo que ha visto es porque esta experiencia es tan profunda que no merece ser desvirtuada y reducida a través del uso de las palabras. Hogwarts Legacy es, en este sentido, un juego que merece ser vivido por uno mismo y no retransmitido a través de otro.
El fan service al servicio del fan, no de la marca
¿Os ha pasado alguna vez que habéis ido al cine a ver una película sobre el regreso de una saga mítica y habéis sentido constantemente un deseo desesperado por parte de sus responsables de que te guste con el mero fin de capitalizar tu nostalgia? Hay veces en las que he salido del cine pensando: ''¿Pero quién era esta gente y por qué me ha agarrado fuerte del brazo mientras me gritaba a la cara que les quisiera?'' Revivir algo no va de repetir escenas, secuencias o interacciones entre personajes que ya viste; sino de ir desplegando estrategias sutiles que lleven a tu sistema emocional a evocar algo parecido a lo que sentiste en su momento.
Por eso creo que el fanservice, en este sentido, no ha de ser un puñetazo brusco en la cara que haga que se te gire hacia el pasado de golpe, sino una mano amiga que te señale aquello que tanto te gustaba y te invite a que lo miréis juntos de nuevo durante un rato. El interés de Hogwarts Legacy, por suerte, no reside en que revivas lo que ya viviste con Harry Potter (porque entiende que eres un ser humano lo bastante hábil como para volver a ver sus películas cuando te dé el antojo), sino en que, desde la comodidad de lo conocido, tengas la oportunidad de experimentar cosas nuevas.
Ambientar el juego en una época totalmente diferente a la de los libros, presentarte personajes que no conocías y amenazas que no sabías que se resolvieron mucho antes de la llegada de Harry Potter es un acierto a todas luces. Sobre todo, porque ya sabes quién es Dumbledore, pero te mueres de ganas por saber qué directores le precedieron. Estás hasta las narices de Voldemort, pero desconoces que antes hubo otras amenazas en el mundo mágico casi tan jodidas como la de Aquel que no puede ser nombrado. En este sentido, Hogwarts Legacy es un movimiento magistral de fanservice bien gestionado.
¿Por qué no le he puesto un 10 a Hogwarts Legacy?
Me duele en el alma no haberlo hecho. He estado deseándolo, pero para mi un 10 no es sinónimo de perfección, sino de que un juego me haga algo en el cerebro que anule mi capacidad para hablar y no sepa ni describir por qué me ha gustado tanto. Todo videojuego tiene imperfecciones, pero hay algunas en Hogwarts Legacy que han hecho que me mantenga cuerdo todo el rato mientras lo analizaba. Son fallos menores, pero de esos que han impedido que me convierta en el anciano loco que grita a las nubes cada vez que le piden que describa lo bueno que es. Estas son las asperezas que más me han dolido de él:
Había una oportunidad de oro para crear personajes con los que realmente pudieras sentir un vínculo, pero he acabado sintiendo un total de 0 empatía por todos ellos ❌
El villano me ha dado risa por momentos. Entiendo que igualar a Voldemort es complicado, pero en ningún momento se me han puesto los pelos de punta con el de Hogwarts Legacy ❌
La trama, en general, cumple... Pero que no me pregunten de qué va dentro de dos semanas, porque no me acordaré ❌
El juego no te da mucha libertad a la hora de rolear dentro de la aventura; puedes ser un poco imbécil con la gente en los diálogos, pero nada más allá de eso ❌
Conclusión
Os he mentido en la introducción a este análisis. No es que sea una persona antinostálgica; no odio la melancolía, pero por la manera en la que se ha ido articulando mi vida, siempre pongo un muro de escepticismo ante todo aquello que intenta retrotraerme al pasado por un motivo: nunca me ha hecho bien no vivir en un momento que no sea el aquí y en el ahora.
Por eso creo que hay mucho valor en esa misma mentira con la que he empezado a hablar de Hogwarts Legacy, porque el juego me ha llevado a un estado en el que he visto imposible no sacar a la luz la verdad. Efectivamente, tiré esa bolsa de grajeas a la basura, pero he sido incapaz de separarme emocionalmente de Hogwarts Legacy. He querido valorarlo como videojuego antes que como un producto surgido de una de las sagas de mi adolescencia, pero no he sido capaz.
Algo tiene Hogwarts Legacy que me ha desmontado por completo. Quizás haya sido la sinceridad que he notado en todo lo que hace; de cómo no disimula en absoluto que es un juego creado por fans y destinado a fans. Como si fuese un amistoso intercambio de correspondencia entre dos personas que disfrutan hablando sobre un gusto común. Ahora, con esta lección de humanidad en el pecho, me toca a mi coger el testigo y hablaros a vosotrxs: compra y juega Hogwarts Legacy, cómpralo en la plataforma que sea, pero juégalo, por el amor de Dios.
Hogwarts Legacy es el juego con el que siempre había soñado. Jamás pensé que se pudiera hacer algo así con la saga Harry Potter. Avalanche se ha atrevido a crear algo nuevo, pero sin dejar de ser fiel al material original. Estamos hablando de uno de esos juegos problemáticos porque no solo ensombrecen todo lo que se ha hecho con la franquicia en el pasado, sino porque el siguiente título lo tendrá muy difícil a la hora de llegar al listón que ha puesto este. Hogwarts Legacy es el juego que todo fan de Harry Potter se merecía; una obra para la que no estaba preparado.
Gráficos
Jugabilidad
Trama
Libertad de acción
La enorme cantidad de guiños y referencias para los fans
La recreación de Hogwarts y sus alrededores es increíble
El sistema de combate es mejor de lo que esperaba
La gran cantidad de sistemas jugables que tiene por descubrir
La trama cumple, pero no es nada del otro mundo
Algunos sistemas prometen mucho, pero se quedan cortos
La ausencia de algunos elementos característicos de la saga como, por ejemplo, el Quidditch
Se hubiera agradecido un poco más de libertad en los diálogos o de toma de decisiones
Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.