Dragon Quest es una marca que siempre ha intentado brillar en Occidente con una Square Enix que ha promocionado varios lanzamientos de la saga para aumentar su popularidad; hablamos, por ejemplo, de Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito (entrega más exitosa en Occidente), de Dragon Quest IX: Centinelas del Firmamento o la subsaga Dragon Quest Builders. El año pasado, también realizó una importante labor promocional con Dragon Quest XI: Ecos de un Pasado Perdido, pero fue un gran fracaso comercial en Occidente.
Ahora, un año más tarde, nos llega Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido con una importante diferencia: no lo distribuye Square Enix, sino Nintendo, por lo que las labores de promoción recaen en la propietaria de Nintendo Switch, plataforma para la que se lanza esta versión completa con importantes novedades y logrando mejorar la obra de arte que fue el videojuego original.
Todo lo que hizo a esta entrega "ser una obra maestra", y más
Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido no inventa la rueda: desde la entrega original, todo está establecido: su jugabilidad, su historia, su mundo, su estilo artístico, e incluso algunas novedades como el modo 2D que llega directamente desde la versión de Nintendo 3DS estrenada exclusivamente en Japón. Pero sí redondea un título imprescindible para todos aquellos que sean amantes del rol japonés. Y lo redondea porque pule todas las aristas de un lanzamiento que se produjo el año pasado en Occidente (meses antes en territorio asiático).
La historia, como ocurre en todo Dragon Quest, tiene una premisa argumental muy simple y propia de un anime: un buen día descubres que eres el elegido, el Luminario, y debes lidiar contra las fuerzas de un imperio que quieren destruirte por el mal presagio que traes a su tierra. Eso sí, se reunirá con diversos amigos que harán de la aventura un paseo en el que descubriremos lo que es la amistad, el amor y "la unión hace la fuerza".
Seguimos sin tener a un protagonista que hable, algo que sigue sacando de contexto en algunas secuencias, sobre todo cuando los personajes se dirigen a nosotros y no tenemos palabras con las que responder. Pero se ha potenciado algo que ya estaba presente en la entrega original: en aquel entonces, las historias secundarias cobraban importancia y superaban en trascendencia al propio arco argumental principal del título. Como explicaremos más adelante, hay nuevas líneas de historia secundarias que nos han encantado.
Junto a la historia, hablamos de otro de los pilares que hacen de Dragon Quest XI: Ecos de un Pasado Perdido una obra muy especial: sus personajes, todos arquetípicos, pero a la vez, encantadores, y con motivaciones muy claras. En este sentido, la undécima entrega se parece más a lo visto en Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito, que a lo jugado en Dragon Quest IX: Centinelas del Firmamento, con personajes que en el segundo caso eran simples, sin profundidad y con actuaciones, a veces, cuestionables.
Su sistema de combate permanece casi sin cambios, con unos combates por turnos clásicos, que evolucionan poco respecto a otros títulos más innovadores, pero que consiguen crear enfrentamientos llenos de táctica y estrategia al tener que decidir si utilizamos una técnica especial entre varios personajes, o si es mejor guardar las fuerzas para la siguiente batalla. Esta técnica, llamada Inspiración, permanece después de cada combate si los terminamos aún "inspirados", y nos permite atestar importantes golpes de efecto que pueden dar la vuelta a las batallas.
No solo aumentan la defensa, el ataque u otros atributos de los personajes "inspirados", sino que además podremos realizar ataques finales muy potentes, llamados "poderes de inspiración", que se conjugan cuando algunos personajes han logrado ciertas condiciones (aunque también hay comandos de este estilo para personajes individuales, que no requieren la presencia de otro compañero "inspirado"). Además, no siempre son ataques físicos, sino que según sea el "poder", nos permitirá mejorar de forma muy notable nuestras estadísticas de todo el grupo, causar efectos negativos en los rivales o aturdirlos.
La progresión, eso sí, sigue intacta, tan solo con algunas nuevas habilidades seleccionables desde el árbol que requieren de puntos para activarse. Este árbol, junto a la tradicional subida de niveles y los diferentes simientes que vamos adquiriendo por el escenario gracias a la exploración (son muy numerosos) es lo que nos permite fortalecernos a medida que la aventura avanza. Obviamente, la elección de un equipo adecuado también subirá estadísticas como el ataque, la defensa, la salud o la magia, entre otros.
Por otro lado, el mundo de Erdrea sigue tan imponente como siempre, con el añadido de nuevas misiones que comentaremos en el siguiente apartado, pero con los mismos escenarios de la entrega original: grandes ciudades, espesos bosques y largos caminos a través de senderos en los que nos enfrentaremos a decenas de enemigos.
