Análisis Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered
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Análisis Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered

Un auténtico trabajo de artesanía

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  • Plataformas: PS4 Nintendo Switch PC
  • Fecha de lanzamiento: 20/09/2019 | 15/09/2022 (Xbox)
  • Desarrollador: LEVEL-5
  • Género: JRPG
  • Multijugador: No

Si tuviéramos que hablar de la maestría con la que el Studio Ghibli traza y representa los matices que hacen al ser humano lo que es, podríamos dedicar páginas e incluso libros enteros a una labor que se nos vendría sumamente grande por la riqueza de su trabajo. Desde aquellas obras que lanzan un mensaje de concientización haciendo uso de la creatividad y el folclore japonés, hasta aquellas que nos ofrecen un viaje intimista hacia nuestra más tierna infancia. Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca es, en cambio, un producto extravagante si lo comparamos con el resto de relatos de su carrera.

Y si decimos esto es por la idea de que el estudio de animación tuvo que acotarse a unos moldes tan concretos como los que ofrece el desarrollo de un videojuego y, aun así, supieron sacar pecho y prender la chispa suficiente como para crear un título inolvidable. Hoy, casi 6 años más tarde, Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered nos llega como un recordatorio de su legado pero, sobre todo, como una oportunidad para adentrarnos una vez más en el ideario Ghibli a través de un JRPG pulido y autoconsciente de sus virtudes. En definitiva, un trabajo de auténtica artesanía.

La artesanía del Studio Ghibli

Lo más llamativo de la labor del estudio en el juego es que, a pesar de que las bases mecánicas del mismo se construyan alrededor del concepto más clásico del JRPG, no permite que se ponga ningún tipo de barrera a su imaginación. La mano de Ghibli se deja ver en todos los apartados artísticos del título, desde esas animaciones faciales tan características hasta una banda sonora que se alza para acompañar las viva herencia de la fantasía japonesa que hay en Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered.

Y es que, tal y como ocurre en todo buen juego de rol, la obra que aquí nos ocupa propone un viaje para ir de lo pequeño a lo grande: para encontrar su punto de despegue en la vida cotidiana y acabar surcando los tópicos de la épica medieval, eso sí, apropiándose de la narrativa nipona y de sus cuentos y leyendas para entregar una obra que el público pueda recordar durante toda su vida.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

 

Nuestro protagonista se llama Oliver o, como lo pronuncian en japonés (el verdadero idioma en el que toda persona cuerda debería jugar al título), ''Orivá''. Un niño que, tras una serie de acontecimientos que no desvelaremos aquí porque no queremos aguarle la fiesta a ningún recién llegado, deberá viajar a un mundo paralelo donde la fantasía reina sobre la realidad. Y, precisamente, una de las mayores virtudes que posee el mundo de Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca es esa capacidad para absorber al jugador; para que esté completamente dispuesto a sumergirse en sus historias y satisfacer el deseo de explorar todos sus rincones.

Ahí es donde el generoso abrazo de Ghibli se nota con mayor fuerza, en el intento exitoso del videojuego por transportarnos a una edad más temprana: a aquella en la que podíamos permitirnos dejarnos llevar por la fascinación que provocan las historias sobre reinos imposibles. Porque, además de haber elaborado un lugar que desborda magia a raíz de su gran tamaño, el estudio también se ha preocupado por darle al mismo una mayor coherencia a base de cuidar sus detalles. Cada conversación es interesante y revela datos sobre el sitio en el que estamos, cada emplazamiento está lleno de vida y cada enemigo desborda carisma.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

En un viaje por la liberación de un reino y sus gentes, Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered demuestra que las grandes revoluciones nacen de los diálogos más mundanos; de la bondad que caracteriza al corazón; y, en definitiva, de la belleza que puede llegar a desprender el mundo si es mirado con la inocencia que cargan los ojos de un niño.

