Después de varias semanas masacrando orcos en Orcs Must Die! Death Trap, puedo decir que Robot Entertainment ha creado una experiencia que mezcla lo mejor de la saga con algunos giros interesantes. ¿Te acuerdas de esa sensación de satisfacción al ver una horda de orcos cayendo en tus trampas? Bueno, ahora puedes multiplicarla por cuatro gracias al nuevo modo cooperativo y algunas novedades interesantes que intentan mejorar una fórmula que ya de por sí estaba bien, pero que me ha enfriado en algunos puntos.
El juego mantiene la esencia de la serie: proteger la grieta de oleadas de orcos usando una combinación de trampas mortales y combate directo. Sin embargo, el forzado sistema de cartas entre rondas y la estructura tipo roguelike intentan darle un toque fresco que funciona... la mayor parte del tiempo. ¿Está esta nueva entrega a la altura de las expectativas? Vente a descubrirlo y matemos juntos a esos orcos.
Seis guerreros, un objetivo, masacrar a todo lo que se mueva
Lo primero que llama la atención es el roster de seis personajes jugables desde el inicio. Cada uno aporta un estilo de juego único, desde el clásico guerrero con ballesta hasta un enorme oso de guerra llamado Kalos. La variedad es interesante sobre el papel, pero es evidente que algunos han recibido más amor que otros en su diseño y capacidades, un poquito más de atención aquí le habría venido que ni pintado la verdad.
El desequilibrio entre personajes se hace especialmente notable en partidas multijugador. Mientras Kalos destaca con sus potentes ataques cuerpo a cuerpo y habilidades de sanación para el equipo, otros como Mac (el androide con una llave inglesa gigante) o Sophie (una gata que habla sin ningún chiste felino) se sienten menos desarrollados y útiles en comparación, por tanto, este desbalance me genera algunas dudas, pero todos, a su manera, aportan algo interesante.
Un arsenal mortal para derrotarlos a todos
La variedad de trampas sigue siendo el núcleo de la experiencia, con más de 25 nuevas formas de convertir orcos en picadillo que se suman a los clásicos pinchos y lanzadores de flechas. El sistema de mejoras permite potenciarlas usando calaveras, la moneda del juego, añadiendo efectos elementales y aumentando su eficacia.
El problema surge con el ritmo de desbloqueo. El grinding necesario para maximizar tu arsenal puede resultar excesivo, especialmente si quieres experimentar con diferentes combinaciones. Las mejoras iniciales son modestas (un 5% aquí y allá), y se necesita mucho tiempo para llegar a los aumentos realmente significativos, lo cual llega a desesperar en muchas ocasiones.
La revolución del cooperativo con cuatro jugadores
El modo cooperativo para cuatro jugadores es, sin duda, la estrella de esta entrega y uno de los puntos más notables que nos encontramos, pues es de lo más divertido en casi todos los puntos. Los mapas se han rediseñado cuidadosamente para acomodar más jugadores, creando espacios que fomentan la coordinación y la estrategia en equipo. Ver cómo vuestro plan se desarrolla (o se desmorona espectacularmente) resulta tremendamente satisfactorio y divertido.
Entre oleadas, el nuevo sistema de "hilos" (cartas de mejora) nos permite optimizar y pensar bien las partidas para tener más posibilidades. Estas decisiones pueden cambiar drásticamente el curso de una partida, desde sacrificar la capacidad de colocar trampas por más barricadas hasta potenciar ciertos tipos de daño. Las discusiones con el equipo sobre qué mejoras elegir se convierten en momentos memorables.
La Fortaleza necesita reformas y las haremos nosotros mismos
La nueva Fortaleza de la Orden, que sirve como hub central, es sorprendentemente decepcionante. Es un espacio enorme, pero carente de vida, donde pasarás demasiado tiempo corriendo entre comerciantes para mejorar tus trampas y personajes. La comparación con hubs más dinámicos como los de Monster Hunter hace que esta área se sienta especialmente desaprovechada.
El problema no es solo estético. La disposición de los diferentes vendedores y áreas de mejora hace que la gestión entre partidas sea más tediosa de lo necesario. Es difícil no pensar que un sistema de menús más directo habría sido más eficiente.
Conclusiones
Death Trap demuestra que la fórmula básica de la saga sigue siendo tremendamente divertida. Los momentos de triunfo, cuando tus trampas funcionan en perfecta sincronía, o cuando lanzas a un orco hacia un pozo de lava para verlo rebotar entre sierras, siguen siendo igual de satisfactorios que hace una década.
Sin embargo, los cambios introducidos generan sensaciones encontradas. El sistema roguelike añade variedad con mapas que cambian entre partidas, pero la ausencia de una campaña tradicional puede decepcionar a los fans de la serie. Es un juego que brilla en compañía, pero que requiere un compromiso considerable para desbloquear todo su potencial.
Death Trap demuestra que la fórmula básica de la saga sigue siendo tremendamente divertida. Los momentos de triunfo, cuando tus trampas funcionan en perfecta sincronía, o cuando lanzas a un orco hacia un pozo de lava para verlo rebotar entre sierras, siguen siendo igual de satisfactorios que hace una década.
Apartado gráfico
Apartado sonoro
Apartado jugable
Apartado artístico
El modo cooperativo de 4 jugadores
Arsenal de más de 25 trampas nuevas
El personaje Kalos (el oso guerrero)
Mapas rediseñados para el cooperativo
Estructura tipo roguelike con mapas que cambian
El sistema de hilos (cartas) entre oleadas es interesante...
Ingeniero de Telecomunicaciones. amante de SEGA y todo lo que tenga que ver con Sonic. Nintendero por bandera y Game Pass en el corazón. Muy fan de Halo y las sagas Gears of War o Forza. Siempre con mi Steam Deck en la mochila...