Las actividades secundarias, también tradicionales en la franquicia, son bastante interesantes para aquellos momentos en los que queremos desconectar de la aventura principal, aunque dos son las principales en Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido: el casino, elemento casi perenne en anteriores entregas y en el que podremos jugar al póker o a la ruleta, y la máquina de Limomisión, una tragaperras muy diferente en la que ayudaremos a un limo en su aventura por el mundo. Por otro lado, las carreras de caballos siguen siendo bastante simples, habiendo sido esta versión definitiva una oportunidad única de haber mejorado un minijuego que no pasa del "notable bajo".
¿Cómo son las novedades de la versión de Nintendo Switch?
En primer lugar, el elemento más importante es el modo 2D, ya que es una forma muy diferente de enfrentarse a Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido; es recomendable jugar a él una vez pasada la aventura principal, ya que el título fue concebido para ser jugado en su versión tradicional en 3D, además de tener una duración bastante menor por las propias limitaciones de la visualización gráfica. Eso sí, muchos serían los que, sin saber que es una modalidad anexa al título principal, pensarían estar ante un videojuego original tanto por la calidad de los sprites como de la propia estructura completa de la aventura.
Más allá del modo 2D, tenemos novedades menores como algunas habilidades exclusivas de esta versión; música orquestada que suena mucho mejor que la vista en PlayStation 4 y PC; diálogos doblados al japonés o al inglés (muy recomendable escucharlos en el primer idioma, ya que en inglés pierden expresividad) y misiones secundarias interesantes que refuerzan la historia de algunos personajes.
Sobre esto último, añadimos que algunas de estas nuevas tramas se ambientarán en mundos pasados de la franquicia (por cuestiones de spoiler no vamos a desvelarlos). Si el modo 2D era una carta a la nostalgia de los seguidores más tradicionales de Dragon Quest, estos nuevos contenidos secundarios permiten reforzar la creencia de que Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido es una gran lección de cómo cuidar a los seguidores de una marca.
Sobre las historias adicionales de los personajes principales, estas comienzan a aparecer en un punto determinado de la aventura que, si habéis jugado al videojuego original, será bastante obvio para vosotros. Son historias que ofrecen contenido fanservice para los antiguos jugadores de Dragon Quest XI, y que profundizan en las relaciones personales para los nuevos.
Sobre el apartado gráfico de esta versión definitiva, pierde muy poco respecto a lo visto en PlayStation 4 y PC; obviamente, Nintendo Switch es una plataforma menos potente que las mencionadas, pero solo lo apreciamos en la aparición de algunos dientes de sierra en el "modo televisor", en la reducción de la distancia de dibujado (sigue siendo muy amplia) o en algunas ralentizaciones en determinados momentos de alta carga gráfica. Eso sí, sobre todo el el "modo portátil", estamos quizás ante el videojuego que mejor luce en pantalla de toda la plataforma, con colores vibrantes y con una magistral adaptación del Unreal Engine 4.
Conclusión
En definitiva, una aventura imprescindible que debería triunfar en Occidente. No entendemos cómo el videojuego original no llegó a convertirse en el tremendo éxito que mereció en Europa ni en Estados Unidos, pero esto es una nueva oportunidad para que una aventura imprescindible llegue a la máxima cantidad de jugadores posibles. Una adaptación espectacular, con mejoras que hacen de Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido una experiencia única y diferente, y sobre todo, muy completa.
Square Enix ha decidido hacer de una posible versión "portátil" adaptada, su versión definitiva de un clásico instantáneo: decenas de horas de juego, combates por turnos fantásticamente ejecutados y una nueva forma de jugar en Occidente, el modo 2D, que hará las delicias de los más nostálgicos
Gráficos
Sonido
Duración
Jugabilidad
El apartado gráfico es supremo: una gran adaptación para Nintendo Switch que se convierte en lo mejor de la plataforma
Las historias secundarias nuevas ayudan a profundizar en los personajes
El modo 2D no solo es un añadido; es un juego completamente diferente
La música orquestada y los diálogos doblados suenan mejor que nunca
El universo; las localizaciones; el olor a clásico instantáneo
No deja de ser un sistema de combate de lo más clásico, aunque funciona a la perfección
En modo TV, la obra luce a una resolución menor que deja ver algunos problemas como dientes de sierra
Netflix, HBO Max, Prime Video, Disney Plus y Filmin, mis plataformas de streaming favoritas. Harry Potter, Marvel, DC, James Bond y Fast & Furious, mis películas comerciales preferidas. La vida es bella, mi película favorita. Así soy yo, y así seguiré.