La ingeniería de Level-5

El segundo pilar sobre el que se sustenta Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered, concretamente todo aquello relacionado con su apartado jugable, es encarnado por el equipo de Level-5, el cual se ha encargado de dar forma en la obra a todo lo que esta contiene debajo de su estilo artístico. Así, y hablando en términos generales, nos encontramos ante un JRPG de corte clásico donde su sistema de combate y la progresión de los personajes son los principales protagonistas.

Empezando por el primer elemento, hemos de decir que los enfrentamientos se sustentan sobre unos pequeños guerreros llamados ''Únimos'' a los que podremos dar órdenes en el campo de batalla para que ataquen, se defiendan o lancen alguna habilidad concreta en función de la situación y del enemigo que tengamos en frente. Sin embargo, a las pocas horas de haber iniciado la aventura, Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca Remastered confabulará a nuestro favor para mostrarnos que las peleas son mucho más profundas de lo que parece a primera vista; sobre todo en el momento en el que te cuentan que puedes capturar a cualquier enemigo que te encuentres por el escenario para hacer uso de él más tarde en los combates.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

Y es que estos encontronazos cuentan con una serie de mecánicas, además de las ya conocidas de los JRPG, que van en pos de la dinamización de los mismos y, por tanto, hacia la meta de que combatir a un enemigo no se limite únicamente a emplear estrategias ofensivas. Algunas de ellas se traducen a la jugabilidad en forma de situaciones en las que podemos aprovechar la debilidad de cada rival para gozar de una clara ventaja táctica o en tener que recoger por el escenario de la batalla una serie de orbes que regenerarán nuestra vida y maná, lo cual hará que, además de mantener nuestra atención en la criatura que tenemos delante, debamos fijar nuestra mirada en lo que ocurre alrededor de ella.

Y, por si todo esto fuera poco, no dormiríamos tranquilos sin resaltar la idea de que, poco a poco, irán llegando aliados que se unirán a nuestro viaje, lo cual trae consigo un concepto claro y conciso: los combates pasarán de ser un íntimo intercambio de golpes entre dos contendientes a ser un ejercicio táctico en el que debemos comandar a un grupo para sacarle el máximo partido a sus habilidades.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

Precisamente, de esto último puede extraerse otra idea del diseño que Level-5 preparó para Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca: aquella que apunta a que su estructura jugable es una a la que, progresivamente, se le van sumando capas de profundidad. Algo que es visible, sobre todo, en el sistema de progresión de nuestros personajes y criaturas con los que cuenta el juego. Y es que al hecho de reclutar 'Únimos' debemos añadirle la posibilidad de evolucionarlos, darles objetos que encontremos en nuestra aventura para aumentar sus estadísticas y equiparlos con armas y piezas de armaduras con los que aumentar su ventaja en los enfrentamientos.

Sin embargo, estas capas no solo llegan con respecto a todo esto sino que también se despliegan como sistemas independientes a otros que muestran que esta obra planea sorprendernos con algo nuevo a la vuelta de la esquina en numerosas ocasiones. Desde diferentes sistemas de viaje rápido que harán su aparición a lo largo de la aventura hasta la posibilidad de ir a la caza de criaturas especiales, pasando por la oportunidad de craftear nuestros propios objetos con los materiales que vayamos consiguiendo.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

Obviando lo establecido, y a pesar de todas las virtudes aquí descritas, si en términos argumentales el marco que propone el género de los JRPG no era un impedimento para dejar volar a Ghibli sí que lastra algunos aspectos del trabajo de Level-5. Comenzando, por ejemplo, por la idea de que se nos exigirá un pequeño grindeo para poder hacer que las criaturas que se nos pongan por delante sean un reto accesible; si bien es cierto que esto no tiene que ser algo negativo por sí mismo, puede llegar a interferir en el ritmo de la aventura en sí. Es decir, truncar en cierta medida aquellas ganas que tenemos de encontrarnos con un nuevo reino y sus habitantes al tener que farmear experiencia y objetos de vez en cuando. Y es que, además de esto, las intenciones de Level-5 en encumbrar el sistema de combate como su elemento principal lleva a su diseño a mostrar un planteamiento de las mazmorras que se torna algo simple con demasiada frecuencia.

Por otro lado, se nota en cierta medida un gran contraste en las ganas de Level-5 de profundizar en lo jugable y, al mismo tiempo, contar con la necesidad de acotarlo para adaptarse a las directrices del género. Algo que se siente presente, sobre todo, en un sistema en el que deberemos restaurar el corazón de ciertos NPCs en función de la pata de la que cojee su forma de ser. Sin embargo, la profundidad que podría haber ofrecido este sistema se llega a apreciar como una oportunidad desaprovechada, especialmente por el hecho de que no dan espacio para que el jugador adivine qué necesitan los personajes al comunicarlo siempre de forma tremendamente explícita, convirtiendo lo que podrían haber sido pequeños puzles argumentales secundarios en un mero trámite para completar determinadas tareas alternativas a la trama principal.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

La manufactura de Bandai Namco

La coletilla de ''Remastered'' que acompaña al nombre del juego no llega en vano, aunque bien es cierto que nos encontramos ante una obra que necesita pocos retoques. La reedición de Bandai Namco se centra en aumentar la resolución y la tasa de frames por segundo con el objetivo de alzar las virtudes de Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca a los estándares modernos. Aun así, más allá de eso todo esto, se torna como la ocasión perfecta para aquellos que no pudieron echarle el guante en su día a un juego que ha envejecido sorprendentemente bien.

Una posibilidad que, además de lo que acabamos de mencionar, no se olvida de otros pequeños aspectos que ya la hacían grande en su día como, por ejemplo, una estupenda localización a nuestro idioma que nos deja perlas al nivel de imitaciones de ''Chiquito de la Calzada'' o frases como: ''Veo que la inteligencia te persigue, pero tu eres más rápido''; tornándose todo esto en un verdadero ejercicio de ingenio que no solo cumple con su cometido, sino que acaba añadiendo puntos al conjunto global de la obra.

Ni No Kuni: La ira de la Bruja Blanca

Conclusión

A pesar de los tropos en los que cae Ni no Kuni: La ira de la Bruja Blanca por encorsetar sus virtudes dentro de los márgenes concretos del género, nos encontramos ante un JRPG que destila cariño a través de todos y cada uno de sus poros. Porque, a nivel jugable, cumple con todo lo que uno podría esperar de los juegos de rol japoneses y, al mismo tiempo, ofrece mecánicas que intentan dotar a su diseño de un carisma único. Pero, sobre todo, porque la mano de Ghibli ensalza todo lo positivo que ha creado Level-5 en una aventura que hace arder el corazón con esa simpatía que se despliega desde los recuerdos de la infancia.

En definitiva, porque podría decir sin vergüenza ni apuro ninguno que las leyendas que viven dentro del juego y los cuentos que se narran en él me hacen revivir la tierna época en la que mi padre se sentaba a mi lado para leerme un cuento. Y porque, desde la sinceridad os lo digo, me veo contándole a mis propios hijos la valiente aventura en la que se embarcan Oliver y sus amigos para hacer frente a la temible ira de la Bruja Blanca.


Ni no Kuni: La Ira de la Bruja Blanca Remastered

Analizado en PlayStation 4

VideoGame
8.8
Puntuación Areajugones:
Notable
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El Studio Ghibli y Level-5 se vuelven a dar la mano en la remasterización de un juego mágico a nivel argumental y que cumple sobradamente con los requisitos del género clásico de los JRPG, dando lugar a una experiencia que, a pesar de algunas pequeñas imperfecciones que impiden que se yerga como un videojuego perfecto, se torna en una aventura difícil de olvidar.

Gráficos

Banda sonora

Jugabilidad

Duración

  • Un estilo artístico que rebosa carisma
  • El desarrollo de sus escenarios incita a la exploración
  • Los personajes son uno de los principales enganches de la trama
  • Un sistema de progresión profundo y lleno de posibilidades
  • A veces, requiere farmear experiencia para subir de nivel
  • En los combates menos complejos puede resultar repetitivo
Duración: 45-60 horas
Jugadores: 1
Idiomas: Voces en inglés y japonés, textos en castellano

Política de puntuación

Redactado por:

Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.